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Tres claves para una vida feliz

19 de febrero de 2007

Tiempo de lectura: 8 minutos

 

 

“Este es el día que tú has hecho y en ti me gozaré.”

 

Tres claves para una vida feliz

 

En la vida tenemos sueños y deseos. Aquellos que somos padres de familia anhelamos buenas cosas para nuestra esposa, hijos, o un buen empleado. Y en medio de esos sueños, el Señor quiere que todo ello sea para un propósito y que tú seas feliz. ¿De qué nos sirve haber conquistado esos retos si al final de nuestra vida nos damos cuenta que hemos escalado lo equivocado? Es importante reconocer que al final, tu vida pasa, que aquello por lo que te esforzaste aquí se queda. Dios quiere que seas una persona feliz. La bendición de Jehová es aquella que no añade tristeza. El gozo es un fruto, Jesús vino gozoso a hacer lo que le tocaba. El propósito en esta vida es que vivas feliz.

 

La felicidad la obtenemos de tres maneras: con excelencia, integridad y entusiasmo. Esta mezcla te hace ser una persona feliz. Dios no bendice la mediocridad, sino la excelencia. Para mucha gente, la mediocridad es una forma de vida; algunos inclusive viven la vida promedio. Como cuando nos daban las calificaciones en el colegio y pasaban las listas, empezaban a decir las de cada uno. Y al final, el promedio de la clase fue 70, tú tenías 75 y bueno, estabas dentro del promedio.

 

Para ser realmente feliz, debemos entender que debemos alcanzar la excelencia. Cuando haces tu mejor esfuerzo, cuando llevas las cosas en orden, te sientes bien. Es importante saber que eres una persona de excelencia, porque tan sólo decir que quieres ser excelente puede ser un término muy grande. Ser una persona de excelencia es aquella que va un paso más para hacer lo que está bien; llegas puntual, das una hora de trabajo extra, no te tomas el día libre aun cuando estás enfermo, se denota la calidad de trabajo que haces y a quién llevas dentro. La diferencia de llamarte un seguidor de Cristo es una responsabilidad y se debe de reflejar en lo que hagas, en cómo haces las cosas. Puedes honrar al Señor fabricando zapatos o aviones si lo haces con excelencia y una buena actitud, con gozo, con exhortación. El problema es que muchas veces le queremos pedir cosas y que lo haga para ayer.

 

Debemos de entender que el Señor tiene un tiempo. Dios sabe en qué momento te lo va a entregar. Jesús se hizo pobre para que nosotros nos hiciéramos ricos. El desea para nosotros cosas buenas. La pregunta es: ¿Realmente lo crees? ¿Eres alguien que cree en Dios solamente o has dado el paso de confiar en El?

 

Tengo un testimonio: Había una persona queriendo pasar el Niágara en bicicleta y lo estaba pasando sobre un cable. Se anima a hacerlo, va a medio camino, la gente lo anima y al final, llega al otro lado. Llega alguien a entrevistarlo, le toman fotos y luego dice: “¿Quién se sube conmigo?”. Una niña se anima, se la lleva y cuando viene de regreso, la gente se da cuenta que lo va a lograr con la niña en el timón. Vuelven los reporteros, entrevistan a la niña y le preguntan por qué se subió con él. Ella respondió que porque él era su padre y confiaba en él.

 

Dios quiere que confíes en El. Es distinto confiar que creer. Si te vuelves una persona confiada en El, se demostrará sobrenaturalmente en tu vida. Como esa niña que tenía la certeza que no le sucedería nada. Así quiere Dios que confíes en Él, como un niño. No dejes morir ese espíritu de niño que llevas dentro. ¿Cuándo crees tú que Dios te quiere dar una vida feliz? Cuando confías que Dios lo hace.

 

Colosenses 3:23

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.

 

Si trabajamos con ese parámetro, Dios nos promete recompensa. Tenemos que hacerlo. No es que sólo queramos ver el fruto. Algún día veremos que alguien se vuelve famoso de la noche a la mañana, pero no sabemos el tiempo que llevo detrás de escena. Una cosa es que llegará el día en que veas el fruto y otra que veas el proceso. Cuando te acercas al Señor, te desarrollas, llegas al trabajo y lo resuelves, estás pasando un proceso. Sigue avanzando, sigue creyendo, sigue teniendo esa santa terquedad.

