Nuestro Señor y Salvador nos enseña a vivir de la forma correcta y con la actitud correcta.
El Señor nos invita a Su casa para darnos paz, amor y vida eterna. No lo rechaces y agradece el honor de servirle.
Alcanza tu máximo potencial honrando a tu padre biológico, adorando a tu Padre celestial e imitando a tu padre en la fe.