La navegación moderna precisa de una exactitud en la ubicación, cronometría y direccionamiento hacia diversos puntos geográficos, por lo que ha hecho del Sistema de Posicionamiento Global (GPS) una herramienta imprescindible que depende de satélites que giran alrededor de la tierra, emulando lo que describe el Génesis cuando el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.