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La Confrontación

07 de junio de 2007

Tiempo de lectura: 8 minutos

 

 

Dios está con nosotros y vamos a vencer cualquier obstáculo, porque para Dios no hay nada imposible. Y si  para Él no hay nada imposible, si El va con usted, si el tiene el control de su vida, entonces para usted también está la oportunidad de vencer cualquier cosa. No se desanime, no se eche para atrás, no desmaye, porque estoy seguro que todos o casi todos están muy cerca de vencer ese obstáculo. Cada día que pasa está más cerca, aunque cada día que está venciendo el obstáculo, duele un poco más. Pero cuando sentimos eso, no es sino la señal que vamos por un buen camino.

 

Hoy le voy a decir el cierre de la prédica primero; ya oramos para que Dios nos escuche, pero al final, vamos a tener un momento para que Dios nos prepare para lo que viene para cada una de nuestras vidas. Ya oramos para que Dios traiga una respuesta, pero vamos a orar por algo muy importante y es el hecho de poder orar juntos y es en base a lo que voy a dar a su corazón.

 

Hay muchas personas que están con necesidad, pero la forma de saciar la necesidad es asegurarnos de ser las personas que debemos ser. A veces nos preguntan de qué se trató la prédica y no sabemos ni qué decir. Hoy me interesa que salga con frases escritas en su mente y corazón para que las pueda poner en práctica. Quiero que se acuerde de mí en esos momentos críticos. Que diga: “el pastor dijo esto y esto”, y lo ponga en práctica.

 

Algo que he estado viviendo de cerca con algunas personas es el hecho que durante el proceso de nuestra vida, llegan momentos difíciles, porque nos enfrentamos a nosotros mismos sobre algo que no está bien. El tema que quiero tratar hoy lleva como título: “La confrontación”. ¿Por qué la confrontación? No estoy hablando de la confrontación de unos con otros, sino de la confrontación con uno mismo. ¿La confrontación es mala? No, es buena y necesaria. A ninguno nos gusta que nos digan las cosas que no están bien de nosotros, que el espejo nos diga que somos personas con un mal carácter, que nos digan “esto no está bien”. En algunos casos, cuando viene alguien y dice: “Yo creo que deberías de hacer esto”. Muchas veces, nos negamos a eso. Pero Dios utiliza su Espíritu para hablarle, su Palabra  y a la gente que está a su alrededor para confirmarle ese mismo mensaje. Usted necesita del prójimo para ser formado en una mejor persona. El problema de esto es que nos debe llevar a un final. Aunque comenzamos orando por su necesidad, puede ser que muchas de las cosas que está pasando usted, tienen que ver con que no ha permitido que la confrontación y la renovación de su vida misma se establezca, porque nos gusta pedir, pero no mucho dar. Somos muy inteligentes y hábiles para encontrar en alguien más sus errores, pero no hemos aceptado los nuestros ni la debilidad que cada uno de nosotros tenemos.

 

Quiero contarle que una de las debilidades que tenía en mi carácter era el temor. Yo crecí bajo ese yugo y es muy difícil quitárselo. Recibí temor de mi padre, de las personas que me rodeaban. Me volví una persona muy insegura. Hablar frente a todos ustedes era imposible para mí; me sudaban las manos para poderle hablar a una jovencita. Yo pensé que el día que tuviera novia sería porque ella se me iba declarar.

 

Yo crecí en mucho temor y tenía que pelear contra eso, pero no me gustaba que me lo dijeran; nunca quería aceptarlo y me negué muchas veces a un proceso de transformación, pero entendí que mi vida iba a estar limitada a eso siempre si no dejaba que el proceso de Dios siguiera todo el tiempo que fuera necesario. Encontré un versículo que golpeó mi corazón. Dice en el libro de los Salmos: “Busque fervientemente a Jehová y Él me oyó, y me libró de todos mis temores”. Cuando yo estoy cerca de Dios, soy una persona que se siente segura. Cuando estoy lejos, soy insegura. El empezó a trabajar en mi carácter, puso ciertas circunstancias que al salir de ellas debían formar a alguien más seguro. A los 19 años que conocí al Señor, empezó este proceso. Yo empecé a beber para sentirme más seguro, pero fue una equivocación.

