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El sistema del reino de Jesús y el de Adán

13 de abril de 2014

Tiempo de lectura: 6 minutos

 

Si todavía no te has convencido de que puedes pedir al Señor todo lo que necesites, significa que aún vives en el sistema del mundo, a pesar de que nuestro Padre nos dice claramente que pidamos para recibir y desea que operemos bajo Su sistema sobrenatural. Hay que confiar en Él para todo, desde la sanidad hasta cosas que parecen triviales como tener un vehículo o nuevas oportunidades de trabajo. Pero no podemos avanzar a niveles más altos si somos inconstantes. Reflexiona por un momento, ¿verdad que es impensable la opción de que tu hijo falte un día al colegio? Entonces, ¿por qué sí es una opción faltar a la iglesia el domingo? Muchas veces nos quejamos porque no escuchamos a Dios, pero se nos olvida que Él revela Su voluntad a través de Sus siervos cada domingo en el templo. Dios desea aconsejarnos, darnos ánimo y cambiar nuestra vida, pero tú no acudes a Su invitación.

Al nacer de nuevo a la vida de gracia, el primer obstáculo para alcanzar las bendiciones que nos tiene reservadas es que nuestro pensamiento está programado según el sistema del mundo, el sistema en el que Adán operó al salir del Paraíso, sin embargo, al aceptar a Jesús como nuestro Salvador, formamos parte de un nuevo sistema, tenemos acceso al trono del Rey de reyes, y a partir de ese momento te relacionas con Dios todopoderoso, quien todo lo tiene y todo lo puede. Convéncete y demuestra tu fe para pedirle. ¡Sumérgete en el reino de Dios!

Para lograrlo, hay que comprender cómo funciona este sistema que no es terrenal. Un elemento importante es la humildad para aceptar nuestra naturaleza y reconocer que fallamos. La Palabra dice que debemos confesarnos nuestras faltas y orar unos por otros, ya que la oración eficaz del justo puede mucho. Al enfocarnos en el tiempo que se debe orar, estamos operando en el sistema de Adán, ya que nuestra carne quiere hacer algo para ganarse el favor de Dios, pero hay que tener en cuenta que Jesús nos dio el privilegio de acercarnos libremente al Padre a pedirle, a darle gracias y adorarlo. Así de sencillo, no compliques lo que es fácil.

Cierto día que intentaba resolver algo, me di cuenta lo fácil que es regresar a los viejos hábitos de complicarse la vida, porque en medio de mi afán, el Señor me decía: “Elías oró, tenía pasiones de hombre, pero oró”. Me lo dijo varias veces, hasta que reflexioné y dije: “¡Tienes razón! Por qué me mortifico, lo que debo hacer es tomar autoridad en el sistema divino y orar, no debo pensar que soy imperfecto y tengo debilidades, debo ejercitar mi fe y confiar en ti”.

Efectivamente vemos que Elías era un hombre impulsivo y voluble. Ahora podríamos decir que era almático y sanguíneo. Un día se creía capaz de enfrentar a más de 800 profetas, y al otro día la amenaza de una mujer provocaba que saliera huyendo. Sin embargo, esas pasiones no impidieron que su oración fuera eficaz para impedir que lloviera durante un tiempo, y luego provocar que lloviera de nuevo. Al orar no veas qué tan bueno eres, porque es Jesús, el Cordero de Dios perfecto, quien te ha dado la potestad para pedir todo lo que quieras. El sistema de Adán te dice que es imposible recibir en tu debilidad, porque te motiva a confiar en tus fuerzas, las que nunca se compararán con las de Dios.  Así que caes en un círculo de dudas y desesperanza, cuando lo que debes hacer es demostrar fe a toda prueba.

Pedro fue el discípulo a quien Jesús más enseñó sobre fe y obediencia, seguramente porque lo estaba preparando para lo que debía enfrentar después. En una oportunidad, le pidió que se alejara un poco de la orilla del lago para enseñar desde allí a las personas. Luego de compartir la Palabra, le pidió que navegara lago adentro a pescar. La primera respuesta del discípulo fue motivada por el sistema de Adán porque le argumentó que en toda la noche no habían pescado nada. Pero luego, parece que cambió al sistema de Dios, y le dijo que obedecería. Entonces, se puso en acción -algo importante para recibir bendición en el sistema divino-, y fueron testigos de una pesca sobrenatural. Pon atención y cree, al igual que Pedro, ¡tendrás que pedir ayuda para cargar con toda la bendición que el Señor te dará!

