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Usa toda tu medida de fe

08 de marzo de 2007

Tiempo de lectura: 7 minutos

 

 

Romanos 12:2

No os conforméis a este siglo.

Quiero que escuche esta invitación que quedó escrita en la Palabra de Dios para usted y para mí. ¿Cuántos saben que vivimos momentos, modas, intenciones dentro de los siglos? Si se da cuenta y analiza, hay tendencias que se marcan, que se van montando a través del tiempo, y la Palabra nos invita y dice: “No te conformes”. ¿De dónde viene la palabra “conformar”? Si usted la analiza, es “agarrar la forma de”. Le voy a explicar, todos estamos hechos de lo mismo, cristianos y no cristianos, tomados del polvo, formados como hombres y todos sin excepción, recibimos el soplo de Dios. El sopló sobre cualquier tipo de persona, conozca a Jesús o no, estamos hechos de lo mismo.

Estamos hechos de carne, de huesos. Todos estamos hechos de lo mismo. Nosotros que creemos en la Palabra, diariamente tenemos que salir al mundo y luchar por no agarrar la forma que no es de Dios. Tenemos distinta forma de hablar, de amar. Para el mundo, amar es sentimientos, canciones. Tenemos un amor distinto, una forma de trabajar distinta. La Biblia dice: “No te conformes”. Nuestra forma de hacer negocios es distinta a la forma que este siglo. Aunque estamos hechos de lo mismo, nuestra forma es distinta.

Verso 3. … que no tenga mas alto concepto de si que el que debe de tener. O sea, no debemos de pensar más ni menos de nosotros mismos.

…. Conforme a la medida de fe que Dios nos repartió a cada uno.

Le voy a explicar algo poderosísimo. Los líquidos tienen un tipo de medida, se miden en litros, galones. Las distancias las medimos en metros, kilómetros; la temperatura se mide en grados y la Biblia nos dice que nosotros tenemos una medida, y ésta es la medida de fe. Hoy nosotros tenemos que salir de este lugar pensando que si Dios nos otorgó una medida de fe, tenemos que aprender a usarla toda. No sé cuánta gente nos dio a nosotros, pero sí entiendo que es una medida. Entendamos una cosa: hay una medida de fe, algo que se puede sentir, medir, ver. No sé cuánta medida está usando usted, puede ser dos mil, tres mil o un millón; lo que quiero invitarlo es que si tiene una medida, la usé todita.

No somos llamados a desperdiciarla. Nuestra fe tiene una forma de medirse y la forma en que regularmente se mide es con obras. ¿Cuántas obras me puede mostrar que ha hecho en su vida? El pastor habló de las proezas que Dios hace y de las que nosotros hacemos. Proezas como Noé haciendo su arca, como David, presentándose delante de Dios queriendo hacer una edificación y un templo. Esas son grandes cosas de Dios para nuestra vida. Un día nos va a pedir cuentas de cuánto hayamos hecho.

Muchos cristianos usan su fe porque tuvieron que haber creído en Jesús. Hay gente que sólo la utiliza para sobrevivir, y hay otras personas que como yo la utilizamos para alcanzar algo más. Los dos estamos usando fe, sin fe es imposible agradar a Dios. Cuando ejercitamos nuestra fe sea para lo que sea, el Señor se agrada, empieza a sonreír. Quiero compartirle algo: por ejemplo, este es un punto clave y conciso. Usted respira, usa el aire; lo usa para sobrevivir. Pero hay otra persona que dijo: “Aparte de utilizarlo para sobrevivir, lo voy a usar para volar”. Y esa persona, junto con su hermano, lo usó no solamente para respirar y no morirse, sino para volar. Con ese mismo aire, dijo otro: “Por qué no construimos una vela, y naveguemos. Espiritualmente nos pasa lo mismo.

¿Cuántas obras no usamos sólo para pagar cuentas? ¿Cree que no necesita la fe para pagarlas? Es exactamente la misma fe que necesita para poner su negocio, es lo mismo. No es más ni menos, es idéntico. Hay un ejemplo, porque va haber un momento en que todos vamos a dar cuentas, el día llega.