 

Algo muy importante que el Señor te quiere dar es aprender a disfrutar el proceso. No pongas tu mirada en que vas a ser feliz cuando llegue el fruto; él quiere que seas feliz en el proceso. Disfruta tu día. Cada día que Él ponga en tus manos, vívelo con gozo. Aprende de tu fracaso, es sólo una escalera al próximo nivel. Muchas veces no nos gusta fracasar en algo, pero eso no te vuelve una persona fracasada, sino una persona más capaz.

 

Lucas 16:10

El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.

Esa palabra de “ser fiel en lo poco”, si lo pones en el contexto de vivir en proceso, seguramente lo vas a seguir siendo cuando Dios te dé algo más. Es triste llegar a tener las cosas si en el proceso pierdes a tu esposa y tus hijos. Al final, ¿qué es éxito? Porque ese es un éxito equivocado si lo enfocamos solamente en las pertenencias. Dios quiere que seas una persona completa, que no te haga falta nada.

 

Algo importante es que en medio de ese proceso, Dios quiere que seas una persona íntegra. Tal vez alguien quiere negociar la integridad, pero Dios quiere formarte. Dios quiere que tengamos ese espíritu de excelencia, que sobresalgamos entre la multitud. Debes apuntar hacia la integridad, porque recompensa suya tendremos.

 

 

Salmo 37:23

Por Jehová son ordenados los pasos del hombre y El aprueba su camino. Cuando el hombre cayere, no quedara postrado porque Jehová sostiene su mano.

 

Cada vez que caigas, te vas a levantar en el Señor. La falta de integridad nos quita lo mejor que Dios nos quiere dar. El quiere formar un cimiento fuerte, para que pueda soportar la bendición que te pueda dar. Cada vez que negocias tu integridad, le estás causando una rajadura a tu cimiento, llegará el momento en que no aguante. El te quiere bendecir, pero quiere que tengas ese cimiento fuerte, necesita que tú lo reconozcas. Aprende a decir: “Señor, voy a seguir ese camino recto, aun sea difícil, aún me salga más caro.

 

Si en Dios confiamos, no tenemos por qué tener miedo de lo que nos pueda suceder.

 

Si le das felicidad a la vida, ésta te da felicidad; si le das excelencia, excelencia; si le das integridad, integridad. Hay cosas que tienes que cambiar, pero son una oportunidad, Dios quiere que seas ese barro que El quiere formar; te quiere hacer la vasija que Él te quiere hacer. Todos tenemos un potencial en Dios. Todo lo que necesitas para ser feliz lo llevas dentro, Dios ya te armó completo. Somos hechos a imagen y semejanza de Él. Todo lo puedes en Cristo.

 

Lo llevas todo. Di: “Padre, quiero ser una persona de excelencia, el tipo de persona que hace siempre lo correcto lo vean o no, que cuida de sí mismo, que es honesto con los demás. Ayúdame a tomar decisiones sabias. Amén”.

 

Dios te quiere dar un éxito y no un éxito temporal. Vemos gente que ahora tiene éxito, pero mañana no lo tienen, no es duradero. Pero El quiere darte un éxito duradero, lo único que tienes que hacer es hacer lo correcto. El te va a llevar de la mano y te lo va a dar. ¿Cuántos queremos prosperar en esta vida? No hay nadie que no quiera estar mejor. La pregunta verdadera no es tanto si quieres tener el éxito o no. La pregunta es si estás dispuesto a pagar el precio de hacer lo correcto. Si  estás tratando a los demás con respeto, si eres fiel a tu palabra. La integridad y la excelencia van en la misma vía. No podemos tener una sin la otra. No puedes decir que eres íntegro si no haces las cosas con excelencia. Dios quiere llevarte a esos caminos. La persona íntegra no engaña, no habla con doble sentido, hace lo correcto porque es correcto no porque nadie lo obligue a hacerlo. Podemos engañar, ser deshonestos, dejar a un lado la moral, abaratar nuestros costos de una manera incorrecta, pero la pregunta es ¿hasta dónde quieres tú llegar? ¿Hasta dónde quieres ver la mano de Dios moverse a lado tuyo? Tú puedes provocar la gracia de Dios en tu vida, te abrirá camino donde tú no lo puedas hacer, te abrirá puertas. Dios te quiere sacar de ahí.

 

Los que confían en Jehová son como las águilas. No los que creen, sino los que confían. Confías en que haciendo las cosas de manera íntegra, te va dar algo el Señor. ¿Cuánto de favor quieres tú en tu vida? ¿Hasta qué punto quieres que Dios te use? ¿Cuánto quieres tú decir: “quiero conquistar mis sueños”? Dios no te trajo por casualidad, te trajo por un propósito. Traes una asignación única, Él te trajo con un sueño. La pregunta es: ¿realmente lo quieres alcanzar?

