14 de mayo de 2025
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Muchas personas se desesperan y la desilusión los domina al no ver las respuestas de Dios a sus necesidades. Cada vez que usted se encuentre en uno de los momentos más complicados y su vida emocional esté afectada, es cuando necesita estar más cerca de Dios. Esto ocurría con Ana, la futura madre del profeta Samuel, cuando deseaba tener su hijo, pero su respuesta tardaba en llegar.[1]
El esposo de Ana pudo haber dicho: “Veo que no te sientes bien; si hay algo en que te puedo ayudar para que eso cambie, aquí estoy”, pero su intervención no fue suficiente para aliviar el sentimiento de desconsuelo.
Ana hizo una petición específica, quería un varón y decidió hacer un pacto con Dios, ofreciendo que lo entregaría al servicio de Dios. Cuando recibió respuesta, cumplió su promesa con un corazón lleno de gratitud, pero a la vez no fue fácil entregar a su hijo.
Ver un milagro es como para escribir una canción en donde cada letra señale tu gratitud. Lo que ofreciste un día lo tienes que cumplir, sea con Dios o sea con los hombres, porque tu veracidad es lo que marca la diferencia entre todos los demás.
Aun cuando el sacrificio sea muy fuerte, la capacidad de cumplimiento te define a ti como creyente, como hijo de Dios. Y cuando cumples tu promesa, se evidencia la calidad de persona que eres y de qué estás hecho.
En la Biblia aparece un hombre fuerte, trabajador, esforzado, que madruga y otras veces pasa toda la noche pescando; ese día estaba desvelado y no logró ni un solo pescado en toda la noche. Jesús le pide la barca prestada para predicar y luego le indica que vuelva al mar para tener lo que se conoce como una pesca milagrosa.[2]
La pregunta es: ¿qué hizo Simón en ese momento? Pedro cayó de rodillas ante Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador». Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, desde ahora serás pescador de hombres». Desde ese momento, Pedro deja todo y decide seguirle. Su reacción empezó a evidenciar lo impactado que está, pero sobre todo, lo arrepentido que se siente.
Existe otro hombre joven que deseaba seguir a Jesús. Entonces le dice Jesús: «¿Sabes qué? Toma todo lo que tienes, véndelo y dalo a los pobres y sígueme». Como era muy rico, con tristeza responde que no le seguirá.
Cada vez que Dios haga algo, si tú no sientes por lo menos arrepentimiento, hay que revisar el corazón, porque en algún momento nuestro corazón puede volverse indiferente a tanta misericordia de Dios. No es normal que, después de las enfermedades o circunstancias que has tenido, pases por alto la misericordia de Dios. Dios está decidido a seguir cumpliendo en ti toda su agradable y perfecta voluntad, pero necesita de ti un corazón que realmente lo valore.
Dios es experto en construir el después de esta situación que estás viviendo. El después de Pedro, cambió rotundamente porque ya no iba a ser más un pescador; ahora va a ser un pescador de hombres. Dios le dio un propósito. En medio de las circunstancias difíciles, Dios está construyendo los escenarios para que se cumpla tu asignación.
Todo lo que debe de funcionar a tu alrededor va en función de que alcances y cumplas tu asignación. Dios se va a esforzar todo el tiempo para que la cumplas. Y eso es lo que Jesús le dijo a Pedro: «Serás pescador de hombres».
¿Sabías que Dios mandó a escribir una canción y que todos la cantaran antes de ir a la tierra prometida? La canción sería un recordatorio para que valoraran el beneficio de ver los milagros y las bendiciones cumplidas en sus vidas. Moisés lo escribió y se los enseñó para que no lo olvidaran.[3]
Era una advertencia para no menospreciar la tierra que fluye leche y miel, hacia donde Dios los estaba llevando. La canción les recordaba lo que vivieron en el desierto, todo eso tenía que marcar sus vidas para siempre.
A pesar de todo eso, Dios encontró menosprecio en sus corazones y es aleccionador para cada uno de nosotros.[4] Porque así como de fuerte es el menosprecio, también la gratitud es fuerte cuando un hijo la expresa hacia sus padres, máxime la gratitud como hijo de Dios.
El menosprecio se observa al dejar de valorar la gratitud a Dios porque encontré algo que me representa más valor. La gratitud empieza a desaparecer cuando hay otras prioridades que empiezan a cambiar dentro del corazón.
Dios está manifestando su amor, su fidelidad, y dejamos de ver todo eso; cuando Jesús vino a la tierra, también se encontró con lo mismo.[5] Entonces el peligro se observa con la respuesta del pueblo de Israel, con lo que pasó cuando Jesús vino, pero eso no nos puede ocurrir a nosotros al ver los milagros que Dios ha hecho en nuestra vida. Es una gratitud que debe nacer desde el corazón.
Si algo va a ser una virtud en los hijos de Dios, si se vuelve una marca indeleble en aquellos hijos de Dios, es la gratitud. El agradecimiento te aleja del menosprecio.
Diez hombres leprosos recibieron su sanidad al obedecer la palabra de Jesús y, mientras caminaban, quedaron limpios de su cuerpo. Todos volvieron a sus hogares, con su familia, pero uno solo de ellos regresó a dar las gracias.[6] Este milagro marcó un antes y un después en sus familias, en su comunidad que los daba por muertos. ¿Qué se interpuso en los nueve para que no regresaran a dar las gracias por su milagro?
Porque la gratitud es la expresión de un corazón que valora y que sabe que, por mucho que hiciera, lo que Dios me dio nunca lo hubiera conseguido. Una cosa es que yo utilice mis palabras para agradecer y otra cosa es que mi vida sea un constante agradecimiento desde que me levanto hasta que me acuesto; todo es por su gracia y su misericordia. Dios sabe leer en lo profundo del corazón de cada persona.
[1]1 Samuel 1:10-11 (RVR1960): ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
[2]Lucas 5:8-11 (RVR1960): Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.
[3]Deuteronomio 31:19-22 (RVR1960): Ahora pues, escribíos este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel. Porque yo les introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me enojarán, e invalidarán mi pacto. Y cuando les vinieren muchos males y angustias, entonces este cántico responderá en su cara como testigo, pues será recordado por la boca de sus descendientes; porque yo conozco lo que se proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra que juré darles. Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel.
[4]Deuteronomio 32:18-19 (RVR1960): De la Roca que te creó te olvidaste; te has olvidado de Dios tu creador. Y lo vio Jehová, y se encendió en ira por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas.
[5]Mateo 11:20-24 (RVR1960): Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo: ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo a que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza. Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para vosotras. Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades[a] serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti.
[6]Lucas 17:12-19 (RVR1960): Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.
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