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Revisa tu dirección

14 de enero de 2009

Tiempo de lectura: 6 minutos

 

 

En la vida hay momentos que deseamos perpetuar y otros que quisiéramos olvidar. Cada momento debemos vivirlo y declararlo con fe, para luego tomar la dirección correcta.  No evadas tus momentos.  Cuando nace un bebé, hay que celebrarlo, de la misma forma que hay que llorar si alguien muere.  Un divorcio, no es deseable, pero si es inevitable hay que superarlo. Es inútil  negar la realidad, debes aprender a vivirla, aunque sea difícil.

Vive, declara y camina hacia adelante

Job 1:20-22 relata: Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.

Cuando Job perdió todo, vivió el momento y proclamó lo correcto. Solamente se equivocó al decir que Dios quita, porque fue el demonio quien lo despojó. Esa idea errónea hizo que perdiera la dirección correcta hacia lo bueno. Cuando dudamos y retamos a Dios perdemos el rumbo.  Recuerda que siempre habrá un final dichoso para aquellos que confían en el Señor.

Además de vivir a plenitud el momento, debes hacer la declaración correcta. Todo obra a bien para los que aman a Dios.  Aunque no entiendas la razón de lo que sucede, si declaras con fe, todo será de beneficio para tu vida y abrirás el camino para lo bueno que viene.

Por último, toma conciencia de la dirección que escogerás a partir de ese momento. Debes ir siempre hacia adelante, nunca retrocedas. No permitas que los malos momentos frustren tus propósitos.

En Job 42:10-17 leemos: Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job. Y vinieron a él todos sus hermanos y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que Jehová había traído sobre él; y cada uno de ellos le dio una pieza de dinero y un anillo de oro. Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero; porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, y tuvo siete hijos y tres hijas. Llamó el nombre de la primera, Jemima, el de la segunda, Cesia, y el de la tercera, Keren-hapuc. Y no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job en toda la tierra; y les dio su padre herencia entre sus hermanos. Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. Y murió Job viejo y lleno de días.

Siempre vendrá el día de la recompensa, no lo dudes. Proclama que el fin será mejor que el inicio. Lo último siempre será mejor que lo primero.  Las pruebas siempre te convierten en una mejor persona. Cuando haces la declaración correcta, te dispones a un mejor futuro en medio de la tribulación. El plan que Dios tiene para cada uno es hermoso. Las cosas mejoran cuando le entregas tu vida al Señor.

Siempre hacia adelante

Filipenses 3: 13 nos dice: Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante.

Debemos actuar y avanzar.  No sigas estancado en lo que quedó atrás.  Un profesor  nos decía: “si pasas por el lodo no te atasques”.  Esto significa que no debemos quedarnos para siempre en el momento que vivimos. Aquello que dejamos atrás no debe estorbar a lo que tenemos por delante. Repítelo las veces que sea necesario, hay que avanzar, no te detengas.

Tengo tres enunciados que siempre repito: “Lo pasado ya pasó, no te compliques, hay mejores cosas de qué hablar”.  Además de olvidar, es necesario dejar de mencionar aquello que quedó atrás. Si continúas hablando al respecto, no podrás superarlo. Inicia con la planificación de tu futuro para ocupar tu mente y tu boca en situaciones positivas que te permitan avanzar. Si el momento difícil aún no ha pasado, no te preocupes, ya pasará, créelo para poder vivirlo.

Filipenses dice: “extiéndete a lo que está delante”.   Para lograrlo debes ser flexible. Nada rígido puede extenderse.  Es posible estirar un pedazo de hule, pero no una vara de hierro. Tu vida debe ser como un hule flexible que resiste las situaciones y se extiende. Ser rígido y estancarse es fácil y cómodo, avanzar requiere esfuerzo, pero vale la pena.  Escoge el camino hacia adelante, el Señor está contigo y no te abandonará.

2 Corintios 5:17 nos comparte: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

No lo olvides, toma las cosas nuevas. La misericordia de Dios es eterna porque se renueva cada día. El Señor estrena misericordia 365 veces al año.  Si se le acaba hoy, tiene una nueva para mañana. Cada mañana pide al Señor que estrene su misericordia contigo.

Busca el camino correcto

En Lucas 15: 17-18 el Señor nos dice del hijo pródigo: Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!  Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.

Actúa como ese hijo que decidió levantarse e ir por el rumbo correcto. Levántate y avanza, puedes hacerlo porque nadie más lo hará por ti. Decide avanzar en tu trabajo, con tu familia, en tus estudios. Hay muchas bendiciones esperándote, pero debes tomar dirección hacia ellas.

En 1 Reyes 19:1-15 leemos sobre Elías:  Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come.  Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse.  Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta.  Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.  Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. El le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria

Elías tenía miedo y tomó el rumbo equivocado.  A pesar de ello, Dios lo sustentó.  Lo mismo hará contigo pero es mejor si tomas el camino correcto desde un principio.  Busca la paz y quietud para decidir bien la dirección que tomará tu vida.

Cuando vives momentos difíciles tomas caminos equivocados. Entonces,  Dios te cuestiona para que reflexiones y salgas de donde estás.   Él no te sacará de la cueva donde te metas, sólo tú puedes tomar la decisión, salir y avanzar.  Así que levántate y ve hacia adelante.  No te encierres deseando morir.

Si tomaste un camino equivocado, reconoce tu error, dale gracias a Dios por su misericordia eterna y pídele que te muestre el camino correcto. Ofrécele tu corazón a Jesús para que perdone tus pecados y te regale vida eterna.

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