 

Proverbios 2:7

El provee de sana sabiduría a los que caminan rectamente.

 

¿Qué es lo más preciado en la vida? La sabiduría. Te pueden quitar todo, pero con sabiduría, lo vas a volver hacer y aún más.

 

La sabiduría nadie te la quita.

 

Salmo 25:11

Manzana de oro con figura de plata es la palabra dicha como conviene, o con sabiduría.

 

He escuchado a hombres del Señor y me he quedado maravillado de la sabiduría que Dios les ha dado.

 

El entusiasmo

 

Dios te quiere ver como una persona excelente, haciendo las cosas bien, gozoso en medio del proceso; quiere verte cada vez más íntegro, con deseos de hacer mejor las cosas. No te estoy diciendo que tú y yo lo hayamos logrado, estamos en la búsqueda en que Dios nos quiere hacer mejor. En el proceso, Dios te quiere ver una persona entusiasmada, que cuando entres a un lugar, las cosas cambien, la atmósfera cambie.

 

Te quiere volver una persona entusiasta, alegre, verte desde temprano entusiasmado por lo que vas a recibir. Los problemas se arreglan con gozo, con ánimo. Es como cuando Pablo fue metido preso con Silas, relata la historia que ellos empezaron a cantarle himnos al Señor, gozosos en medio de la prueba. Y dice que un ángel le soltó las cadenas y lo liberó. Tú puedes decirle al Señor: “Te voy a creer como Pablo, que en una situación difícil, tuvo una actitud de campeón y tú lo sacaste”. En medio de esa adversidad, Pablo decía: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. El era un hombre sumamente entusiasta, contento, quería lograr cosas que nadie más podía. Pregunto: ¿Vives con entusiasmo expectante de lo que Dios hará en tu vida? ¿Has aprendido a gozarte en medio de la adversidad? Créeme que Dios no se mueve por tu necesidad, sólo tu fe.

 

Mueve a Dios, puedes ser una persona que provoque que El se mueva en tu vida sobrenaturalmente. Créele, confía en El, para Él no hay límites, no hay nada imposible. Lo único que está esperando es que seas una persona entusiasta, con pasión. Dios quiere ver un espíritu apasionado en ti, hoy puede ser la noche en que Dios transforme tu matrimonio, tu negocio. La pregunta es: ¿Vas a estar gozoso? ¿Vas a provocar al Señor en medio de la adversidad? ¿Cuánta gente vemos perder la pasión en su vida? Recuerdo cuando estaba enamorando a mi esposa, tocaba el timbre, le llevaba rosas, hasta que la conquisté. No pierdas la pasión por venir a la iglesia, cuida aquello que Dios te ha dado.

 

Tal vez cuando conociste al Señor, no aguantabas las ganas de servirlo. No des las cosas por sentadas, sé una persona de excelencia, de integridad y hazlo con entusiasmo. Aprende a ver con los ojos de tu fe. Jesús dijo: “Conforme a tu fe, te sea dado”. No habrá hombre o mujer que deje algo por mí, que no reciba cien veces más. Te exhorto a que salgas convencido que estas promesas son para ti, son sobrenaturales. No seas como esas personas que pierden su entusiasmo cuando ven las cosas suceder. El te dará el fruto algún día, pero quiere ver en medio de ello tu actitud, tu integridad. No importa si has perdido tus sueños; si tu matrimonio está en juego, si tu empresa no está como quieres, el corazón de Dios y lo que El anhela es restaurarte, tus sueños, tu matrimonio, a ti como persona. Pero sobre todo, su relación con Él. Te quiere cerca de Él, que lo anheles, que lo busques, que lo pongas a El primero.

 

Di: Quiero ser una persona de excelencia, que recoja un papel cuando está en el suelo, que cuide lo ajeno más que lo propio. Quiero ser una persona íntegra, entusiasta, que a través de lo que diga, exhorte a los demás”.

 

La clave está en buscar a Dios, nutrirte de El. Lo que hoy te estás nutriendo en el Señor, no será lo que necesites para mañana, debes hacerlo diariamente. Sé que quieres inspirar en esta vida a otros para dar ese paso de excelencia, de integridad, entusiasta, que cambie vidas. Tu sonrisa e integridad les puede cambiar la vida a otros.

 

 

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