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El Padre es mío

26 de agosto de 2008

Tiempo de lectura: 9 minutos

 

 

Dice la palabra que un hombre tenía dos hijos, uno de ellos le pidió la parte de la herencia que le correspondía, pidió su herencia en vida, el padre les repartió los bienes, quiere decir que aunque sólo no pidió el padre dio los bienes a los dos.  Dice la palabra que pasado el tiempo el hombre que recibió los bienes los desperdició viviendo perdidamente.   Lo primero que debes aprender acerca de la prosperidad es que no hay dinero que aguante para el que vive perdidamente.  Cuando alguien recibe a Jesús en su corazón, ese día de su conversión a Cristo comienza un nuevo camino de prosperidad; porque el que no tenía para la renta porque se lo tomaba, lo inhalaba, lo desperdiciaba en otras mujeres que no era la suya solo por dejar de pecar ya tiene dinero a su favor.   Por ejemplo;  yo me fumaba un poco más de un paquete de cigarros diarios a los 20 años y de los 20 años  para acá me he ahorrado en cigarros un carro último modelo.   La prosperidad que Dios nos da es producto de una vida ordenada,  una vida desordenada es una vida que no va a prosperar, si diezmas y ofrendas Dios te da, pero si lo malgastas,  el diablo te quita.  No puedes recibir de Dios con una mano y permitir que las tinieblas te lo quiten.

El otro hijo fue al revés, se enojó cuando el hermano regresó y le dijo al papá:   “Yo nunca te he dejado de servir y no me has dado un cordero para comer con mis amigos”.  El padre le contestó: Lucas 15:31 Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.    El segundo principio que hay que practicar para prosperar es la constancia, el padre le dijo: “Tu siempre   Para prosperar hay que hacer cosas siempre.   El padre también le dijo: “Todas mis cosas son tuyas”.    El padre también le repartió a este hijo su parte, este es el segundo tipo de personas que es aquel que teniendo a Dios, por su religiosidad nunca le pide nada, después terminan amargados, en contra de la prosperidad, en contra de la gente, pero aquellos que hemos aprendido a pedirle  a Dios, a esperar en él y hacer de Él el fruto de nuestra bendición no tenemos la culpa de aquellos que no aprovechan la paternidad de Dios.  estás conmigo”.

Cuando al primer joven  se quedó sin nada dijo: Lucas 15:17-18 ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!  Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.

En Dios hay abundancia, el hijo pródigo era pródigo pero no era tan tonto, porque cuando volvió en sí sabía que en la casa de su padre había lo que él necesitaba.     Usted debe decir “El Padre, es mío”  esto significa pertenencia.

Antes de Jesús nadie se atrevía a llamar a Dios, Padre; de hecho eso le costó a Jesús la vida, le preguntaron: “¿Eres tú el hijo de Dios?”  y el dijo: “Tú lo has dicho”; en ese momento dijeron “Crucifíquenlo porque blasfemia ha dicho”.  Los judíos no se atrevían a decirle a Dios, Padre; le llamaban el Altísimo, no pronunciaban su nombre, no porque no su nombre no pudiera pronunciarse, sino porque Dios quería revelarse como Padre.   ¿A quién de ustedes sus hijos los llaman por su nombre?  a todos les dicen “Papá”.

Cuando el  Espíritu Santo nos adopta, dice que las palabras que dice son: “Abba Padre” que significa “Papito” nunca el Espíritu Santo clama dentro de nosotros ¡Jehová!  Aunque lo decimos, clama por un papá.

Esta es la manera en la que Jesús enseña a orar:

Mateo 6:9-10 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.  Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

Lo primero es reconocer que Dios es “mío” nadie que no entiende la paternidad de Dios va a entender la prosperidad de Dios, Juan le dijo a sus discípulos: “Hijitos míos, deseo que prosperen en todo y que les vaya bien”  el deseo del padre para un hijo es que prosperen, que sean saludables, el bienestar es el deseo del papá para los hijos, más que la petición de los hijos para con el papá.  Cuando sus hijos nacieron no pidieron nacer en el hospital en el que nacieron, ni la cuna, ni la ropa que tuvieron, por apretada que estuviera tu situación cuando comenzó tu vida matrimonial buscaste lo mejor para ellos, las madres eran capaces de no ponerse un vestido con tal de que al hijo no le faltara nada.  La Biblia dice que Dios es rico para con nosotros, la razón por la cual Dios es rico son sus hijos, él no es rico por serlo, o por presumir, es para inspirarnos de que si él tiene, los hijos también vamos a tener.

No puedes pensar en lo que tiene el papá para ti, si antes no piensas en tener al papá, tu mejor propiedad, tu mayor bien, tu mayor y mejor posesión es el Padre.

