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La revelación que cambió el destino

02 de octubre de 2016

Tiempo de lectura: 7 minutos

¿Has escuchado el dicho: “No te asustes con el petate del muerto”?, lo que significa: “No tengas miedo por algo inofensivo”. Es un buen consejo, sin embargo, es difícil hacerlo realidad porque el miedo es una de las emociones que más nos dominan. Todos tenemos emociones: alegría, tristeza y miedo, y debemos aprender a manejarlas. ¿Sabías que la frase “No temas” está escrita 365 veces en la Biblia? ¡Pareciera que Dios quiere darnos un claro mensaje cada día!

Vivimos con miedo, especialmente en una ciudad violenta como la nuestra, ya que en un segundo, tu sensación de seguridad se convierte en temor, cuando te tocan el vidrio del auto con un pistola y te piden el celular o todo lo que llevas. De un momento a otro, las emociones cambian para mal, pero Dios es capaz de cambiar los sentimientos de temor y dar confianza con una sola Escritura. Así que vale la pena aprender inteligencia emocional porque de ello dependen nuestras reacciones y decisiones. Lo mejor es buscar la Palabra de Dios, ya que nos inspira las emociones correctas al darnos revelaciones que cambian nuestra percepción y destino.

Cuando Dios llamó a Moisés, le dijo que él sería como dios para Faraón y que su hermano Aarón sería un profeta[1]. Imagina que eso fue cuando Moisés tenía ochenta años, y ahora muchos creen que ya están viejos a los cuarenta. Sin embargo, a esa edad inició el reto más grande para Moisés, presentarse frente a Faraón, quien se consideraba un dios, rodeado de brujos, agoreros y adivinos, pero Dios le dio gran poder a Moisés y todos sabemos el final de esa historia. No tengas miedo a las fuerzas malignas que podrían acecharte porque tú eres más fuerte; has sido libre de maldiciones generacionales que se cancelan por la sangre de Cristo; el cáncer ya no es genético en tu familia, las adicciones, la pobreza, el divorcio, cualquier cadena se rompe en el nombre de Jesús. Toma esta revelación para ti y tu familia. Dios te dice: “Yo voy a cambiar las cosas a tu favor”. Cambia tu percepción de acuerdo a lo que Dios dice y demuestra esa nueva actitud con tu lenguaje verbal y corporal; habla, camina, vístete como un campeón, sin importar tu situación actual. Recuerda que José fue vendido como esclavo, pero donde estuviera, todo prosperaba y era de bendición por su buena actitud. Así debemos ser nosotros, sin importar si eres la dueña de la empresa o  la recepcionista, si Dios está contigo, nuestra percepción cambia y la situación también. Recibe esta revelación para ser próspero y bendecido en todo lo que hagas y donde estés.

Incluso el diablo nos da revelación, porque en el desierto, cuando vino la tentación a Jesús, le dijo: “Si eres hijo de Dios convierte las piedras en pan”, nota que no le dijo: “Si eres el hijo de Dios…”, lo que nos revela que somos hijos y tenemos poder sobrenatural para hacer maravillas, porque Dios no tiene solo un hijo[2]. Así que las revelaciones de nuestro Señor, de verdad, nos cambian la vida, de hecho, por revelación, lo aceptamos como Salvador. ¡Es necesaria la revelación como fundamento para vivir! Jesús podía haber convertido al diablo en una hamburguesa doble, ¿por qué no lo hizo? Porque sabía que Su Padre iba a enviar ángeles a ministrarlo y darle de comer, además, no iba a hacerlo por obediencia al enemigo, ¡no se hacen cosas para demostrar algo y menos para darle gusto al diablo! Nada de comprar algo para lucirlo o provocar la envidia de otros, debes obrar porque sabes que tu Padre habita en ti y te da las habilidades para hacer maravillas. No actúes para satisfacer el deseo, morbo o envidia de alguien. ¡Sé libre de eso! Como hijos de Dios tenemos el poder del Espíritu Santo y las promesas del Señor que nos hacen vivir confiados. Tenemos herencia de salvación y protección, porque ninguna arma en contra nuestra prosperará[3].

