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Fieles, leales y serviciales

03 de noviembre de 2012

Tiempo de lectura: 5 minutos

Ser fiel significa respetar el pacto que hemos hecho cuando recibimos lo que hemos acordado, pero ser leal es más que eso, porque implica fidelidad a pesar de lo que recibamos y de las circunstancias. La palabra fidelidad deriva del latín fidelitas que significa “servir a un dios”. Claro que cada quien escoge a quien servir, pero nosotros, hijos de Dios, le servimos a Él y a nuestros hermanos en la fe. Ser fieles y leales implica servicio. En cualquier relación es así, en el matrimonio, con los amigos, con las autoridades y especialmente con Dios, debemos servir a aquellos con quienes hemos establecido un pacto de lealtad. Eso provocará que nuestras relaciones mejoren y que nuestra vida sea más feliz.

Si fidelidad es sinónimo de servicio y si Dios es fiel, significa que es el primero en enseñarnos a servir a nuestros seres amados. Él nos ayuda, nos apoya y da sustento diariamente. Nos enseña que para recibir es necesario dar, y las relaciones se fundamentan en esa actitud de entrega y servicio que ofrece satisfacción, a pesar de que tal vez, no recibamos lo mismo a cambio. ¡Es tiempo de mejorar nuestras relaciones siendo fieles, leales y útiles!

El peor enemigo de la fidelidad y de la lealtad es nuestra actitud y las emociones que nos traicionan. Pablo les explicó esto a los corintios al ponerles como ejemplo a Eva, quien se dejó llevar por su deseo de ser como Dios, buscó promoción pero sin servicio y cayó en tentación, alejándose de la fidelidad que le debía al Padre1. Esto también puede suceder en cualquier relación que busquemos mantener. En la iglesia, a veces las personas se alejan porque se quejan de que alguien les hizo un mal gesto o se sintieron ignorados, cuando lo importante es ser fieles en el servicio a Dios. Los sentimientos nos hacen cometer errores contra la fidelidad.

Entonces, hay que estar atentos a tres momentos en los que especialmente debemos demostrar lealtad. El primero es cuando alguien nos confía una tarea que podemos hacer utilizando nuestros talentos. Recordemos que en Mateo 25, Dios nos habla de los talentos que ha dado a cada uno y que debemos poner al servicio de los demás para multiplicarlos. En la parábola leemos que se le dio a cada uno conforme a su capacidad, uno recibió cinco, otro dos y otro recibió uno. Dos de los siervos, fieles y útiles, produjeron el doble. Así que fueron puestos sobre mucho porque demostraron ser fieles en lo poco2. Lo mismo debemos hacer nosotros. Es necesario aprovechar nuestros talentos porque si demostramos fidelidad y somos útiles, seremos promovidos para recibir mucho. Dios delega tareas en tu vida, por pequeñas que parezcan, Él confía en ti. Aunque pienses que no es una gran comisión, es la que el Señor te ha asignado y con la que tienes la oportunidad de demostrar tu fidelidad y actitud de servicio. ¡No la desperdicies! Todas las tareas que el Señor nos asigna son importantes y valiosas. Nos ha encomendado predicar, sanar y liberar. 

En la parábola, uno de los siervos no produjo nada con el talento que recibió porque dijo que tuvo miedo3. No permitas que el temor te aleje de las oportunidades de ser útil. Él ya te ha dado los talentos y para que sean multiplicados debes poner manos a la obra. Si realmente quieres alcanzar nuevas alturas, debes hacer lo que te piden y algo más. En tu trabajo, al llegar y salir a la hora en punto, eres fiel, pero si te quedas más tiempo y ofreces esfuerzo extra, demuestras que eres leal, que eres útil y serás promovido.

El segundo momento para demostrar fidelidad, lealtad y servicio es cuando alguien nos envía en su nombre, para representarlo. En ese momento debes lucirte como la persona más confiable que existe. Pablo llevó el mensaje del Señor por toda Asia, pero no lo hizo solo, se apoyó en hombres de confianza a quienes enviaba en su representación4, delegándoles autoridad. La obra de Dios se sustenta en el trabajo de todos. Él es fiel y confía en nosotros para llevar testimonio a las naciones, demostrémosle que somos leales y nos dedicamos a las buenas obras, tal como nos encomendó5.

El tercer momento para ser fieles y útiles es en medio de una crisis, cuando debes concentrarte en tu llamado, en lo que te han encomendado y no en lo que estás viviendo. Al pasar dificultades nos aturdimos, pero el Señor nos pide que nuestra fe no decaiga y continuemos firmes enfocados en ser útiles y servir a los demás. Esa es la única forma de superar cualquier circunstancia, porque Dios tiene cuidado de nosotros, es fiel al cumplir Sus promesas, pero debemos demostrarle que nada nos aleja de Su presencia, no nos concentramos en los problemas sino en lo que nos ha pedido que hagamos. La fidelidad y lealtad que le demostremos al servirle es lo que nos sostendrá en medio de cualquier adversidad. No hay duda de que seremos zarandeados, pero es necesario para ser purificados y estar listos para ser promovidos. A Pedro le sucedió. Jesús le explicó que sería zarandeado como a trigo6, pero que volvería para confirmar a sus hermanos. Que tu fe no falte porque la crisis es tu mejor oportunidad de promoción. Satanás quiere verte hundido, derrotado, pero Dios nos dice que la prueba es solo un paso hacia la exaltación, si demostramos fidelidad, fe y actitud de servicio. Las épocas difíciles son las mejores para ser útiles y servir a Dios y al prójimo. Quizá piensas que es el peor momento porque estás abatido y tu mente no tiene espacio para nada más, pero debes hacer a un lado la angustia, busca ser productivo y verás que hallarás las soluciones. Tus talentos no deben ahogarse por los problemas, al contrario, ¡es la oportunidad para aprovecharlos! Dios, tu familia, tu país necesitan que seas fiel y útil en todo momento.

Entrégale tu corazón al Señor, pídele fuerza para habilitar tus talentos y que tu fe no falte. Esfuérzate por ser útil, fiel y leal todos los días de tu vida y verás que la promoción no se hará esperar. Dile al Padre: “Confía en mi, estoy listo para que me uses, nada impedirá que aproveche mis talentos para demostrarte mi fidelidad y lealtad”. 

 

1 2 Corintios 11:3 dice: Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.
2 Mateo 25:21comparte: Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
3 Mateo 25:24-25 explica: Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste, por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.
4 2 Timoteo 2:1-2 dice: Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.
5 Hebreos 10:23-24 aconseja: Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;
6 Lucas 22:31 relata: Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo.

 

 

 

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