¿Cuántos creen que los hijos que tienen son de ustedes? Repita esto: “Los hijos que tengo son míos, pero yo soy de ellos”.  Normalmente los hijos van a protestar más por la ausencia de sus padres que por la ausencia de bienes, porque casi todos sabemos que en cuestión de bienes y cosas si nos esforzamos y buscamos la manera lo conseguimos, pero no podemos conseguir al papá, ni esforzándote, ni queriendo que otro lo sea, sólo es  uno, pero el Señor dijo: “Ustedes van a orar así… Padre NUESTRO”.  El Padre es nuestro y tu mayor posesión es el Padre.

Muchos de nosotros, sobre todo los que somos padres, tenemos problemas para prosperar porque al hacernos padres las responsabilidades crecen y estamos tan concentrados en nuestra responsabilidad de padres que se nos olvida que somos hijos. Algunos se preguntan qué tiene el Pastor Cash para que Dios lo bendiga tanto en todo lo que hace y les voy a decir qué es lo que tengo: Yo tengo Padre, yo de verdad me creo hijo de Dios, de los consentidos, muchos dicen que Dios no tiene consentidos, pero si hasta usted los tiene, yo no sé si encontraré la doctrina para demostrar que Dios tiene hijos consentidos, pero en lo que usted la busca yo me creo consentido porque de la fe depende todo, yo digo: “Papito, lo que los demás no quieran, lo quiero yo”.

En la mesa de las bendiciones de Dios siempre sobra, porque siempre hay alguien  que las menosprecia.  ¿Cómo podemos orar, si ni siquiera creemos que él nos pertenece? cuando dice “Padre nuestro” no es reconocer que eres hijo de él, es reconocer que él es tu papá y que él te pertenece y también todo lo que él tiene.  Dios le dijo a su pueblo: “Entonces este pueblo será mi pueblo y yo seré su Dios”.  ¿Se recuerda cuando Rut le habló a Noemí y le dijo:”Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios?”.  Jesús dijo: “Todo lo que tiene el Padre es mío” Jesús sí sabía lo que tenía, siempre lo supo.

Si Dios es tu padre, las cosas del padre le pertenecen al hijo, el problema es que muchas veces las cosas de los hijos no le pertenecen al padre, normalmente ¿quién hereda a quién? los padres a los hijos, pero casi nunca se ve que los hijos hereden a los padres, normalmente usted sabe que el día que su papá muera esa casa va a pasar a su nombre, pero no pasa así de abajo para arriba, de abajo para arriba algo le damos a los padres y el Señor dijo: “honra a tu padre y a tu madre para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra”.   Si a Dios no le interesa bendecirte en la tierra ¿por qué te promete larga vida en la tierra?  Si Dios lo que quiere llevarnos al cielo inmediatamente, ¿Por qué sus promesas son para la tierra? Porque Dios no vive sólo en el cielo, Dios vive en la tierra, El nos va a bendecir allá, pero también va a bendecirnos aquí. Por eso la Palabra dice que el Señor nos dará largura de vida y riquezas, porque si Dios quiere darte larga vida, también te dará con qué vivirla.

Cuando se nos olvida quién es quien nos pertenece, perdemos la perspectiva de lo que nos pertenece, para que exista un “tengo algo” debe existir “tengo a alguien”. Uno de los honores o alabanzas que los hombres podemos recibir en la tierra, que tu esposa sienta que es dueña de todo lo tuyo, eso es un honor para un hombre, que tu esposa estando contigo sepa que no le va a faltar nada, porque si te tiene a ti, tiene el resto de las cosas.

Cuando se pierde de vista al “alguien” uno empieza a ver mal el “algo”.

Salmo 73:1-3 Ciertamente es bueno Dios para con Israel, Para con los limpios de corazón.  En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies;  Por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos.

Asaf era un salmista y había envidia en su corazón, este mal existe entre pastores y ministros, entre gente que sirve a Dios, gente que canta a Dios, gente que le escribe canciones a Dios, gente que reconoce que Dios es bueno, pero a la vez gente que puede resbalar porque adentro lleva envidia, la envidia hace resbalar, lo aparta a uno de Dios. La prosperidad prueba corazones, no sólo del que la tiene, sino del que no la tiene, no hay cosa que pruebe más a la gente que el dinero.

Salmo 73: 21-23 Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía punzadas.  Tan torpe era yo, que no entendía;   Era como una bestia delante de ti.  Con todo, yo siempre estuve contigo;  Me tomaste de la mano derecha.

¿Qué le dijo el padre al hijo que no disfrutaba nada? “Tu siempre estás conmigo y todo lo que tengo es tuyo”.  No es lo mismo estar siempre con él que además de estar con él, tomar de lo que él tiene.  Hay gente que dice que siempre ha estado con Dios, pero nunca han tomado nada de lo que él tiene.  Es como vivir en la casa de tus padres y nunca comer, ni abrir el refrigerador con confianza y sacar la fruta y comer lo que necesitas.  ¿No es cierto que lo primero con lo que nuestros hijos quieren jugar es con nuestras posesiones?  ¿Cuántos de sus hijos se pusieron sus zapatos, sus lentes, la corbata?