 

Proverbios 25:28
Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.

 

Este es el hombre que no tiene límites, que no sabe identificar en su vida los riesgos que corre al hacer ciertas cosas. Mientras esa persona viva así, no va a lograr nada, siempre está peligrando su vida, y a veces, la vida de los demás.

 

Proverbios 15:1
La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor.

 

Verso 14
El corazón entendido busca la sabiduría; Mas la boca de los necios se alimenta de necedades.  

 

18 El hombre iracundo promueve contiendas, mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla.

 

28-32 El corazón del justo piensa para responder; Mas la boca de los impíos derrama malas cosas. Jehová está lejos de los impíos; Pero él oye la oración de los justos. La luz de los ojos alegra el corazón, Y la buena nueva conforta los huesos. El oído que escucha las amonestaciones de la vida, Entre los sabios morará. El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma;  Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.

 

El verso 32 tiene que ver con el verso 10 de este mismo capítulo: La reconvención es molesta al que deja el camino; La corrección es parte de la confrontación que Dios quiere darnos. Él quiere hacer reconocer nuestra debilidad, hacer una transformación de nuestro carácter. Escribí algunas cosas que quiero trasladarle:

 

¿Cuántos de ustedes reconocen que hace tres, dos o cinco años atrás pensaban de una manera y hoy piensan de otra? Sus pensamientos ahora son otros,  ve las cosas de una manera diferente, tiene una actitud diferente ante la vida ahora. Le aseguro que hace cinco años, estaba seguro que sus pensamientos eran los correctos, pero cuando tuvo una mente abierta, Dios tuvo la oportunidad de cambiar sus pensamientos y ahora piensa mejor. Si sus pensamientos de hace algunos años cambiaron y ahora son mejores, ¿cree que los pensamientos que tendrá a dos, tres o cinco anos van a ser mejores? ¿Está seguro? ¿Va pensar de una mejor manera? ¿Está seguro? Quiere decir que los pensamientos que tiene ahora no son del todo los mejores. Seguramente, si es una persona que tiene la mente abierta, Dios puede trabajar mejor en usted. Tal vez sus pensamientos de mañana serán mejores a los de ahora. Tal vez hoy vino con pensamientos negativos, pero espero que hoy salga con pensamientos positivos.

 

No es malo que los pensamientos cambien, sólo hay que identificar que se vuelvan buenos. Dice que el que aborrece la corrección morirá.

 

Jeremías 7:23
Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien. Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante,  desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Y os envié todos los profetas mis siervos, enviándolos desde temprano y sin cesar; pero no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres. Tú, pues, les dirás todas estas palabras, pero no te oirán; los llamarás, y no te responderán. Les dirás, por tanto: Esta es la nación que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni admitió corrección; pereció la verdad, y de la boca de ellos fue cortada.

 

Hay personas que al día de hoy, la corrección ya no existe para ellos. ¿Qué pasará cuando nos negamos a la corrección que alguien nos quiere hacer? ¿Cuando Dios quiera pasarnos por un proceso de corrección? ¿Cuando nos negamos a la circunstancias que traen formación a nuestra vida, cuando cerramos el canal por el cual Dios nos quiere llevar a una corrección? Nos enoja, nos molesta, pero es parte de una formación. Dice que Dios mandó a sus profetas, sus siervos, antes de traer algo, siempre habla, trata de que avance y no retroceda, pero el dejar de ser corregidos por Dios, nos hace retroceder. Y esta nación se negó a la  corrección. ¿Hace cuánto que no hay un cambio en su vida? Usted sabe cuales son sus debilidades. Hace un tiempo, tuve la oportunidad de hablar con un hombre cuya debilidad era la mentira. Su debilidad quizá sea un vicio, una mujer, un hombre, un pecado sexual, la avaricia, la deuda. Cada quien sabe cuál es su debilidad; el problema es cuando el ser humano se acomoda a esa debilidad. ¿Qué puede hacer Dios ahí? ¿Qué pasa cuando una persona tiene el vicio, pero es débil, y vuelve al ciclo donde se vuelve a generar? Cuando se da cuenta, las cosas están mal.

