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En tiempo de crisis, ¡cree!

10 de octubre de 2006

Tiempo de lectura: 7 minutos

 

Lucas 15:8  El cielo se gozo cunado yo me arrepentí. El dragma se pierde, las mujeres tenían una diadema, y cuando esa diadema pierde un dragma, no era buena señal que la mujer estuviera así, era señal que la mujer no era tan buena, y al recuperarlo, ellas recuperan su reputación. Cuando tu pierdes un trabajo no lo haces por un mal desempeño, lo que has perdido es el dragma, lo que significa, perdiste reputación, perdiste testimonio, perdiste autoridad, la vida tenemos que cuidarla, lo que Dios nos da, hay que cuidarlo y bien.

Cada trabajo hay que cuidarlo, cada oportunidad. Pero el buen nombre y la buena fama es mejor que el oro y que la plata. Si tenemos un buen nombre recuperamos el dinero que un día perdimos. O cualquier cosa que hemos perdido. Si tu eres un buen padre y tu hijo se ha perdido, yo te aseguro que ese hijo un día regresa, por que ese hijo tarde o temprano se da cuenta de la clase de padre que tiene.

Muchos de ustedes saben que sin necesidad de que un banco quiebre, han  perdido más que eso. Pero la quiebra personal es mucho pero que eso, por que cuesta volver a recuperar lo que perdiste cuando perdiste el buen nombre. Cuesta recuperarlo, pero con la fe en el Señor se puede. Gracias a Dios muchos de ustedes tienen hoy un nuevo nombre. Y ahora las personas vuelven a confiar en ustedes ya que son hijos de Dios, por que tu conducta ha cambiado.

Dice que ella agarró una lámpara. Cuando nosotros perdemos algo, tenemos que agarrar la lámpara que es la Palabra. Tienes que limpiar tu vida, no tienes que andar consintiendo algún pecado. Esta mujer tuvo que remover todo para buscar el dragma. En una casa desordenada es más fácil que las cosas se pierdan, que un hijo se descarrile fácilmente. Tú tienes que tener Palabra y orden para que no se pierda nada.

Dios nos ha demostrado en la historia que El también ha perdido, se le perdió Adán, y para recuperarlo,  tuvo que mandar al postrer Adán y recuperar a todos los adanes. No se le perdió el hijo pródigo; Dios sí pierde, pero nos enseña cómo recuperarlo. ¿Acaso no tenía un banquete listo? Y uno de ellos le dijo: «He comprado una hacienda  y la tengo que ir a ver».

¿Cómo así que fue a ver una hacienda de noche? ¿O acaso era una excusa barata para no poder estar en la cena?

¿Quién compra sin antes ver? ¿Quién compra un carro usado y no lo prueba antes? Créeme que sí hay, un amigo compró un carro en una subasta; él decía que estaba súper barato, y cuando lo probó, no tenía motor.

Estaba la cena lista, y los invitados le dijeron que no, pero El no la perdió. Dijo que les llamaran a todos los pobres y hambrientos, pero que su mesa no se quedaría vacía. Los privilegiados se perdieron esa cena. Nunca desprecies lo que Dios te quiere dar. Por que siempre hay alguien a quien Dios se lo quiera dar. Nunca menosprecies los pequeños lugares. Lo importante no es si estas o no en el equipo, lo importante es terminar jugando.

Se pierde, sí; pero se puede recuperar con fe en su Palabra. ¿Cuántos creen en su Palabra? Eso es muy general, pero ¿crees algo de la Biblia? ¿Cuál es el versículo en el que crees? Pero si no tienes un versículo en qué creer, no crees en la Palabra.

Tú ya tienes la Palabra para pasar esa crisis, tu no necesitas un profeta que venga a decirte la palabra, lo que necesitas es creer la Palabra que Dios te ha dado, y espero que esté escrita en tu corazón, para que hagas uso de ella.

Cuando Jesús quiso bogar mar a dentro, escogió una de dos barcas, entro en ella y le dijo: Pedro aparta tu barca de la tierra. Si tú quieres que Jesús entre en tu hogar, en tu oficina, tienes que apartarte de lo terrenal. Y cuando estés allí, vas a decir, Señor he tratado de pescar toda la noche, pero en Tú palabra echare la red. Dios rige los tiempos, El es el Señor de los tiempos, no los tiempos señorean sobre El.

Jesús les enseña a los discípulos: Ustedes dicen que no es tiempo de cosechar, más él les dijo, alcen sus ojos que la mies esta lista. y luego dicen «¿de dónde apareció el trigo? Y es porque Dios es el dueño del tiempo, y puede dar y poner en el momento que El quiera, y no cuando tú creas.

Debes de vivir creyendo todos los días con fe, y no que hoy recibes la Palabra y el lunes ya empiezas a vivir conforme la palabra del mundo. Se los demuestro: todos están esperando el mes de diciembre y es porque nosotros creemos en nuestro tiempo. Pero por su Palabra el sol se detuvo, por ésta vamos a salir adelante. Es lo que necesitamos más que nunca. Dios no tiene límites para hacer las cosas. Es en su palabra que debemos de confiar para poder salir adelante. Es su palabra la que necesitamos más que nunca, más que otras cosas.

El cielo y la tierra se pueden acabar, pero la Palabra siempre permanecerá, y es lo único digno que merece que pongas tus pies. Lo único estable que existe es la palabra de Dios. Es lo único digno para que pongas tus pies firmes es su palabra.

