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La importancia de ser bautizados

La importancia de ser bautizados

23 de agosto de 2023

Tiempo de lectura: 6 minutos

La visión de Casa de Dios está basada en un mandamiento que nos dejó Jesucristo: hacer discípulos.[1] Cuando lo hacemos, estamos provocando al Padre para que esté con nosotros hasta el fin del mundo. Por esta razón nuestra visión es: “Id y haced discípulos a todas las personas, enseñándoles a guardar lo que Jesús nos mandó, por medio de grupos de amistad en donde se nos enseña a dar la vida por los amigos”. Eso es nuestra iglesia: una que sigue la visión de Cristo.

Ahora bien, ¿por qué nos bautizamos cuando ya tenemos conciencia de lo que hacemos? Porque mientras no la tengamos no podemos ser discípulos. Primero creemos y luego nos bautizamos. De niños nos bautizan, que no es lo mismo que nosotros lo hagamos conscientemente. Y por esta razón también al bautizarnos somos conscientes de que nuestra salvación física y sanación espiritual deben preceder a nuestro servicio a Dios y a nuestra testificación del Evangelio.[2] Si bien como discípulos queremos ser usados por Él para sanar enfermos y liberar cautivos,[3] lo más hermoso es ver a nuestros amigos ver nacer de nuevo en Cristo y siendo bautizados en agua.

El bautismo en agua es el primer acto de obediencia hacia Jesús: Él mismo nos dio el ejemplo cuando lo hizo a la edad de treinta. Las bendiciones de un acto de tal magnitud están disponibles para nosotros como para nuestra descendencia[4] porque en Cristo todos podemos ser salvos.[5]

Cuando le recibí en mi vida, yo tenía 20 años: una edad en que todo pecado estaba a la orden del día. Fue entonces que me hice la pregunta: ¿por qué no me bautizo y también le sigo?

El libro de hechos, en varios fragmentos, nos enseña que no se necesita “tener apellido” ni pertenecer a la “élite” para bautizarse y dar testimonio de Él (Pedro y Juan eran hombres “sin letras” y del vulgo; y aun así Dios actuaba sobre ellos[6] y las personas se maravillaban[7]). Él nos llama a bautizarnos y no hace distinción: Lidia —empresaria de púrpura— se bautizó y sirvió a los apóstoles;[8] un carcelero también preguntó qué necesitaba para ser salvo y Pablo lo guio al arrepentimiento de pecados y al bautismo;[9] y un funcionario etíope de alto rango también se bautizó y, de hecho, le rogó a Felipe ser bautizado.[10]

Por lo tanto, ¿qué nos impide ser bautizados[11] y cumplir con este mandamiento? Este asunto es mucho más importante de lo que muchas veces pensamos, por lo tanto, declara que tanto tú como tu casa serán bautizados y servirán al Señor por siempre.[12]


[1] Mateo 28:19-20: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

[2] Marcos 16:15-18: Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.

[3] Hechos 1:6-8: Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

[4] Hechos 2:38-42: Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

[5] Hechos 4:11-12: Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

[6] Hechos 8:12-17: Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.

[7] Hechos 4:13: Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. 

[8] Hechos 6:14-15: Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que

adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.

[9] Hechos 16:23-31: Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.

[10] Hechos 8:26-40: Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.

[11] Hechos 8:36: Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?

[12] Josué 24:14-17: Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. Entonces el pueblo respondió y dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir a otros dioses; porque Jehová nuestro Dios es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre; el que ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado por todo el camino por donde hemos andado, y en todos los pueblos por entre los cuales pasamos.

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