24 de junio de 2025
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Este mensaje te puede ayudar a pasar del enojo al entendimiento, te puede ayudar a pasar de la ofensa al aprendizaje. Además, te puede ayudar a entender por qué hay personas en nuestra vida que fueron de una manera, que en su momento pareció muy duro, pero después entendimos que fue bueno que nos trataran así porque forjaron un mejor destino para nuestra vida.
Cuando se comprende el porqué de experiencias pasadas, aunque difíciles, se puede tener un buen aprendizaje para la vida. Sobre todo, si apoyaron nuestro desarrollo y nos hicieron más responsables o valientes. Esto fue lo que Jesús ilustró con la parábola de los talentos, en donde se esperaba que cada uno los multiplicara, pero una persona no leyó lo mismo y, finalmente, se vio como una irresponsabilidad de su parte.
Entonces, desarrollar la capacidad de leer correctamente a las personas nos ayudará a evitar errores que perjudiquen con amargura, desconfianza o temores innecesarios, como ocurrió en la parábola de los talentos.
Sansón tuvo una mala lectura de Dios; él pensó que podía seguir cometiendo el pecado de fornicación con las mujeres de otro pueblo. No pasaba nada, no perdía su fuerza y creyó que vez tras vez saldría con victoria, confiando en su fuerza. Llegó el día de su fracaso y quedó como un esclavo de sus placeres y sus enemigos.
En Hebreos 11 y 12 aprendimos que la corrección es necesaria para ser buenos hijos de Dios y la disciplina de nuestros padres también debe percibirse correctamente.
Los discípulos fueron testigos del milagro de la conversión del agua en vino y luego ven a Jesús limpiando el templo, tirando las mesas de los cambistas y sacando los animales del lugar que habían tomado. Allí les toca ver otra faceta que los lleva a valorar la casa de Dios como un lugar sagrado, limpio y en el orden de Dios, como una casa de oración y no como un mercado.[3] Porque el menosprecio de las cosas sagradas es una falta muy grave delante de Dios. El templo eres tú y una de las cosas que Dios quiere hacer es desarraigar lo que no está bien dentro de ti para que ese templo se mantenga sagrado como Dios quiere.
Jesús pagó un precio muy alto por nuestra libertad para que vivamos como libres y no seamos cautivos de ninguna especie de mal. Dios nos hizo libres, para que no caigamos otra vez en el dominio de las tinieblas por el placer que pueden dar. Sí, hay un enemigo que busca destruirnos y tener autoridad para influir y contaminar nuestra vida; por eso debemos tener una lectura correcta de la voluntad de Dios.
En el ejemplo de Abram, cuando Dios le promete descendencia y un hijo en la vejez, lo que hace su lectura equivocada es decidir una forma de hacer que esa promesa se cumpla. Para eso tiene un hijo con su sierva Agar a los 86 años, bajo el consentimiento de su esposa Sara, que ya no podía concebir.[2] Dios guardó silencio por 13 años, hasta que a los 99 años le dio un hijo propio. Dios le insiste que es Todopoderoso y le ordena que ande perfectamente bajo sus métodos.[3]
Cuando Dios da una palabra, él tiene todo el recorrido para que se cumpla en su tiempo y de manera extraordinaria, para que valoremos la operación interna que hace en nuestra vida forjando nuestro carácter con actitudes como la fe y la obediencia.
Cuando Jesús fue tentado en el desierto, el enemigo llegó a distorsionar las escrituras para seducirlo, pero Jesús se mantuvo anclado en una lectura correcta del mensaje de la Palabra de Dios que lo representaba.[4] Una lectura correcta del enemigo que desea seducirnos hacia las tinieblas permitirá que no use nuestras debilidades para llevarnos cautivos.
En medio de las cosas que vivimos, si hay un corazón amargado o lleno de rencores por lecturas erróneas de la vida, será difícil leer con claridad a Dios y sus objetivos para nuestra vida. Las mejores actitudes de un hijo de Dios son las que le preparan el camino para el futuro, aun cuando el presente sea muy difícil. Aprende a leer al Dios que no abandona, aprende a leer al Dios que es fiel vez tras vez, época tras época.
Finalmente, para leer correctamente a Dios, hay que dejar la simpleza, la superficialidad, sin acomodar las cosas para hacerlas como nos parece y no como Él realmente ha dicho. No es suficiente lo que ya sabemos de Dios; hay que vivir sin dejar las cosas para después, porque esa condición fue el fracaso de Sansón.
Que las experiencias que nos llevaron a la disciplina y el desarrollo personal no impidan una lectura correcta de Dios; por el contrario, que puedas dar gracias por ellas y sanar las relaciones con las personas que influyeron positivamente en tu vida.
[1] Juan 2:13-17 (RVR1960): Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume.
[2] Génesis 16:16 (RVR1960): Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael.
[3] Génesis 17:1 (RVR1960): Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.
[4]Mateo 4:3-7 (RVR1960): Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
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