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Un nuevo normal

Un nuevo normal

08 de diciembre de 2019

Tiempo de lectura: 3 minutos

Lo único seguro en esta vida es que todo cambia constantemente. Algunos de esos cambios son inesperados y hasta pueden producir sentimientos negativos en nosotros. Por eso no debemos olvidar que cada cambio es una oportunidad para que Dios transforme nuestro corazón. No permitamos que las situaciones imprevistas de la vida nos roben la paz. Recordemos que en medio de los cambios Dios traerá algo nuevo para nosotros.

El Señor le pidió a Jacob que se fuera del lugar en donde estaba.[1] Solo saliendo de su zona de confort iba a empezar el proceso de transformación que necesitaba para cumplir su llamado. Es en los procesos más difíciles en donde nuestras convicciones se fortalecen. Dios nos sacará de nuestra comodidad y permitirá los cambios que hagan falta para que alcancemos nuestro propósito.

El Señor utiliza los cambios de la vida para renovarnos constantemente. Cuando Jared, mi hijo, se fue de la casa para estudiar en la universidad, fue una despedida dramática. Mi esposa y mi hija no paraban de llorar y lo que más me repetían era la frase: “ya nada va a ser igual”. Este es el pensamiento que más nos viene a la mente cuando estamos experimentando cambios. Posiblemente hasta sea cierto que las cosas no volverán a ser las mismas. Pero eso no quiere decir que la situación se va a poner mal, solo quiere decir que ahora las cosas serán diferentes.

La única forma en que las cosas se hagan nuevas es a través de procesos de transformación y esto solo se logra a través de los cambios.[2] Dios en todo momento está cambiando algo en nosotros para que podamos alcanzar nuestra mejor versión. Sin importar los cambios externos procuremos mantener una buena actitud en cada temporada de la vida.

Jacob sabía que Dios era fiel y esto le permitía vivir confiado en medio de cualquier circunstancia. El Señor es capaz de limitar el caos de nuestros propios errores y guiarnos al cumplimiento de nuestro llamado, porque su fidelidad nunca se acaba. Debemos aprender a hablar en base a esa fidelidad, porque no importa cuantas predicas escuchamos, si no nos predicamos a nosotros mismos jamás vamos a poder crecer espiritualmente. Reconozcamos que en cualquier etapa de nuestra vida Dios es fiel y su misericordia es eterna.[3]

Jacob en medio de los cambios que experimento, logró disfrutar las cosas aunque no fueran perfectas. Raquel, la esposa de Jacob, cuando nació su hijo le quería poner de nombre Benoni, que significa “hijo de mi desgracia”, debido a que estaba sufriendo mucho en ese momento. Jacob se opuso rotundamente a esa idea y lo nombro Benjamín, que significa “hijo de mi mano derecha”. Jacob ese día perdió a su esposa, pero a pesar de su tristeza, él no quiso condicionar la identidad de su hijo y por eso escogió otro nombre. La vida no siempre va a salir como planeamos, pero en todo momento podemos decidir disfrutar a Dios con la mejor actitud.  

Si solo disfruto las cosas cuando salen bien, me va a costar mucho vivir con alegría.[4] Las circunstancias a veces no salen como esperamos. Aprendamos a disfrutar nuestro presente. Cuando disfrutamos lo que tenemos ahora, Dios nos ayuda a alcanzar lo que tiene preparado para nosotros en el futuro. El Señor antes de cambiar nuestra circunstancia quiere cambiar nuestro corazón.

Jacob siempre mantuvo una actitud generosa y eso le ayudo a atravesar los momentos de transición en su vida. Ni las peores temporadas pudieron apagar la generosidad del corazón de Jacob. No sé qué etapa estas atravesando pero si eres generoso, Dios va a seguir haciendo tu mundo más grande.[5]

El mismo Jesús tuvo que pasar ciclos de transformación.[6] El nuevo normal no solo es lo nuevo que Dios nos va a dar, sino el hecho de que nos vamos a parecer cada día más a Él. Los cambios que experimentamos no son para limitarnos, son para hacernos crecer.


[1]Génesis 31:13 (NTV): Yo soy el Dios que se te apareció en Betel,[a] el lugar donde ungiste la columna de piedra y me hiciste el voto. Ahora prepárate, sal de este país y regresa a la tierra donde naciste”.

[2]2 Corintios 5:16-17 (NTV): Así que hemos dejado de evaluar a otros desde el punto de vista humano. En un tiempo, pensábamos de Cristo solo desde un punto de vista humano. ¡Qué tan diferente lo conocemos ahora! Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!

[3]Lamentaciones 3:22-25 (NTV): ¡El fiel amor del Señor nunca se acaba![b] Sus misericordias jamás terminan. Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana.  Me digo: «El Señor es mi herencia, por lo tanto, ¡esperaré en él!». El Señor es bueno con los que dependen de él, con aquellos que lo buscan.

[4]Proverbios 17:22 (NVI): Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos.

[5]Proverbios 11:22 (MSG): El mundo de los generosos se hace cada vez más grande; el mundo de los tacaños se hace cada vez más pequeño.

[6]Lucas 2:52 (NTV): Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en el favor de Dios y de toda la gente.

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