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El poder de la cobertura

El poder de la cobertura

04 de noviembre de 2018

Tiempo de lectura: 4 minutos

Cuando hablamos de victorias hablamos de batallas, y uno de los secretos para salir vencedores es mantenerse bajo cobertura. La sangre de Cristo es una cobertura, la iglesia, los pastores, los líderes son cobertura. Has visto que la tinta se seca al exponerse al aire, por eso los marcadores, resaltadores y plumas fuente tienen un tapón que cubre la punta, para evitar que se seque. La cobertura mantiene fresca la tinta, lista para cumplir su propósito con éxito; así debemos ser nosotros. ¿Quieres la victoria? Mantente bajo cobertura porque tus logros no dependen de lo que diga la gente sino del propósito de Dios, quien te protege y te mantiene listo para cumplir tu asignación. Que tus procesos no te quiten la cobertura, no te desesperes. Permanece firme, en paz, y obtendrás la victoria.

Salomón fue el primero en hacer una prueba de ADN al decidir quién de las dos mujeres era la madre del niño que ambas reclamaban como suyo. Al decir que lo dividieran, la madre lo cedió por amor, porque prefería renunciar a verlo morir, y en esa renuncia obtuvo su victoria.[1] Talvez hasta hoy no hayas logrado lo que te habías propuesto porque estaba como a medias y Dios te dice que lo tuyo viene completo. Tu milagro no se había dado porque no será un milagro a medias, será uno íntegro. Lo que es tuyo no será la mitad de algo, sino el todo, sin reparticiones, y la celebración también será total.

Las casas de los israelitas estaban marcadas con la sangre del cordero la noche que el ángel de la muerte pasó por Egipto,[2] esa era la señal para que siguiera de largo. Ahora estamos cubiertos con la sangre de Jesús, por eso en tu casa no entra el enemigo a robar, matar o destruir. Los ángeles de Jehová acampan alrededor de quienes le temen. Tu familia está cubierta y protegida por la poderosa sangre de Jesús. ¡No tengas miedo porque eres intocable! Dios tiene el control cuando estás bajo su cobertura.

La situación difícil que enfrentas es solo un proceso, la batalla para obtener la victoria. El rey David lo sabía, por eso declaraba victoria incluso cuando andaba en valle de sombra y muerte.[3] Las palabras que dices deben declarar tu victoria porque lo que sale de la boca crea el ambiente que te envuelve. Como la oruga que llegará a convertirse en mariposa, lo que sale de su boca la envuelve en un capullo que protege su transformación. Declara con fe: “Mi futuro será grandioso, poderoso y perfecto porque está diseñado por Dios”. Suelta palabras de vida sobre tu circunstancia por difícil que sea. A veces la victoria no viene porque oramos para que todo cambie y somos nosotros quienes debemos transformarnos. Construye tu ambiente. Sé tú el agente de cambio y bendición. Eres un transformador con tus palabras y acciones.

Llegará el momento cuando saldrás de ese ambiente difícil donde estás siendo transformado, donde batallas para obtener la victoria sobre ti mismo y sobre tu circunstancia. Entonces, como una oruga que antes se arrastraba, te convertirás en una mariposa que extenderá sus alas. Pasarás por el proceso de formación, pero pronto saldrás a disfrutar el vuelo para la gloria de Dios. Permanece bajo su cobertura para ver la victoria. Tu futuro está designado y vivirás todo lo que Él determinó para ti. Ahora comenzaremos a experimentar un tiempo de doble porción. Celebra tus conquistas por pequeñas que parezcan porque la fricción de la crisis no puede quitarte el brillo de la celebración de las victorias.

El enemigo es como una enorme culebra, como una pitón que no tiene veneno, pero se enrosca para asfixiar y matar. Si te sientes sin fuerzas, sin aliento, acércate a Jesús, porque solo Él puede darte vida en abundancia. Declara que sentirás aliento del cielo. Tu matrimonio recibirá vida y tus hijos no serán atacados porque el poder de Dios te libera y volverás a respirar vida. Tu proceso no te matará, Cristo venció y con Él somos más que vencedores.

Versículos


[1] 1 Reyes 3:25-27: En seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra. Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo. Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre.

[2] Éxodo 12:13: Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.

[3] Salmos 23:4-6: Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.

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