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El Dios de la productividad

El Dios de la productividad

25 de agosto de 2019

Tiempo de lectura: 4 minutos

Cuando Dios creó el mundo y todo lo que habita en él le dio la orden de producir a todo ser vivo.[1] [2] [3] En ese momento también diseñó al ser humano con la capacidad de multiplicarse y ser productivo.[4] Aunque pasemos por etapas de escasez, ese no es nuestro diseño. Nuestro Padre nos creó para producir en todas las áreas de la vida y hacerlo de forma abundante.

Cuando Adán y Eva pecaron Dios maldijo la tierra y como consecuencia de ello cambió la dinámica de trabajo y producción. A partir de este momento empezó a ser más difícil la productividad y surgió la esterilidad en la tierra.[5] Esto, aplicado en cualquier área de la vida, puede causar frustración y dolor.

He tenido amigos que han probado de todo en el proceso de tener un bebé y no han podido. La frustración en este punto puede ser grande porque tenemos la Palabra de Dios que nos llama a multiplicarnos, pero no la logramos ver materializada en nuestra vida. Podemos llegar a experimentar esterilidad en muchas áreas, pero lo importante es saber qué postura vamos a tomar ante esta condición.

Como seres humanos tenemos una tendencia natural a ceder cuando las cosas se ponen difíciles. Cuando Abram y Sarai no pudieron tener hijos y estaban luchando contra la esterilidad tomaron la decisión de ceder ante la dificultad y optaron por tenerlos a través de su sierva Agar.[6] Definitivamente este no era el plan de Dios para la vida de ellos, pero en medio de la adversidad lo vieron viable. La escasez nos hace considerar como posibilidad algo que no es adecuado o correcto. ¿Cuántas veces hemos cedido ante lo incorrecto por culpa de las circunstancias?

En la Biblia hay una historia sobre unas reformas que realizó el rey Josías. Durante su reinado experimentó cómo el pueblo de Israel se descarrió ante los problemas de esterilidad que estaban sufriendo a tal punto que optaron por rendirle sacrificio a la diosa Asera, diosa de la fertilidad.[7] A veces no cedemos ante un dios, pero sí ante la cultura o forma de actuar de este mundo. Tomemos el ejemplo del rey Josías y pongamos nuestra confianza en Dios.

En la vida tendremos varias opciones y escogeremos a Dios, no por ser la única opción que tengamos sino porque es la que elegimos por sobre todas las demás.[8] Si no tuviéramos esa capacidad de escoger, ¿cómo le demostraríamos que Él está por sobre todo lo demás?

Nuestros sacrificios hablan de quién es Dios en nuestra vida. Sara, Rebeca y Raquel, ante el problema de esterilidad, decidieron sacrificar algo y de esta forma mostraron su amor al Señor por sobre todas las cosas, encontrando así la solución. Porque no hay esterilidad que sea más determinante que un sacrificio delante de Dios. No hay amor sin sacrificios. Nuestro amor por nuestro Padre se debe ver reflejado en lo que estamos dispuestos a hacer por Él.


[1] Génesis 1:11: Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.

[2] Génesis 1:20: Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos.

[3] Génesis 1:24: Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así.

[4] Génesis 1:26-28: Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

[5] Números 13:17-20: Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas.

[6] Génesis 16:1-3: Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido.

[7] 2 Reyes 23:6-8 (NTV): El rey quitó del templo del Señor el poste dedicado a la diosa Asera y lo llevó fuera de Jerusalén, al valle de Cedrón, donde lo quemó. Luego molió las cenizas del poste hasta hacerlas polvo y tiró el polvo sobre las tumbas de la gente. También derribó las habitaciones de los prostitutos y las prostitutas de los santuarios paganos ubicados dentro del templo del Señor, donde las mujeres tejían mantos para el poste dedicado a la diosa Asera. Josías trasladó a Jerusalén a todos los sacerdotes que vivían en otras ciudades de Judá. También profanó los santuarios paganos donde habían ofrecido sacrificios, desde Geba hasta Beerseba. Destruyó los santuarios que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de Jerusalén. Esta puerta estaba situada a la izquierda de la puerta principal de la entrada a la ciudad.

[8] Éxodo 23:24-26 (NTV): No rindas culto a los dioses de estas naciones, ni los sirvas de ninguna manera, ni imites sus prácticas malvadas. En cambio, destruye sus ídolos por completo y destroza sus columnas sagradas. »Sirve solamente al Señor tu Dios. Si lo haces, yo te bendeciré[d] con alimento y agua, y te protegeré de enfermedades. No habrá en tu tierra ninguna mujer que pierda su embarazo o sea estéril; te daré una vida larga y plena.

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