Quiero hacer un recorrido a las 7 iglesias en las que Dios habla. Vamos a leerlo en Apocalipsis 2. Aquí el ángel del Señor le habla a la iglesia y le hace una pequeña pregunta, luego le da esta respuesta: “Yo conozco tus obras y tu arduo trabajo y paciencia, y que no puedes soportar a los malos y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y los has hallado mentirosos y has sufrido y has tenido paciencia y has trabajado arduamente por amor a mi nombre, pero tengo algo contra ti. Que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete, y haz las primeras obras. Pues sino, vendré pronto a ti y te quitaré tu candelero de tu lugar”. Vamos a la iglesia de Esmirna. Conozco tus obras. Pérgamo: “Yo conozco tus obras y amor y fe y servicio y tu paciencia y de tus obras postreras y que éstas son más que las primeras. Tiatira. Yo conozco tus obras. Escribe el ángel de la iglesia en Sartis…” “Yo conozco tus obras”.

Quiero que entienda algo: El Señor necesita que usted le hable fe, y crea en lo que está haciendo. Necesita que la pueda tocar, que pueda decir: “Este sí tiene fe”. ¿Qué obras usted tiene? Me encantaría tener el tiempo de oír a cada uno y saber qué obras está levantando para el Señor. No sólo estoy hablando de la obra de Dios, sino que si usted tiene dones y talentos dados por Dios. No sé si entiende que sus hijos son obra de Dios, que El los entregó en sus manos y dará cuentas de lo que ellos han hecho en su vida. Yo me voy a presentar delante de Dios y espero dar cuentas de mi hijo, presentarlo delante de El.

Hay una Palabra delante de Dios que dice: “Rogad, pues, al Señor de la mies que envíe obreros a la mies”. ¿Qué es “obreros a la mies”? Es gente que se levante haciendo obras poderosas. Por ahí vi a Manolo, quien está levantando la alabanza, y yo me gozo de la alabanza que tenemos. Eso es levantar una obra delante de Dios. Hay gente que se la pasa hablando, y nunca hace nada. ¿Cree usted que una empresa levantada y su trabajo bien hecho no va hacer una obra de Dios? ¿Cree que porque yo el pastor trabajo en la iglesia, mi trabajo es de Dios y el suyo no? Sepa una cosa, usted y yo tenemos un desafío: Un día el Señor se va a poner delante de Dios y le va a decir: “Yo conozco tus obras”. Ese día, todos vamos a dar cuenta de las obras que hemos levantado. Un día no va a decir: Esmirna, ni Efeso, sino Casa de Dios. Recuerdo tus obras, a cuánta gente cuidaste, consolidaste. La suma de todos ustedes va a ser la suma de toda la iglesia. Pasa todo el tiempo, que nos encontramos con personas que vienen a Casa de Dios. Por ejemplo, en una ocasión, me acerqué a un autoservicio, y pedí algo, y me habló alguien, diciendo: “Pastor, ahí va un pastelito extra”.

Me pasó otra cosa, me están haciendo un trabajo en las muelas, yo sentía un ardor fuerte y como me pusieron anestesia, me costaba hablar. Llegué agarrándome los dientes a un lugar y que vergüenza, porque me sentía hinchado y deseaba que nadie me viera así, pero pedí algo de tomar y se me acercó una señorita y me dice: “Pastor, ¿qué le pasó? Y de verdad, me pasa en todos lados. No sé si le pasa que le preguntan: ¿Usted va a Casa de Dios? Sepa una cosa, estamos levantando una obra en casas, oficinas. A mí  me gusta evangelizar y cuando tengo oportunidad los días domingos y hago el llamado, lo trato de hacer de la mejor forma y cada persona que viene a Casa de Dios, es una obra. Usted está en oficinas, casas, está por todos lados. Sabe usted que si estimamos que hay tres millones, que son los datos reales de guatemaltecos, sabe que haciendo los cálculos y analizándolos, de 170 personas que habitan en esta ciudad capitalina, una se sienta aquí en la iglesia. Póngase a pensar, nosotros con los pastores nos quebrantamos pidiéndole al Señor una meta especial para poder cumplir y es que de cada 100 guatemaltecos capitalinos, uno sea de Casa de Dios. Que llegue a una empresa que tenga 100 empleados y uno sea de Casa de Dios. Y si llega a una que tenga 50,000, que hayan 50. No sé si eso lo llena de alegría, saber que estamos levantando una obra preciosa, que vamos a la nueva Casa de Dios. Porque sólo hay una forma de hablar con Dios, y es la fe. Y sólo hay una forma de demostrarlo, la fe.

