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Las 3 llaves del Reino

18 de abril de 2009

Tiempo de lectura: 4 minutos

 

 

Galardones y recompensas

Hebreos 11:6 dice: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Dios tiene galardones para los hombres y mujeres de fe capaces de agradarle con su vida. Un galardón es una recompensa o premio especial y los tuyos dan testimonio de cuánto buscas al Señor. Buscar a Dios no significa venir dos horas a la iglesia cada domingo, es reconocer la necesidad que tienen de Él, no sólo cuando las cosas van mal, sino en cualquier momento.

Dios tuvo que poner galardones para que le busques. Nos sucede igual con nuestros hijos. Los premiamos para educarlos. Tengo un hermano a quien mis papás le pagaban para que hiciera sus deberes.  De igual forma, el Señor busca motivarnos. Pero debes saber que ese es solamente el comienzo de la relación, no debemos esperar siempre algo para buscarle. Anhela al Señor por lo quien es, no por lo que pueda darte y cuando obtengas lo que necesitas búscale aún más.

Llaves de bendición

Todos tenemos llaves que utilizamos para abrir puertas y activar infinidad de mecanismos útiles. Imagina lo inútil que sería la llave de tu carro si no pudieras encenderlo con ella.  Lo mismo pasa con la Palabra que recibes. De nada sirve que tengas la llave si no logras hacer que funcione. Si piensas que Dios no escucha tu voz porque tus necesidades continúan angustiándote, seguramente no has utilizado bien las llaves que te dio.

Hay tres tipos de llaves.

La llave de dar generosamente

Mateo 6:1-4 no relata: Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Más cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

La Palabra nos habla de recompensas que podemos alcanzar de acuerdo a la motivación con que compartamos lo que tenemos. Si das esperando recibir no obtendrás galardones. Dios siempre observa lo que hacemos y debes comprender la diferencia entre diezmar u ofrendar y dar limosna. Cuando diezmas no das lo que te sobra a alguien que tiene necesidad, sino que siembras en el Reino que te pertenece.

Nunca le cierres tu mano al necesitado.  Quien al pobre da, a Jehová presta. Nosotros en Casa de Dios tenemos el banco de alimentos para que todos tengamos la oportunidad de compartir.  Puedo dar testimonio de que dar es la mejor forma de recibir. Cierta vez recibí a una pareja que venía del interior de país. Buscaban oración de sanidad para la esposa que estaba muy enferma. Nuestro médico confirmó el diagnóstico de una apendicitis que requería operación de emergencia. La llevamos a un sanatorio y tres personas de la iglesia nos hicimos cargo de los gastos porque ellos no tenían recursos económicos.  Lo que yo aporté era el dinero que estaba ahorrando para hacerme un tratamiento dental. Me quedé sin ese dinero pero con la gran satisfacción de haber contribuido a salvar una vida. Además, la sonrisa que tengo ahora demuestra que el Señor recompensó mi capacidad de dar y me retribuyó.

La llave de la oración

Mateo 6:5-6 continúa: Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

La segunda recompensa pública tiene que ver con buscar a Dios en la oración. Pero debes orar en forma efectiva y no mecánicamente. Todos doblamos nuestras rodillas en algún momento y si lo haces correctamente, debes ser capaz de encontrar respuestas para tu vida. Debes orar en secreto para que tu recompensa sea evidente y manifiesta.

La oración del Padre Nuestro habla de ocho cosas importantes y seis de ellas hablan de pedir. Recordemos que pedir es necesario para la Gloria de Dios. Para recibir lo que pides debes orar con fe y dar de lo que tienes. La estrategia para recibir en abundancia es compartir.

La llave del ayuno

En Mateo 6:16-18 leemos: Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

No creas que eres espiritual si ayunas públicamente. Actuando de esa forma, lo único que recibirás será la admiración de los que te rodean y será imposible que obtengas lo que el Señor quiere darte. No actúes interesadamente.

Cuando ayunes hazlo de corazón. Dios habló de dar, orar y ayunar en un solo mensaje porque son tres llaves que tienen el poder de traer recompensas a nuestra vida. Utilízalas correctamente para agradar al Señor.  Las tres son importantes y van de la mano ya que unidas son más efectivas. Quienes las ejercen por separado también tienen su recompensa en el cielo y la vida eterna. Pero si las practicas juntas recibirás las recompensas en la tierra. Dios es galardonador de quienes le buscan.

Ayunar tiene el poder de transformar la fe de  las personas. Si renuncias a alimentar tu cuerpo para alimentar tu alma y demuestras dominio propio reflejas tu voluntad para buscar espiritualmente la Palabra y demuestras que eres capaz de recibir.

Las recompensas

Mateo 6:19-20 continúa: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.

Esto es confuso, no me explicaba la razón por la cual, luego de hablar de galardones, el Señor nos pide que no intentemos atesorar en la tierra. La clave está en recibir las recompensas y sembrarlas en el Reino. Atesora en el cielo para continuar recibiendo.

Mateo 6:24 nos recuerda: Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

En este pasaje lo confirmamos, nuestras recompensas públicas no deben ser para atesorarlas en la tierra sino para ponerlas a disposición de la obra de Dios.

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