El amor de Dios debe reflejarse en cuidado y servicio a tu prójimo.
Las limitaciones están en nuestra mente. Cree en el Señor y toma el compromiso de ser un cristiano que de frutos de fe.
Dios mira y conoce cada íntimo pensamiento. El conoce lo que decimos en nuestro corazón. El sabe que la congoja nos ensordece y nos priva de escuchar y creer sus promesas. Por eso, confronta nuestros sentimientos, para que le creamos.