22 de mayo de 2010
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Soy australiano y actualmente vivo en California. Nací sin brazos ni piernas aunque tengo una hermana y un hermano que nacieron con extremidades. Mi familia es cristiana, mi padre es predicador y muchas veces pedimos al Señor por un milagro, pero éstos no siempre vienen directamente y como los deseamos. La Palabra dice que Él nos levanta aunque no comprendamos Sus planes.
Un día que iba en un carro, aunque no manejando, claro está, nos detuvo un semáforo y en el carro vecino había una chica con la que cruzamos miradas. Ella no me quitaba los ojos de encima y decidí jugarle una broma. Por supuesto que no podía ver mi condición especial así que solté mi cinturón de seguridad y di una vuelta completa sobre el sillón. Ella se asustó muchísimo porque ¡pensó que fui capaz de hacer que mi cabeza girara 360 grados! Fue muy gracioso ver su cara completamente asombrada. Me encanta divertirme y probar cosas nuevas, viajo alrededor del mundo predicando y es muy agradable saber que Dios puede usarme para ser Sus manos y pies, de la misma forma que desea usarte a ti porque ello nunca depende de tu físico sino de tu corazón.
Jeremías 29:11 nos dice: Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Dios no miente cuando dice que tiene un plan para todos. Muchas veces le preguntamos y nos frustramos al no comprender porque solamente escuchamos silencio. En esos momentos, nuestra mente es vulnerable a las mentiras del maligno que dice: “Dios no tiene plan para ti, ¿dónde está ahora que no te da tu milagro?”. A pesar de todo, yo creo en los milagros, he visto demasiados ciegos, sordos y cojos recuperarse que es imposible no creer. Por eso tengo un par de zapatos en mi clóset, por si a caso. Le he dicho al Señor: “Es un buen plan hacerme nacer así para que todos vean tu poder cuando me sanes”.
Hay un plan para ti
Jeremías 29: 12-13 promete: Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis
de todo vuestro corazón.
Dios tiene un plan para tu vida. Honra a Dios con lo que tienes para que Él te honre con lo que tiene. Lo importante es que respondas la pregunta: ¿Quién es Dios para ti? No te engañes viniendo a adorarle pero pensando en el fondo de tu corazón que deseas algo diferente de lo que quiere darte. No hay nada malo con pedir un milagro pero no lo alabes por lo que piensas que te dará, sino por quién es Él. La gente cree que sufro pero es peor vivir en un hogar destruido o perder a un ser amado que no tener brazos o piernas. Oramos por milagros aunque muchas veces Su respuesta sea “no”. Yo pensaba que era el candidato perfecto para recibir un milagro porque me portaba muy bien pero solamente recibía silencio. Entonces llegaron las mentiras a mi cabeza a pesar que Él es la verdad que nos hace libres. Una voz engañosa me decía: “Nick, no eres suficientemente bueno, Dios se olvidó de ti, eres una carga para tus padres y no tendrás una buena vida, ríndete, ríndete”. A los ocho años sufría mucho, cuando iba a una boda y veía a los novios bailar, me decía: “Nunca podré hacer eso, no podré tomar a mi esposa de la mano ni ayudar a mi hijo cuando se caiga de la bicicleta”. Entonces le dije a mi madre que quería suicidarme y a los 10 años lo intenté. Tres veces traté de ahogarme en la tina del baño. Pero luego me di cuenta que para mis padres era peor vivir con la carga de mi suicidio que conmigo que tarde o temprano saldría adelante. En todos esos momentos, la Palabra siempre ha estado allí y Su plan me seguía aunque yo no pudiera verlo. Debía tener fe que justamente es la esperanza en lo que no se ve.
Dios te ama y tiene un plan para tu vida, esa es una gran verdad. Está allí aunque no puedas verlo, como mi pequeño pie que es difícil ver pero que existe. Mi verdadera discapacidad era depositar mi paz en lo físico y no en lo espiritual. No permitas que eso te suceda. No hay brazos, piernas o dinero que te den la felicidad. Todas las bendiciones que recibes son buenas y debes disfrutarlas pero nunca pueden sustituir la necesidad que tienes del Señor. Usa lo que tienes para la gloria de Dios y nunca pongas tu seguridad en lo material. En noviembre del 2008 conocí a un billonario, dueño de tres bancos que perdió el 45% de su portafolio. Lo vi llorar amargamente pero cuando le pregunté por qué, me respondió: “Mi hija de 14 años no es capaz de verse al espejo y apreciar su belleza.” Solamente Dios puede sanar un corazón roto y perdonar tus errores o liberarte para que perdones a alguien más. El dinero, sexo, alcohol y drogas son cosas temporales y si confías en ellas, tu felicidad será temporal. Algunos dicen: “No seré feliz hasta que me case” y yo les respondo que antes de decir eso, hablen con una persona casada para enterarse que la vida no es más fácil o feliz cuando te casas. Si no eres un soltero feliz no serás un casado feliz. De la misma forma que puedes ser rico pero pobre por dentro, puedes tener tu cuerpo completo pero roto en tu interior.
