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La esperanza de lo nuevo

La esperanza de lo nuevo

09 de enero de 2022

Tiempo de lectura: 3 minutos

En el Antiguo Testamento leemos que Isaías profetizó al pueblo de Israel acerca del “Renuevo del Señor” y otros acontecimientos gloriosos.[1] El profeta habla del “Renuevo” refiriéndose al Mesías en Su segunda venida. Y es que los profetas, al hablar de la venida de Cristo, lo hacían en doble cumplimiento; es decir, refiriéndose a Su primera venida, pero también a la segunda, la cual estamos esperando.

Cuando los cristianos decimos “lo mejor de tu vida está por venir” no repetimos un cliché, sino más bien estamos declarando, fundamentados en nuestra fe, que llegará el día en que Jesús vendrá a nuestra vida y gobernará con Su reino de paz y justicia. Que Él ya haya venido antes para luego morir y resucitar al tercer día es una muestra del reino venidero, del Renuevo de gloria.

La palabra renuevo, en este caso, no es una conjugación del verbo renovar. Un renuevo es el tallo que vuelve a nacer de una planta en lugar de otro tallo que ha sido cortado. Por eso, para quienes vivimos en la fe de Cristo, un renuevo también puede significar la reposición de algo que perdimos, aunque no sea exactamente lo que ya no está. Por ejemplo, durante la pandemia por COVID-19 quizá hayamos perdido un empleo, pero el renuevo será el empleo —uno mejor— que obtengamos en otra empresa o a través de nuestro propio emprendimiento.

Dios no solo desea que emprendamos, sino también que eso que emprendamos sea lleno de Su gloria. El verdadero problema de perder algo no es que no lo podamos recuperar, sino que al perderlo también perdamos la confianza en el Señor. Olvidamos que Él puede retribuirnos mucho más que lo material. De hecho, Pablo, en la primera carta a los tesalonicenses, nos ofrece un consuelo ante la muerte de un ser querido, pues todas las personas que hayan muerto en Cristo serán las primeras en resucitar[2] en el día del renuevo del Señor; y los que estemos vivos le recibiremos con brazos abiertos.[3]

Por lo tanto, como Iglesia de Cristo estamos caminando hacia ese futuro en el que una vez más se cumplirá Su venida y el establecimiento de un reino de justicia.[4] Mientras tanto, debemos escuchar la voz de Dios, ser obedientes y seguir Sus instrucciones en todo lo que emprendamos. Todo lo que hagas, por muy pequeño o grande, debe revelar el carácter de Jesús.


[1] Isaías 4:2-6 (LBLA): Aquel día el Renuevo del Señor será hermoso y lleno de gloria, y el fruto de la tierra será el orgullo y adorno de los sobrevivientes de Israel. Y acontecerá que el que sea dejado en Sión y el que quede en Jerusalén será llamado santo: todos los que estén inscritos para vivir en Jerusalén. Cuando el Señor haya lavado la inmundicia de las hijas de Sión y haya limpiado la sangre derramada de en medio de Jerusalén con el espíritu del juicio y el espíritu abrasador, entonces el Señor creará sobre todo lugar del monte Sión y sobre sus asambleas, una nube durante el día, o sea humo, y un resplandor de llamas de fuego por la noche; porque sobre toda la gloria habrá un dosel; será un cobertizo para dar sombra contra el calor del día, y refugio y protección contra la tormenta y la lluvia.

[2] 1 Tesalonicenses 4:13-16: Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

[3] 1 Tesalonicenses 4:17-18: Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

[4] Isaías 11:1-5: Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura.

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