Hay algunos que somos calladitos, pero vamos en buen orden. Pero hay gente que pasa hablando mucho, se saben más la Biblia que uno. He estado con compañeros que el Esmirna bíblico no les gana. Son aquellos que saben dónde está cada cosa de la Biblia, pero no tienen obras. ¿Está haciendo usted obras con Dios extraordinarias, está compartiendo la Palabra de Dios, nos está ayudando? ¿Cómo lo vamos a lograr? Con que usted logre hacer sus obras de fe, ya logramos mucho. Solo tú puedes hacerlo. Hay cosas que son personales, como las obras. Digan conmigo: “Obreros de Dios”. Le voy hacer un llamado a que usted decida en su corazón hablarle a Dios, no con casaca, sino con realidades, decirle: “Señor, aquí están mis obras, que se puedan medir, sentir. No sé si le pasa lo mismo que a mí, pero me da curiosidad saber cuál es la medida de fe que Dios me dio. Quiero saber cuánto. ¿Quiere saber usted cuánto le dejó el Señor? Levante obras. ¿Qué obras tenemos nosotros acá? Por ejemplo, Noches de Gloria. Es más fácil de ver la medida de fe que tienen otros.

Estuvimos en un foro de presidenciables, no sé si ya lo vio en la página de Internet. A mí me da mucho orgullo hablando la mera verdad, quién les hable hay muchos, pero que ellos los oigan, son pocos. ¿Qué medida de fe nosotros encontramos en nuestro pastor? Para mí es fácil. Para cualquiera de nosotros, lo más fácil es decir quedémonos aquí, no sabe lo que es meterse a un proceso de construcción. A usted le va a tocar ir y sentarse ahí, pero para nosotros, lo más fácil es quedarnos aquí y hacer esto, así como lo tenemos. Hacemos servicios los lunes, martes, miércoles, viernes. Un día vamos a entregar cuentas y vamos a poder decir: “Una de las obras que hicimos física y espirituales es ciudad de Dios”. Me imagino al pastor dando cuentas. ¿Qué obras vas hacer tú? Si no identificas las obras que tienes qué hacer y el llamado que El le dio a su vida, hasta aquí llegamos.

Quiero sacar algo: el conformismo de este lugar, y que seamos personas que no agarremos la forma de este mundo. A mí me da una cosa pensar en personas que pasan trabajando en una empresa veinte o treinta años y nunca salieron de nivel ni en su escala de su trabajo, ni en su escala salarial, ni un punto arriba. Esa gente existe y la mayoría de guatemaltecos en eso vivimos. ¿Cuántos de ustedes quieren una Guatemala distinta, en la que puedan decir: Yo Salí adelante”? Vamos a orar y hacer algo acá, ahí con sus manos levantadas. Dice la Palabra de Dios: “Así también la fe si no tiene obras, es muerta en sí misma. Muéstrame tu fe sin tus obras y yo te mostraré mi fe por mis obras.

Quiero hacerle un llamado si quiere ser un obrero de Dios: Es que esa palabra está desvirtuada en nuestro país. Eso es más allá de eso, es alguien que haga obras. ¿Cómo vamos a hacer proezas grandes si nos cuesta hacer la obra de Dios? Identifique cuál será la obra que hará mañana, no vaya ser que empiece a agarrar la obra de su oficina, de su familia. Tome hoy la decisión de no agarrar el molde de este mundo, de su trabajo, de su familia y romper ese molde. Háblele a Dios con cosas reales, con obras, con hechos claros, no sólo palabras. Señor, muéstrame cuál es la medida de fe.

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