 

¿Qué pasa cuando Dios ha estado insistiendo para hablarnos a través de algo o de alguien? A mí me da miedo cuando Dios se queda callado, porque eso nos pasa a nosotros cuando ya dijimos todo lo que se podía decir. Una vez le dije a un hombre: “Ya no tengo que otra cosa decirte, pues siempre te doy el mismo consejo y sigues en lo mismo”. El riesgo es cuando Dios se calle, porque ya dijo todo lo que tenía que decir y no hemos respondido.

 

¿Está dispuesto a la confrontación? ¿Está abierto a eso? ¿Usted es accesible a eso?

 

Hebreos 11 habla de fe. Dios empieza a hablar de fe y luego cómo obrar por fe. En el capítulo 12, empieza a  hablar de la corrección, porque ésta le va a dar un sentido de identidad que todo hijo necesita.

 

Hebreos 12:3-9
Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,  Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.

 

Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?

 

Cada disciplina tiene su fruto, este proceso tiene un resultado y Dios lo ve como necesario.

 

Hay personas que se amargan y se niegan a la disciplina. He conocido a gente que está peleando con Dios, porque querían que Él hiciera algo como ellos querían, y al no recibirlo, se amargaron. ¿Podrá el hombre contender contra su hacedor? ¿Podrá pelear  contra el que hizo la tierra y todo lo que en ella hay? Nos cuesta aceptar la corrección porque nos trataron mal de pequeños, muchas veces. A mí no me gustaba, me negaba, pero entendí que era la única forma que iba a sobrepasar esos temores que había en mi vida. Al día de hoy, sigue habiendo gente que me sigue corrigiendo.

 

A raíz que usted sea la persona que marque un antes y un después en su familia, en su descendencia, la disciplina de la cual van hablar sus hijos, la van a valorar para toda la vida. La semana pasada le di tres paletazos a mi hijo, al rato lo abracé y se calmó. No herí su corazón, no lo dañé, no le dije palabras malas y sé que él se va a recordar siempre de mí en la corrección. Para yo poder corregir a mi hijo, tuve que pasar antes yo con mi padre para que Él me corrigiera. No voy a poder enseñar corrección si yo no me dejo. Yo le abrí mi corazón a Dios, me enseñaron que desde ese momento, yo era hijo. Todo hijo que tiene fe es tratado por un proceso de corrección para que la fe siempre lo acompañe. Aquí hay personas que tienen únicamente un Dios, pero no un padre. Todos buscamos a Dios, pero no todos vemos a un padre.

 

¿Quién lo formó? Usted necesita un encuentro con su  Padre, porque conoce de Jesús por su perdón, sanidad; conoce el Espíritu Santo, por su unción; pero ¿qué conoce de su Padre? Él es quien da la corrección. ¿A quién buscan los hijos cuando tienen miedo? ¿A quién le piden cuando tienen necesidad? ¿A quién le van a llorar cuando están enfermos? Cuando usted frecuente, cuando se mantenga, cuando viva encontrándose con su Padre, se va a dar cuenta cada día, cómo es usted, para qué está aquí. Aquellas cosas que siempre ha querido, ahí está Él. Hay cosas en la vida en las que no lo ha hecho parte a El, usted lo hace solo, pero El está dispuesto a hacer muchas cosas por usted.

 

El cierre es el siguiente: Aquí hay un papá y un hijo; “abrace a su hijo”. Cada vez que se tropiece con estos encuentros de un padre con su hijo, la fe de éstos va a ser mayor. Luego de esos besos, cuando la corrección llegue, se vas a dejar, porque sabe que lo ama, porque sabe que es lo mejor que le puede pasar en la vida, porque es la expresión más grande del amor de un padre por sus hijos.

Comencé a orar por su necesidad, pero termino diciendo que necesita un encuentro con su Padre para que las circunstancias cambien. Cada vez que entre a ese lugar con Él,  sepa que no saldrá igual.

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