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El riesgo de bendecirnos

28 de agosto de 2008

Tiempo de lectura: 8 minutos

 

 

Estuve hablando de los dos testimonios, normalmente hay un testimonio antes de que las promesas de Dios se cumplan en la vida de uno y después.

El testimonio que tuvo el pueblo de Israel en el desierto y el testimonio que tuvo el pueblo de Israel cuando entraron a la tierra prometida, son dos testimonios diferentes.  El primer testimonio se trataba que los Israelitas pasaron durante 40 años con la misma ropa, los mismos zapatos, comiendo maná y bebiendo agua de la misma roca.  Eso es muy espiritual, pero Dios nunca planeó que su pueblo pasara 40 años allí, si comieron maná por 40 años y bebieron agua de la misma roca, fue problema de ellos, Dios en su misericordia les dio para que sobrevivieran, eso era únicamente una provisión de Dios para que pasaran el desierto que se podía atravesar en 40 o menos de 40 días. Dios tiene provisión para uno mientras uno es probado para que la bendición llegue, no me malinterprete, no era ninguna maldición comer maná y beber agua de la roca, pero no podemos negar que es una maldición pasar 40 años donde se debe pasar únicamente 40 días.

Lo que empezó como una prueba de parte de Dios para saber qué tenían en su corazón terminó como un castigo, porque en Deuteronomio dice que Dios castiga como el padre castiga al hijo, hay cosas en la vida que te pasan que son una prueba que si dejas de obedecer a Dios empiezas a dudar de él, que dudar es un pecado, si tu dudas de algo que Dios te dijo tu duda está diciendo que para ti eso es una mentira, no podemos hacer a Dios mentiroso porque Dios es veraz y cuando nosotros le creemos lo hacemos veraz y cuando dudamos de lo que dice lo hacemos mentiroso, pasaron 40 días como prueba, el resto que obviamente siguió siendo una prueba para saber qué había en el corazón de los demás, era realmente un castigo, porque no hicieron lo que Dios les pidió ni confiaron, ni creyeron en él.

Deuteronomio 8:3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.

Lo que necesitamos para vivir  sale de la boca de Dios, la palabra puede producir todo lo que necesitamos o deseamos en esta tierra.

Después de comer pan durante 40 años, tú, tus hijos y tus nietos ¿Creerías que no sólo de pan vive el hombre o que sólo de pan va a vivir?  Yo creería después de 40 años que  sólo de pan vive el hombre.

Cuando estás pasando por una prueba y culpa del espíritu de incredulidad te tardas tanto en salir de ella y culpa de no escuchar a Dios y sus promesas crees que lo que te pasa es la voluntad de Dios para tu vida entera.  Cuando llegas a creer que lo que te pasa, que no es bueno, es la voluntad de Dios, hiciste de la prueba su voluntad, si su voluntad ya se hizo, no hay más que se haga.

Mucha gente cree con la mitad de la mente que deben mandar a sus hijos al colegio, universidad para que tengan algo con que ganarse la vida, sueñan con una casa, pero con la otra mitad piensa que prosperar no es de Dios.  ¿Quién de los dos es usted?  Si usted es los dos es un hombre de doblado ánimo y ese hombre de doble ánimo no puede conseguir nada de Dios, está escrito, por eso es que estás por conseguirlo y se va porque hay un pensamiento siempre contrario a alcanzar la promesa de Dios.

Si la voluntad de Dios era arroyos, manantiales, trigo, cebada, casas, etc. pero estoy en el desierto pasando una prueba y concluyo que el desierto es la voluntad de Dios ¿qué pienso de la Tierra Prometida? nada, porque pienso que la voluntad de Dios para mí no es la Tierra Prometida sino el desierto.

La gente empezó a hacer el maná y del agua, del desierto la voluntad de Dios entonces no pasaban la prueba, hasta que se levantó alguien y dijo: “Pasemos del otro lado, si Dios nos dice que pasemos es porque nos entregó a los enemigos en nuestras manos”.   Fueron los espías a la tierra,  les llevaban el racimo de uvas entre dos para que vieran lo que había del otro lado, pero siempre aparece alguien pesimista que habla de los gigantes.

Dios puede proveer mana, también puede proveer  trigo y cebada, pero las dos al mismo tiempo no las provee.  Puede haber agua de la roca y también arroyos y manantiales pero las dos al mismo tiempo jamás han coexistido, o es una o es otra, depende del lugar en donde estés.  Si estás en el lugar de la prueba come maná y bebe de la roca el menos tiempo posible.

Mientras no tengas desarrollado el poder de hacer las riquezas y el aguantar semejante bendición Dios te da poco para que no cargues mucho y no te mueras antes de tiempo, si Dios les da racimos de uvas gigantescas los mata en el desierto, era la misericordia de Dios el maná y el agua, pero era la bendición de Dios los arroyos, los ríos, el trigo, la cebada.

El Señor tiene su tiempo pero tú también determinas el tiempo de él.

Números 21:5-6  Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.  Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.

Dios no los había sacado de Egipto para que murieran en el desierto, los sacó para que lo pasaran rápido.    Dios te sacó del mundo para que pases un desierto, un tiempo de prueba rápidamente.   Cuando uno empieza a protestar normalmente miente, ellos estaban diciendo que no tenían pan y agua y sí tenían.