Marcos 13, es la parábola del sembrador, El engaño de la riqueza puede ahogar y la vuelven infructuosa y la palabra que está viva que la pueden ahogar y el afán es enemigo del crecimiento espiritual, personal, financiero, el afán es enemigo de todo lo bueno. Jesús espera que esa Palabra dé fruto, pero por el engaño de este mundo, deja de hacerlo.

Jamás debe existir algo más importante que escuchar la Palabra, porque ese día, la Palabra será ahogada y después de tanto problema que te agobia ya no tendrás palabra con que dar fruto por que hace mucho la ahogaste.

Lo que necesitamos es tener vida abundante en el Señor, no puedes servir a Dios y a las riquezas. Cuando las riquezas tambalean, es donde se prueba el corazón de la gente, porque donde está tu tesoro, allí está tu corazón.

Busca primeramente a Dios y a su justicia y todas estas cosas te serán añadidas. Dice que busquemos su reino y las cosas nos seguirán. Pero cuando buscamos las cosas, Jesús es el que nos sigue. No puedes servir a los dos, hay gente que busca a Dios por las riquezas. Pero Dios le da riquezas a quien lo sirve sin buscarlas. Funciona totalmente diferente.

El bienestar es una añadidura al buscar su reino y su justicia. Deja que las cosas te encuentren a ti. Y no tú buscando las cosas.

Nuestro trabajo debe ser para Dios, y si trabajas para El, debes trabajar  bajo los códigos de trabajo de Dios. No vendas, no produzcas algo que sólo le hace daño a la gente. Porque Dios no puede estar allí, prosperándote. ¿Quién te dijo que puedes vender lo que sea? ¿Las leyes del país? Estas están debajo de la ley de Dios,  ¡vende lo correcto!

Hagur decía «no me des»; Jabes decía «dame». Uno de los dos tiene que estar en lo correcto y es Jabes, pero Hagur basaba su vida en su economía, porque decía: no sea que me des mucho y me olvide de ti, y si no me das, blasfeme a tu nombre, mantenme del sustento diario. Eso puede sonar muy maduro, pero es muy inmaduro, es espiritual, pero no, la verdad es que es muy carnal.

En cambio, Pablo no; él decía «dame», yo se vivir en pobreza y en riqueza, se tener abundancia y se tener necesidad, se comer y padecer hambre, Yo todo lo puedo en Cristo que me da las fuerzas. Eso es madures, la madures no se mide por lo que uno tiene, se mide por lo que uno es. Porque sabía que no podía olvidarse de Jesús, porque él tenía formado un carácter. No hagas girar tu economía alrededor de un carácter, gira tu carácter alrededor de tu economía.

Tienes la Palabra para pasar la crisis, pero agárrate de ella; tienes que creerla. Tú no puedes ser un alumno que hace anotaciones de la palabra y no la creas. Es un peligro poner tu vida a girar alrededor de la economía, porque tu vida va cambiar dependiendo de lo que tengas y no tengas.

¿Recuerdan cuando el profeta Elías llegó Y dijo que dejaría de haber comida y que por su Palabra también se quedó sin comer? (I Reyes 17) Pero los cuervos le llevaron comida y tampoco tenía qué tomar y lo mandó con la viuda a pedirle el último pan que le quedaba. La mujer le dijo que era lo último que tenía y que al terminarse esa comida, esperarían la muerte. El profeta le dijo que le diera de primero a él y que la harina y el aceite no se escasearían. El cumplió lo que había dicho. El problema no es la palabra que dice Dios y los profetas, sino la que tú dices, porque esa también se cumplirá. Se cumplió lo que Dios dijo y en lo que dijo la viuda, que su hijo moriría, y el problema no esta en lo que Dios dijo, ni en lo que el profeta dijo, el problema es en lo que tú hablas.

Dios no es Dios para decirte que no tienes que comer, que vestir; Dios es Dios para decirte, ten confianza no he visto justo desamparado, ni su simiente que mendigue el pan. El es justo para decirte sigue mi reino y mi justicia, no te hará falta nada. Tienes que tener en tu boca la Palabra de Dios. Dios dice que devolverá lo que la oruga, el saltón se han comido. Dios es un Dios de restauración, restaura tus finanzas, familia, iglesia, nación. El es un Dios que levanta ciudades.

Daniel 1:8 Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligare a contaminarse.

Estos hombres fueron tomados del pueblo de Israel y los llevaron a Nabucodonosor, éstos eran los más sabios del pueblo de Israel.

Lo que el rey había propuesto era que cada vez que le llevaran la comida, también llevarán una Palabra para poder contaminarlos.

Pero por eso, dijo Daniel que no comería nada para no estar contaminado.  Por que la palabra que estaba dentro de ellos se debería de conservar pura, para demostrarle al rey que sus palabras los mantendría en pie, no se doblegarían ante el rey por nada del mundo. Por que no estaban contaminados.

Cuando el pastor pone palabra incorruptible en tu mente, palabra que te hace crecer, palabra que te afianza en la fe, y para que cuando venga la crisis pases por cualquier tribulación, no es para que el lunes estés en una cafetería escuchando la plática de los reyes de este mundo contaminándote otra vez. Tú tienes que estar metido en la palabra de Dios, el Señor de Señores, Jesucristo el Hijo de Dios, entonces venga lo que venga estas firme en la palabra de Dios. No te contamines con la palabra que no es de Dios. ¡Amén!

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