Yo siempre he dicho que prefiero ser una bestia con él que un inteligente fuera de él.

Salmo 73:24 Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria.  25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?  Y fuera de ti nada deseo en la tierra.

Asaf dice: ¿A quién tengo?  Lo primero que hay que tener es “quien” no “algo”. ¿A quién tienes? La falta de sinceridad con Dios no corrige nada, es mejor ir delante de Dios y decirle que sientes punzadas en el corazón, pedirle que te las quite, decirle que a parte de él hay cosas que desees, aunque no hay nada más que desees que él.  Por eso el Señor dijo que no codiciáramos el buey de nuestro prójimo”.  Yo le pregunté por qué y me dijo: “Porque puedes pedir el tuyo”.  ¿Por qué codiciar lo de los demás si podemos tener lo nuestro?  Podemos tener “lo” nuestro si tenemos “al” nuestro.   Nuestro Padre.

Salmo 73: 26 Mi carne y mi corazón desfallecen;  Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.

¿Qué le pasó a este hombre? perdió de vista al “quien”, se enfocó en el “algo”, sintió envidia y ahora estaba tratando de arreglarlo, está claro, este hombre reflexionó, volvió en sí como el hijo pródigo y dijo: “Si mi porción, lo que me pertenece es Dios y si tengo a Dios, tengo lo que Dios tiene”.

Mateo 6:11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

El Padre es nuestro y el pan es nuestro, pero lo tiene el Padre.  Nuestro padre tiene cosas que son nuestras.  Si tienes tu padre, tendrás tu pan,

Voy a aclarar, no se refiere al pan del día, porque pedir el pan del día no es la voluntad de Dios, el hijo pródigo dijo “Iré a la casa de mi padre porque hay abundancia de pan” no dijo que había pan para el día.  La traducción de la versión en inglés dice: Danos este día el pan de todos los días.

Si él nos puso a  orar esta oración no puede estarse burlando de nosotros, si vienes con Jesús y le pides que te enseñe a orar y te dice: “El pan mío de cada día dámelo hoy” lo que te estoy diciendo es: créele a Dios que tus oraciones tienen que ser contestadas en menos de 24 horas. Jesús nos enseña a orar eficazmente.  Dios no quiere que pidas el pan de hoy sino que pidas hoy lo que vas a necesitar siempre.

Si van  a hacer una promesa de fe es sembrar una semilla para pedirle a Dios la cosecha de un año en un día

La prosperidad es una ley de atracción, tienes que medirte, lo que antes ganabas en seis meses tu puedes ganarte en un mes lo que ganas en dos, pide, baje a la tierra y no despegue su vista del cielo, no pides pan, pides dinero para conseguirlo, si sales a trabajar es porque sabes que con lo que ganas vas a comprar.

Jesús enseñó a orar, usted no ha querido aprender a hacerlo, si oras así cada día, Dios va a proveerlo.  Dios tiene cosas que son de ustedes  y tienen que hacerlas bajar, por eso dice que cuando diezmamos y ofrendamos se abren las ventanas de los cielos y derrama bendición, la bendición estaba en los cielos pero no la hacíamos bajar.

Mateo 6:12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

Lucas 11:4   Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben

Nunca quedó escrito “perdona mis ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Eso lo repetimos tradicionalmente cuando nos enseñaron el Padre Nuestro cambiaron esa frase, aquí habla de deudas, y fui a buscar en todas las versiones y en el original qué significa deudas y todas dicen deudas, y deudas significa: alguien que posee algo que es tuyo o tu posees algo que es de otro.

Si el Señor no nos quiere prósperos económicamente hablando, se estaría burlando de nosotros diciéndonos que en nuestra oración diaria consideremos perdonar la deuda que alguien nos tiene. Dios quiere que tengas tanto que te des el lujo de perdonarle a alguien su deuda, ¿Entiende ahora por qué el pan nuestro de cada día sí es de cada día?  Porque si no tenemos hoy lo de muchos días, ¿cómo le presto a alguien?  Y si no le presto a alguien cómo le puedo perdonar su deuda un día.  Dios te quiere próspero para que tengas para ti y para alguien más, te quiere con una mente tan rica que si algún día no te pueden pagar tú lo puedas perdonar, porque no hay problema, el Padre es mío.   Cada vez que he perdonado una deuda, Dios me prospera más, porque sólo la mente un verdaderamente rico es capaz de perdonar sin sentir nada en el corazón, si quieren prosperar vayan a buscar a alguien que les debe y perdónenla, a muchos les cuesta concebir esta idea, pero lo que usted debe hacer es levantar las manos y pedirle al Padre que le dé hoy el pan de cada día.

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