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¡Haz tu justicia Dios!

16 de octubre de 2008

Tiempo de lectura: 7 minutos

 

 

Lucas 18:2-3 Diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.  Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario.

A veces pensamos que no tenemos adversarios o ignoramos que los tenemos, porque somos cristianos o algunos pastores, pero vaya si no, hasta de gratis tenemos.

Verso 4-8  Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?  Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?

Hasta los malos jueces de tanto estarlos molestando, les pueden hacer justicia, ¡cuánto más el Señor! Si has vivido injusticia en tu vida, es difícil comprenderlo. Cuando alguien te ataca y habla mal de ti, ¡qué duro! No sé, pero siempre hay en alguna oficina, alguien a quien le caes mal. A mí me pasó hace un tiempo atrás. Estaba aquí parado haciendo nada, y se para un hermano por ahí y me dice llorando: “Perdóneme, pastor, es que usted me caía mal”. En mi vida yo lo había visto. Y toda la gente viéndome y yo dije: “saber qué pensarán los hermanitos que le hice yo”, y se fue.

Eso pasa en cualquier momento y en cualquier lugar. A mí me pasó algo muy simpático. A mi hermana mayor le gustaba vestirse bien, y recuerdo que yo me compraba ropa bonita, mis chumpas de cuero y unos pantalones abombados. Recuerdo que mi hermana me decía constantemente: “préstame tu chumpa, tu suéter, y yo se lo prestaba”. En ese entonces, estábamos de la misma talla. En la tarde, llegaba yo a pedirle algo y no me lo prestaba. ¿Cómo así? Si yo le prestaba todo, y ahora no me podía prestar eso. Yo me ponía bien enojado. Y no era justo.

Hay gente que se queda con algo que era tuyo, con tu trabajo, tu celular, tu carro. Hay personas que ahí están y cuando menos sientes, te meten zancadilla. Cuando alguien te pone en mal con tus papás, o cuando tu esposo te está haciendo lo injusto y tiene otra, eso es difícil. A veces, la mujer vive oprimida y ya se acostumbra a eso. Para eso estás hoy acá, para que las injusticias dejen de estar ahí. A veces, uno de pastor llega con las ovejitas cuando tienen un problema, y en eso, siente que le dan una patada en el pecho. Las ovejas patean y más si están heridas. En una ocasión, llegué con un joven y le dije: “Yo creo que esa patoja no te conviene, por esta y esta razón”. Esa oveja se enojó conmigo, habló con su papá y con su tío que era amigo del pastor Cash, en fin se me volvió un problema. Hoy quiero hablarle de la injusticia.

Mateo 5:38-42 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;  y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.  Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.

Cuando vaya a vivir una injusticia, lo que Dios nos recomienda es que usted se deje. “El que quiere ponerte en pleito dale la capa”. Y uno si se pone a pensar de forma natural, a ninguno nos gusta. A usted no le gusta que lo asalten. Lo que Dios está diciendo es “déjate”. Sinceramente, a veces la persona que se lo pide, lo hace en un tono feo; uno se siente menospreciado, humillado.

Mateo 5:43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo,  y aborrecerás a tu enemigo.

A uno le dan ganas de amar a nuestro prójimo y aborrecer a nuestros enemigos. Cuando uno está en lo natural, así piensa. ¿Cuál es la fórmula de Dios?

Verso 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.

Uno a veces dice: “¿Será que los ama tanto a ellos como a mí? Y sí, así es.

Si usted no hace lo que dice aquí de amar a su prójimo y a sus enemigos, ahí tiene una condicionante. Verso 45-46: Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?

Recompensa. El Señor dice: “Cuando te ultrajen, hazlo,” vas a ir tras la recompensa. ¿Usted cree que Dios está ciego? ¿Que ya no castiga? Ese es el problema: que muchos se han olvidado que El sigue castigando, y lo hace. Dice en el verso 47-48 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

A uno le dan ganas de hacer su propia justicia en todo momento, y cuando uno lo hace, ahí sí se mete a problemas. Yo  le voy a hablar de la justicia de mi abuelita. Yo tengo a mi hermana de la que hablé, y a mí tía que casi son de la misma edad, se criaron como hermanas. En una oportunidad, mi hermana y mi tía se han dado una peleada, pura de telenovela. Ellas tenían aproximadamente 15 y 16 años. Una le dio a la otra en la cara en medio de la pelea, y la otra se la devuelve igual. En eso, salió mi abuelita  y dijo: “espérenme”, y aquellas seguían peleando. En eso, viene mi abuela y dice: “Vengan para acá”. En eso, yo vi que mi abuelita salió con el látigo y le metió el cuentazo a mi hermana, y ella que es fuerte, le dijo “no me dolió”. Y mi tía salió corriendo y la agarra mi abuelita, y se lo enrolló en la pierna. Cuando eso pasó, ella se voltea llorando. Y a mí por andarme riendo, me dio también. Nunca se me va a olvidar y aprendí a no meterme. Uno se busca problemas en cualquier momento y lugar.

