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Por la fe

Por la fe

27 de abril de 2018

Tiempo de lectura: 5 minutos

El sistema de Dios es ir de la nada a todo, de lo invisible a lo visible, de lo pequeño a lo grande. Podemos ver que de la nada Dios hizo el universo entero. ¿Qué necesitó? Nada. Por eso te dice que no le tengas miedo a la nada porque Él ya estuvo allí.

Cuando no tenemos nada, tenemos todos por lograr. La fe necesita tu confianza. Si no confiamos en la fe que Dios nos dio, ¿en qué o en quién confiamos? ¿Cómo detonas tu fe? Buscando un desafío, soñando con lograr algo. No te quedes estancado en la nada.

Mi consejo es que enfoques tu fe en Dios porque siempre estará allí, como roca fuerte para sostenerte. Cuando te quitan aquello en lo que has puesto tu confianza, te sientes morir. David dijo en medio de la guerra: “Solo tú me haces vivir confiado”. También dijo, cuando intentaron ponerle la armadura para pelear contra Goliat, que no la usaba porque confiaría en Dios, quien lo había respaldado al luchar con el oso y el león. David cambió la coraza por cinco piedras. Confía en Dios más que en cualquier cosa. Yo siempre le digo a mi equipo que podemos ser muy creativos e innovadores, pero que la mejor estrategia del ministerio siempre será el poder sobrenatural de nuestro Dios que se manifiesta con milagros, señales y prodigios.

Hebreos 11 es el fundamento del libro ¿No es por vista” porque nos explica con ejemplos qué significa vivir por fe[1]. Cuando leemos sobre Caín y Abel, nuestra interpretación es que a Dios le agradó más la ofrenda de Abel, pero realmente lo que le agradó fue esa fe que demostró al darle lo mejor que tenía. Así que el testimonio que Dios da sobre Abel no es solo de ofrenda sino de fe. Caín, al contrario, confió más en su inteligencia natural al darle ofrenda, pero no lo mejor porque pensó como un empresario que jamás regalaría su mejor pieza de ganado.

Acerquémonos a Dios con fe, demostrándole que queremos Sus galardones. Eso no es problema. Por supuesto que Él desea nuestro cariño por quién es, no por lo que puede darnos, pero es innegable que toda relación implica un interés. Amamos a nuestro cónyuge porque esperamos tener una hermosa relación donde recibamos el mismo amor y atención. Así que, si Dios me dice que le pida, yo le entrego mi lista de deseos porque confío en Su Palabra y en Sus instrucciones. Religiosidad es no pedirle cuando Él nos dice que lo hagamos. Lo importante no es lo que obtengo por la fe, lo importante es vivir por la fe. ¡Por fe es bonito hasta equivocarse!

Los héroes de la fe nos enseñan a vivir. Por la fe, Noé inició todo de nuevo. Al llegar a tierra seca, a él y su familia no les quedó más que creer en que Dios honraría Su pacto.

Abraham salió de su tierra sin saber hacia dónde iba, pero tenía fe y era suficiente. Por fe hizo todo, habitó como nómada, convencido de que el Señor cumpliría Su promesa. Y casi muerto engendró a una nación. No te des por muerto, porque de un “casi muerto”, Dios levanta una nación.  

Deja de pensar en lo que tuviste y ya no tienes. Tu energía se gasta pensando en el pasado, cuando debes enfocarte en el futuro, lleno de fe, aunque no tengas nada. Abraham estuvo dispuesto a darlo lo único que tenía. Dios también porque no tenía cien hijos, ¡tenía uno y lo dio por amor a nosotros! ¿Crees que no tenía fe cuando lo entregó?

Moisés lo tenía todo, y se fue hacia la nada. Por fe, al no tener nada, consigues todo. Una cosa es llegar a tener algo por fe, y otra aún más fuerte es entregar todo por esa misma fe. Aferrarte a lo que obtuviste por fe es dejar de vivir confiado, porque revela que ya no crees de la misma forma. Si lo conseguiste una vez, ¿acaso no puedes lograrlo de nuevo? Vive confiando en la fe no en la suerte. Y ten paciencia, porque Dios no tarda en responder, sino que nosotros tardamos en creer.

Al reflexionar sobre esta idea de la nada, pensé en Jacob, quien al salir huyendo de su casa, no tenía nada. Y cuando llegó a cierto lugar se acostó a descansar, usando piedras como almohadas. Entonces, Dios me inquietó: “Dile a mi gente que la calidad de la cama no importa, es la calidad del sueño lo que importa. Jacob solo tenía una piedra, pero tuvo un sueño que marcó su vida y la de sus generaciones”. En la época más incómoda de tu vida, Dios te puede dar tu mejor sueño.

Recuerdo muy bien cuando lo único que yo tenía era un catre mohoso, además de una guitarra desafinada con cuatro cuerdas. En mi pequeña habitación, yo alababa al Señor. ¿Qué tal tener una piedra como almohada, así como Jacob[2]?¿Cómo puedes empezar toda una vida con una sola piedra? Qué importaba la almohada si los ángeles bajaban y subían. Quizá es necesario que visites la nada para retarte de nuevo. Solo asegúrate de confiar en la fe que Dios te ha dado, porque es el capital más valioso que puedes tener.

Oremos por nuestros sueños. No importa lo incómodo de tu situación, sueña. Sueña con fe. Si no tienes nada más que tu fe, estás en el mejor momento para comenzar todo. Que no importe la calidad de la cama, sino la calidad de tus sueños. Deposita tu confianza en la medida de fe que Dios te ha dado. Sin importar lo incómoda que mi cama sea ahora, mi sueño será grande y se hará realidad.


[1] Hebreos 11:1-17: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios ,de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.  Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito,

[2] Génesis 28:10-13: Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar.  Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia.

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