Cuando el hambre y la sed de Dios sea tu mayor problema, vas a empezar a hablar de la presencia de Dios más que de cualquier problema
En la adversidad demuestras quién eres. Que no desmaye tu fe porque una lluvia de gracia viene sobre tu familia.
Eres bendecido por Dios, así que piensa, decide, actúa y reacciona como tal.