Al aceptar las revelaciones que Dios nos ofrece en Su Palabra, nos acogemos a Su protección y vivimos bajo Su sombra. ¿Qué puede ser más grandioso que vivir protegido por quien todo lo puede? ¡No temas, Él es tu escudo, quien te protege aunque caigan miles a tu alrededor![4] Hay más poder en ti que en cualquier “faraón” que intente esclavizarte. En medio de tus batallas, pueden caer mil y diez mil, pero tú no caerás. Cuando todos a tu alrededor mueren, es natural pensar que tú eres el siguiente, pero no será así. Puede que cierren mil empresas, pero la tuya prosperará; puede que haya mil personas con cáncer, pero tú no te enfermarás. Esa es la revelación y promesa del Señor, así que créela. Dios te lo dice, no seas como Moisés que dudó. Por más que el Señor te diga que eres fuerte, si eres necio en creerte débil, no hay promesa que se cumpla. Sería el colmo que tú convenzas al profeta y no el profeta a ti, como lo que sucedió a un pastor que ministraba a unas señoritas y les aseguraba que eran hermosas porque eran hijas de Dios. Pero una jovencita lloraba diciendo: “No es cierto, yo soy bien fea”, y lo decía con tanta necedad e insistencia que el pastor optó por quedarse callado. ¡No puede ser que convenzas a otros de que caerás, cuando Dios te dice que estarás de pie aunque todos caigan! Confía, ¡el Altísimo es tu protector![5] El Espíritu Santo te revela que tienes poder, autoridad y promesas de Dios, ¡créelo! El Señor nos dará mayor alegría que la de aquellos con enorme éxito en el mundo, pero alejados del Él[6]. Andamos buscando tanto el éxito que solo eso nos hace felices, y no debe ser así, porque nuestra alegría debe depender solo del Espíritu de Dios y de nada más.

Tu confianza debe ser tal que duermes tranquilo, convencido de que Dios está obrando a tu favor. En la calidad de tu sueño se refleja la calidad de tu fe. Claro que también existe la posibilidad de que antes de dormir, tu esposa se suelte a contarte problemas y te quite el sueño, pero ni eso debe inquietarte. Solo Dios nos hace vivir confiados, no la chequera, la familia o los amigos. No tiene sentido vivir angustiados. Incluso algunos parece que lo disfrutan, que les gusta presumir el sufrimiento: “Ya no soporto, tengo mil problemas…” Se creen héroes mientras los demás sienten lástima. No debes sufrir tanto, si ya enfrentaste problemas todo el día, disfruta tu pan y no con dolores, sino con alegría. Si vas a engordar, que sea con gusto. No te preocupes, ten fe, trabaja duro, goza tu vida porque mientras duermes, Dios está preparando tu bendición. ¡El Señor nunca se duerme antes que tú! Él sigue proveyendo, está llamando la atención de quienes te comprarán producto, te firmarán el contrato y te bendecirán[7]. Es mejor dormir tranquilo que descansar en paz en el cementerio; hay quienes descansan en paz eternamente porque no aprendieron a dormir tranquilos, con fe en el Señor.

Por supuesto que siempre deseamos cosechar lo bueno que sembramos, pero un hombre de fe siempre tiene una confesión anticipada, ya que nuestro gozo debe fundamentarse en el Señor, incluso cuando es tiempo difícil y no vemos buena cosecha[8]. Fe no es conducir sin llanta de repuesto, sino conducir confiando en que no la necesitarás. La actitud de vida no depende de que la higuera florezca, es al revés, nuestra actitud provoca que la higuera florezca. ¡No era un perdedor, así que tu actitud siempre debe ser de ganador, aunque aún no veas el cumplimiento de Sus promesas!


[1] Éxodo 7:1-6 comparte: Jehová dijo a Moisés: Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta. Tú dirás todas las cosas que yo te mande, y Aarón tu hermano hablará a Faraón, para que deje ir de su tierra a los hijos de Israel. Y yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis maravillas. Y Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios. Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando extienda mi mano sobre Egipto, y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos. E hizo Moisés y Aarón como Jehová les mandó; así lo hicieron.

[2] Mateo 4:1 relata: Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

[3] Isaías 54:17 recuerda: Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.

[4] Salmo 91:1-7 asegura: El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará.

[5] Salmo 91: 9-11 (PDT): Porque tú confiaste en el SEÑOR e hiciste que el Altísimo fuera tu protección. Nada malo te sucederá, no ocurrirá ningún desastre en tu casa; porque él dará orden a sus ángeles para que te protejan a dondequiera que vayas.

[6] Salmo 4:7-8 asegura: Tú diste alegría a mi corazón, mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto. En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.

[7] Salmo 127:2 (PDT): Pierden el tiempo ustedes, que se levantan temprano y se acuestan tarde para comer un pan conseguido con sufrimiento porque Dios da a quien ama, aun mientras duerme.

[8] Habacuc 3:17-19 asegura: Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar.

 

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