Tu corazón debe ser humilde, estar lleno de fe y dispuesto para dar frutos.
Hay que disfrutar lo que uno tiene, como uno lo tiene. La gente va a querer lo que tú tienes, si te ve gozoso.
Debemos aprovechar las oportunidades que se nos presentan, y no vivir deseando las que otros tienen. Ser productivos en lo poco, y el Señor nos dará aún más.