Todas las niñas de tres años quieren ser princesas, no saben la razón pero están seguras que tiene algo que ver con ropa rosada y algo de brillo. Ahora yo digo a las chicas que no necesitan usar faldas cortas para sentirse importantes para alguien. No necesitan perder o ganar peso o cambiar su look para tener amigos. Necesitan convencerse de que son valiosas porque son hijas del Rey y por lo tanto, son princesas. Los varones a esa misma edad de tres años, deseamos conquistar, pelear y construir. Sabemos que pertenecemos a un ejército, por eso, muchos se unen a pandillas deseando pertenecer a un lugar y se confunde, ya que la lucha no es contra carne y sangre. Convéncete de que eres un hijo de Dios y embajador del Rey que no tiene policías sino ángeles a su alrededor. El Espíritu de Dios que levantó a Jesucristo de los muertos vive en cada uno de nosotros.
Aunque me digan que no seré feliz, el Salmo 139 dice que soy maravillosamente creado, Dios me ha dado más belleza que cualquiera, me formó en el vientre de mi madre, me ama y nunca se ha olvidado de mi, esa es la verdad. No necesitas brazos y piernas para amar a Dios y al prójimo como a ti mismo, tampoco los necesitas para pararte frente las puertas del infierno y desviar el tráfico hacia el cielo. Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece.
Filipenses 4: 11-13 nos revela: No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Los milagros son grandes pero Jesús dice que debemos regocijarnos más que nada por la seguridad de que nuestro nombre esté escrito en el libro de la vida. Hace cuatro años y medio descubrí una poderosa razón por la cual no me ha dado el milagro que le pedí. En una reunión donde había tres mil personas, conocí a Daniel Martínez, un pequeño niño sin brazos ni piernas. No podía creer lo que veía. Era exactamente como yo y Dios me dio la oportunidad de decirle: “No te preocupes, todo estará bien”. En ese momento regresé años atrás cuando traté de suicidarme y entendí que mi propósito era dar esperanza, ese mismo ánimo que necesité escuchar cuando era niño. Claro que todos me ayudaban pero ¡qué diferente hubiera sido escucharlo de alguien que debía afrontar los mismos retos que yo porque estaba en la misma situación! Y yo pude ser esa persona para el pequeño Daniel, ese era el verdadero milagro.
Confianza en el Señor
Filipenses 1:6 pide que confiemos: Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.
Yo tengo hambre y sed de justicia, me pongo la completa armadura de Dios, el cinturón de la verdad, el escudo de la fe, la espada del espíritu, el yelmo de la salvación, la coraza de justicia y reconozco que día a día, soy una persona en construcción.
Te llevarás una desilusión el día que me veas como ejemplo perfecto. Pon tus ojos en Jesús, no en mí o en nadie más. Aún cuando caigas, Dios sigue amándote y tiene un plan para ti. Cuando nos caemos, siempre tratamos de levantarnos y lo logramos porque Dios conoce nuestro corazón y sabe cuánto es lo que podemos soportar. No me preocupa mi futuro, si me casaré o no porque sé que en el tiempo correcto, los corazones estarán preparados. No tengo brazos para tomar la mano de mi futura esposa pero de nada serviría hacerlo si no pudiera guardar su corazón. A los adolescentes les digo que el sexo no es amor. Probablemente te hace sentir necesitado y querido pero no amado, las relaciones sexuales dentro del matrimonio son diferentes porque son un compromiso de por vida con el que honras a Dios y Él a ti.
Solamente el Señor puede sanar tu corazón y mostrarte el verdadero amor. A veces me preocupo respecto a cómo sostendré a mis hijos cuando lloren, pero sé que Él me dará la respuesta. Es más, una niña en una cena familiar me la dio ya que al verme sin brazos, puso los suyos detrás de la espalda y me abrazó con su cuello. Sostente de Dios y Él te sostendrá. Preferiría pasar 90 años sin brazos ni piernas y ver al pequeño Daniel en el cielo. Si tienes cáncer pero también tienes a Dios en tu corazón, tu espacio en el libro de la vida está asegurado.
Demuestra que eres cristiano en todo lugar, no solamente en la iglesia. No llenes tu boca con malas palabras, no te involucres en chismes, ni consumas drogas porque debes vivir para el Rey no para ti. Es cierto que ser cristiano implica seguir reglas y preceptos pero esto te ayudará a ser libre y volar en las alas del Espíritu Santo como yo. Es como si fueras un niño pequeño que debes darle al Señor el dulce que tienes en la mano para que Él te de muchos más. Confía en Su misericordia.
Nuestra discapacidad no es el pecado sino la culpa y vergüenza que sentimos y que mata nuestra alma. Cuando los chicos se burlaban de mí en la escuela, el desámino era como un demonio que se peleaba mi alma con los ángeles. No molestes a nadie, no sabes qué batalla está peleando y tus palabras pueden llevarlo al borde del precipicio. Ama y procura la salvación de todos.
Mírate al espejo y motívate porque eres hijo de Dios. Yo me valoro y sé que soy un buen amigo, quien no lo descubre se pierde de algo valioso. Todos necesitamos del Señor Jesús que nos sana, nos libera de la depresión, ansiedad y soledad. Pídele que llene tu vida de paz y te libere de toda cadena de adicción, avaricia, pornografía, lujuria y orgullo. Dale gracias por no rendirse y esperarte siempre, por darte la libertad en Cristo Jesús y llevarse tus cadenas. Solamente Él puede sanar tu corazón y darte una nueva vida. Confía en Su poder para limpiarte día a día.
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