Dios castiga, hace su justicia. El problema es que uno dice: ¿Por qué estás tardando tanto? Parece que no te estás dando cuenta que soy tu hijo y que me están dañando. Y pareciera ser que Dios no tiene cuidado de ti. Cuando estás en un momento así, uno se pone a decir: “Bueno, ¿soy tu hijo o no?”. El dice: “¡Sí lo eres!, y los otros también”. Hay una tentación de la cual tenemos que guardarnos el día de hoy.

Romanos 12:16 Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.

Uno quiere poner su opinión a funcionar para que se haga justicia.

Verso 17-18 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.

Lo cierto es que hay momentos en que uno dice: “¡Oh, Dios!”. Uno está en paz con todos, pero hay gente que le gusta provocar. Hay personas que quieren que uno reaccione. ¿Quién dice que los pastores no viven injusticias? Ser pastor no es fácil. Sobre todo cuando te has fajado, te has esforzado; viene de familias que han trabajado duro y la gente te juzga por el carro en que andas. Nosotros aquí en Casa de Dios tenemos un salario como si trabajáramos en cualquier otro lado. Dios hace justicia. A mi esposa y a mí nos han dado gritadas en Iglekids. La vez pasada en la sala cuna me pasó algo, le dicen a una servidora: “Me cuida bien a mi hija,” y empieza a hablar esta persona hasta con malas palabras. Yo le dije: “Mire está hablando con un pastor”. “A mí qué me importa”, me dijo. Son las cosas que uno tiene que aguantar. Un servidor nuestro en un Ensancha tuvo que aguantar una escupida en la cara de alguien. ¿Usted cree que Dios se va quedar tranquilo con eso? De una cosa nos tenemos que guardar y es la venganza. Verso 19. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Dios dice: “Lo que te hicieron no se va a quedar así, dejámelo así”.

Tranquilos, va a venir el día del juicio. Tranquilo, si no lo ves ahora en la tierra, lo vas a ver el día que El venga. La gente va a saber que no se puede meter con uno. No a burlarse ni a pisotear la sangre de Jesús. ¿Sabe qué dice acá? En Santiago 1:20Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

Cuando usted mete su ira, le está diciendo a Dios: “Tranquilo, yo puedo solo”. Porque a uno sí le dan ganas de hacerlo, de agarrar a las personas y ponerlas en su lugar. Pero la fórmula para no amargarse y no pecar, es dejárselo a Él. Deje que Dios sea Dios. Cuando esté delante de una persona que lo esté vituperando, no se defienda. Si usted lo hace, le quita la oportunidad a Dios de pasar al frente de usted.

Isaías 58:6

¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?

Estoy hablando de esto porque muchos de ustedes han vivido injusticias, pareciera ser que nadie te entiende, pero Él ha estado contigo y no te va dejar avergonzado.

Verso 8: ENTONCES nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.

Vino acá por una sencilla razón: si hace lo que Jesús dice que hay que hacer, va a pasar algo con usted. ¿Sabe quién va ir delante de usted abriendo camino? Su justicia. La justicia que va delante de ti es la de El. Y cuando volteo a ver, está su gloria. Va nacer su luz hoy y su justicia se va a poder ver y cuando entre en su oficina, tiene que saber que la justicia de Dios está ahí y su gloria detrás de usted.

Yo puse ese “entonces” grande, porque es una consecuencia. Dios no te quiere ver avergonzado. Pastores, hay ovejas que se han ido hablando mal de ti, las quisiste sanar y te patearon. Si quieres activar eso, sé justo, haz lo justo, dale al que no tiene, amemos a nuestros enemigos, ama al que te dañó. Prométele a Dios no usar tu ira para que El pueda usar la de Él. “Señor, tu justicia, no la mía”. Alza tus manos y deja que Dios te sane, ora por los que te adversan, por los que se burlan de ti.

Sólo sé paciente y deja que Dios haga justicia.

Fieles son las heridas del que ama. Cuando alguien te ha dañado, ha sido un amigo, tu autoridad, tu padre, tu mamá, tu esposo, las heridas de Jesús son fieles y fieles son las heridas que tienen. Alza las manos al cielo, Dios está trayendo sanidad. Yo le he creído al Señor y he mantenido mi corazón sano. Levanta las manos y recibe al Espíritu Santo.

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