Luego de ese milagro, Pedro se sintió indigno, y claro que lo era en su naturaleza humana, pero ya vimos que eso no es determinante en el sistema divino, ya que Dios sabe que somos imperfectos, aún así, ¡desea bendecirnos! No significa que puedes dedicarte a pecar y luego orar para recibir, porque operar en el reino de Dios implica esfuerzo por vivir según Sus mandamientos, pero no debemos alejarnos de nuestro Padre y pensar que nos castiga por ser débiles. Él nos ama, nos perdona y nos recibe con los brazos abiertos. Eso es lo que debemos comprender. Acércate, reconoce que eres un ser humano con debilidades, esfuérzate por mejorar, humildemente pide perdón y no tengas miedo de expresarle tus necesidades con fe. Solo hay dos caminos: continúas viviendo bajo el sistema de Adán o te metes al reino de Dios y provocas que funcione como debe ser. ¡No busques la influencia del mundo, sino la influencia del Señor para obtener lo que anhelas!

En otra oportunidad, sabemos que Pedro retó a Jesús cuando lo vio caminar sobre el agua. Entonces, Jesús simplemente le dijo: “Ven”. Pedro obedeció, pero seguramente sintió miedo, de nuevo cambió de sistema, y comenzó a hundirse. Por supuesto que no es fácil decidirse a vivir según un sistema completamente diferente al que nos rodea; claro que provoca dudas y temor, pero te garantizo que funciona. Deja de ir de un sistema a otro, decídete a ser radical, no seas de doble ánimo. Si dudas, te debilitas y tu mente vuelve a operar en el sistema que no te conviene. No importa lo que otros piensen, ¡siembra para cosechar, sé humilde y serás exaltado, pide y recibirás! No le pidas a Dios que bendiga tu sistema, sino actívate en el Suyo.

Un tercer ejemplo de Pedro aprendiendo a operar en el sistema de Dios es cuando Jesús le dio la singular instrucción de que fuera a pescar con un anzuelo y sacara de la boca del pez el dinero para pagar los impuestos de ambos. Vaya que era un reto obedecer semejante mandato, pero luego de ver multiplicación de panes y sanación de enfermos, parece que Pedro iba abriendo su entendimiento y fortaleciendo su fe. Era como si le dijera: “Te espera una aventura impresionante, por eso te enseñaré a vivirla con fe y gozo”. Lo mismo sucede ahora con nosotros. Sin esa confianza a toda prueba, será difícil enfrentar los retos que la vida en el Señor nos presenta, pero es posible lograrlo y ver maravillas.

¿Por qué no le pidió a Pedro que fuera con Judas para que le diera dinero para los impuesto? Me gusta pensar que también le estaba enseñando a Judas que no era necesario robar para tener abundancia. Así que si creyéramos en el sistema del reino, ¡se acabaría la corrupción! Si dinero es lo que necesitas, ¡Él puede dártelo! Convéncete para dejar de pensar en sobornar o hacer cosas como pedir facturas a tu nombre por gastos que nos has hecho, con tal de no pagar impuestos. Hacer eso es vivir en el sistema de Adán, seguir necio con el sistema del mundo. Tus preocupaciones económicas terminarán cuando funciones según los principios  del reino de Dios.

Trabaja, esfuérzate confiando en que el Padre puede darte todo, todo, todo lo que le pidas con fe. No te esfuerces por comprenderlo, ¡solo cree y sé constante! Obedece Sus instrucciones por ridículas que te parezcan. Él te salvó y solo Él te sostendrá y guiará hacia Su reino. Asegúrale: “Padre, quiero que todo en mi vida funcione según Tu sistema. En Tu Palabra viviré, cre

Versículos de Referencia:

1. Santiago 5:16 dice: Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

2. Santiago 5:17-18 enseña: Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.

3. Lucas 5:1-8 relata: Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.

4. Mateo 14:28-29 cuenta:Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.

5.Mateo 17:24-27 enseña: Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? El dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti.

 

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