El Señor les hizo saber que no solo de pan vivirá el hombre a aquellos que entraron para ejemplo de los que nunca lo pudieron hacer, si ellos hubieran vivido de la palabra de Dios entran rápido, pero se pusieron a vivir del maná, cuando una circunstancia la tienes por mucho tiempo tienes la tentación de creerle a la circunstancia antes que creerle a Dios, empiezas a creer en tu enfermedad, en el desastre familiar, empiezas a creer que esa es la voluntad de Dios y yo te desafío hoy a que dejes de creer eso, no llames voluntad de Dios a lo que es únicamente una prueba para que en el momento de que pases la prueba él haga su voluntad.  Cuando pases la prueba verás la voluntad de Dios hacerse en tu vida.

No proteste, proteste contra usted si quiere, pero jamás contra lo que Dios ha prometido.

Deuteronomio 8:10-14; 17-18 Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.  Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy;  no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites,  y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; 17 -18 y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.

Hebreos 6:12  a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.

Si Dios te dice sé imitador de los que la heredan quiere decir que siempre hay alguien que hereda antes que otros, la envidia es enemigo No. 1 de conseguir las promesas de Dios cumplidas en la vida de uno, porque si tienes envidia del que ya prosperó ¿cómo lo vas a imitar?.  Cuando ves a alguien que ha prosperado debes preguntar cómo lo hizo para aprender, porque este pasaje me dice a mí que no todos reciben las promesas al mismo tiempo.  Los 10 espías que dijeron “No entremos” tenían que haber sido imitadores de los que sí entraron.  Sólo un humilde es capaz de imitar a otro, el orgullo es enemigo de la prosperidad de Dios.

Hebreos 6:13-14 Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente.

Deuteronomio 8:10-14; 17-18 (Biblia al Día) Tendrás de todo hasta saciarte y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te ha dado, ese entonces, será el momento de tener mucho cuidado.  Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios en tu saciedad para empezar a desobedecerle. Siempre hay el peligro de que cuando te hayas saciado y hayas prosperado, y hayas edificado casas hermosas y cuando tu ganado y rebaños se hayan engrandecido y tu oro y tu plata se hayan multiplicado, caigas en el orgullo y te olvides de Jehová tu Dios que te sacó de la esclavitud de la tierra de Egipto.  No pienses jamás que por tu poder y tu fuerza has obtenido esa riqueza.  Recuerda siempre que es Jehová tu Dios el que te da el poder para obtener las riquezas, y El lo hace para cumplir la promesa hecha a tus antepasados.

Voy a romper un paradigma, normalmente, cuando uno de pastor es bendecido con unción, palabra y prosperidad la gente empieza a decir que hay que cuidar a la persona, cuando el ministerio crece empiezan a decir que los pastores de las iglesias grandes pueden caer y entre más alto más duro la caída ¿De dónde sacan ese pensamiento? si entre más alto llega una persona más probabilidades hay de que caiga, cuidemos a Dios ¿O Dios nos cuida a nosotros?  Sacamos esos pensamientos de los dichos religiosos que hay en el ambiente, todos nos tenemos que cuidar de no caer.

Hay riesgo en no prosperar y en prosperar, dice la biblia “no me des pobreza no sea que robando blasfeme tu nombre o enriquecido me olvide de quien eres tú”  Hay riesgo, muchos dicen que cuando la gente prospera se olvida de Dios, no todos.  Los probó totalmente Dios en el desierto, no, porque si los hubiera probado totalmente en el desierto la escritura no diría “Cuídate de no volverte orgulloso y de olvidarte de Dios”, sino diría, “Yo sé que no importa cuánto los prospere nunca se van a olvidar de mí” no los terminó de probar, la prueba continúa, te saca de una y te mete a otra.  Dice que hay un peligro, nada más cuídate de no olvidarte que fui yo, Dios, el que te dio el poder de hacer las riquezas, cuídate de no volverte orgulloso cuando te dé casas, tú oro y ganado se multiplique.   Es un riesgo bendecirte, pero el riesgo se lo corre Dios, no tu.

Dios dice: “Tengo que levantar y bendecir a mi pueblo para que sepan que no lo saqué de Egipto en vano, que soy el Dios que cumple su pacto, voy a cumplirlo, ese que al hacerlo me corro el riesgo de que un día se olviden de mí, me voy a correr el riesgo que tú te olvides de mí, pero si fuera malo prosperarte por qué me correría el riesgo de hacerlo”

Es tanto el amor que Dios nos tiene y una sana economía es más importante para Dios de lo que nos imaginamos que con tal de dártela él asume el riesgo de que un día te olvides de él, tu corres el riesgo de volverte orgulloso y él, de que te olvides, la peor parte la tiene Dios, no nosotros. El Señor me dijo “Cash, diles que se arriesguen a creerme, yo me arriesgo a que se olviden de mí, es muy importante que mi pueblo sea bendecido”.  Eso se llama amor.   Le pregunté cuál era el ingrediente clave y me dijo “Agradecimiento, que no se olviden que yo los saqué del lodo cenagoso, que yo los levanté, que los salvé, que los limpié con mi sangre, pero eso depende de cada uno, yo igual te voy a bendecir.

Uno de los gestos que dice que te olvidas que Dios fue el que te levantó es cuando dejas de diezmar, cuando dejas el diezmo de último, estás diciendo que Dios va de último, Dios nunca te ha dejado de último, Dios es el que te ha dado y él ha asumido el riesgo de que te olvides de él. Dios no es el que te da poco para que nunca te olvides, Dios cumple su pacto, en ti está olvidarte o no de él.  Dios no es hombre para mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse.

Señor tu palabra se tiene que cumplir, tú eres veraz y el hombre mentiroso, cumple tu palabra, cumple el pacto que yo voy a cumplir con no olvidarme de ti, Espíritu Santo, guarda mi corazón que jamás me olvide que has sido y seguirás siendo Dios.

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