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El momento ha llegado

26 de abril de 2016

Tiempo de lectura: 4 minutos

Necesitamos ver a Dios hacer grandes cosas, para que grandes multitudes lleguen a Él, tal como sucedía en tiempo de Jesús. Algunos cristianos pareciera que buscan una iglesia pequeña, que no crezca, pero donde hay vida, hay crecimiento. A Jesús lo seguían multitudes porque compartía la Palabra, la vivía y también la impartía para que otros la multiplicaran[1]. Las personas lo rodeaban porque buscaban lo sobrenatural que Él expresaba de forma tan natural. Nada de grandes aspavientos, Él hacía milagros de forma sencilla. Las personas buscan lo sobrenatural, van con brujos, buscan horóscopos, no tienen miedo, al contrario, así que nosotros debemos expresar naturalmente lo sobrenatural del reino de Dios para que todos crean. Algunos cristianos incluso cambian de actitud cuando las personas les piden que oren por ellos, se vuelven ceremoniosos y asumen una postura artificial, cuando lo que debemos hacer es compartir con naturalidad lo que de gracia hemos recibido. Podemos obrar milagros de sanidad con la misma soltura que Jesús mostró. ¡No podemos sanar a un ciego dejándolo sordo por nuestros gritos manifestando la unción!

 

El ministerio de Jesús fue sobrenatural. Cuando analizamos lo que sucedió durante la pesca milagrosa, vemos que le pidió a los discípulos que apartaran la barca de la orilla a causa de la multitud que agolpaba sobre Él y no le permitía hablarles con tranquilidad. Muchas veces sucede que los afanes de la vida se agolpan a nuestro alrededor y nos roban la tranquilidad para escuchar a nuestro Señor. Por eso, es necesario tomar distancia, alejarnos de lo que nos provoca ansiedad y buscar tiempo de intimidad con Dios.

 

Cuando Jesús terminó de enseñar a la multitud, pidió a Pedro que bogara mar adentro y que echara las redes para pescar. Luego de orar y escuchar al Señor, debemos disponernos a obedecerle y actuar para aplicar lo que nos ha enseñado. Debes apartarte de lo terrenal para navegar en la fe. Aleja tu barca de tierra firme porque está diseñada para avanzar en el agua. Para ver milagros debes poner tu mirada en el Señor, no en lo que el mundo te muestra. Claro que hay crisis, pero si prestas atención solo a esa realidad, te llenas de miedo, y el Señor quiere una iglesia valiente. No debemos movernos por miedo sino por fe. Jesús quiere que te muevas en lo sobrenatural, que sanes enfermos. Él te enseña, te demuestra con hechos que la enseñanza es verdad y luego te imparte unción para que la compartas. ¡El Espíritu Santo está en ti para hacer la obra del Señor!

 

Vemos en la Escritura que Simón llamó “Maestro” a Jesús cuando le mandó echar las redes para pescar, así que reconoció en Él uno de Sus cinco ministerios, los mismos en los que nosotros debemos operar porque nos delegó la responsabilidad para ser pastores, maestros, profetas, apóstoles y evangelistas. En la iglesia todos debemos ejercer los cinco ministerios, ya que todos debemos asumir dicho compromiso.

 

Simón estaba cansado y frustrado porque había intentado pescar toda la noche y no había logrado nada. Se había esforzado en lo natural, pero cuando Jesús le pidió que echara las redes, el momento de lo sobrenatural había llegado. ¡No permitas que la frustración te reste ánimo para obedecer las instrucciones de tu Maestro! Si Él te dice que el momento ha llegado, así es y Su bendición sobrenatural se manifestará a tu favor. Obedece por fe, cuando en lo natural se acabó el tiempo, en lo sobrenatural es el momento. Cuando era imposible que Abraham y Sara concibieran un hijo, el tiempo de Dios llegó para que el milagro sucediera. No midas el tiempo por el reloj basado en el movimiento de rotación de la tierra, porque el kairos, el tiempo de Dios, es diferente. Para Él los días pueden ser segundos o años, y Su Palabra nos dice que ya es tiempo para segar la mies, así que no hay duda, el momento de la abundancia ha llegado, pescarás tanto que necesitarás ayuda para que tus redes no se rompan[2]. Aprende a moverte en la dimensión sobrenatural.

 

Pedro se sintió indigno de tanta bendición porque era pecador, pero nuestros errores no son impedimento para la bendición que nuestro Padre desea darnos, aunque, por supuesto, debemos vivir según Sus enseñanzas. Si Jesús no lo bendecía, Pedro igual hubiera tenido que pedir ayuda para salir adelante, talvez hubiera tenido que pedir dinero prestado para alimentar a su familia, pero frente a la bendición sobrenatural, tuvo que pedir ayuda para recibir y compartir la abundancia. ¡No hay manera de contener la bendición que el Señor nos dará! Nuestras redes son naturales, pero la pesca es sobrenatural y llegó el momento para recibirla. Necesitarás abrir otra empresa, contratar más personas, construir otro templo, abrir más grupos en casas porque Dios nos dará bendición para compartir. Di con fe: “Esta Palabra es específica para mí. ¡Gracias, Padre, porque estoy en mi momento de bendición!” El tiempo de lo natural ha terminado, tu testimonio de lo que recibirás será sobrenatural. Aunque parece no ser el tiempo, llegó el momento, el sistema natural se rompe, no aguanta. Hoy cambiamos de necesidad, porque ya no nos referimos a carencia o limitación que aflige, sino a que necesitaremos que alguien nos ayude con tanta bendición. ¡Amén!

[1] Marcos 3:7-14 relata: Mas Jesús se retiró al mar con sus discípulos, y le siguió gran multitud de Galilea. Y de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo cuán grandes cosas hacía, grandes multitudes vinieron a él. Y dijo a sus discípulos que le tuviesen siempre lista la barca, a causa del gentío, para que no le oprimiesen. Porque había sanado a muchos; de manera que por tocarle, cuantos tenían plagas caían sobre él. Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Mas él les reprendía mucho para que no le descubriesen.

 

[2] Lucas 5:1-8 dice: Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. 

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