13 de octubre de 2014
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Sabemos que la tierra es nuestra herencia de parte de Dios, quien nos la dio desde el inicio del tiempo para cuidarla, sojuzgarla y hacerla producir bendición. La tierra es valiosa y nuestra vida en este mundo es importante porque tiene un propósito, pero debemos acercarnos al Señor para descubrirlo y esforzarnos por alcanzarlo. Sin nuestro Padre, nada podemos hacer, por ello, hay que darle gracias con nuestra adoración, servicio y con el fruto de nuestro trabajo. Nuestra ofrenda le agrada, pero el enemigo intenta provocar que no seamos obedientes en ese aspecto porque sabe que es un arma poderosa a nuestro favor, ya que el Señor dice que si le honramos de esa forma, Él reprenderá al devorador para que no destruya el fruto de la tierra[1].
La ofrenda es tan importante delante de Dios que el mismo Jesús se convirtió en una para salvarnos. Él es el Cordero de Dios que quita nuestro pecado[2] y también, quien sana nuestra tierra. Así que si ya perdonó nuestros pecados, roguémosle que sane nuestra tierra, porque ya estamos cansados de que reine la maldad. La Palabra lo dice, Jesús se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante[3]. En la cruz del Calvario, Él era el Cordero a ser sacrificado. Así que debemos dimensionar la gran importancia que tiene el acto de honrar a Dios con la ofrenda, ya que el hecho más importante que nos ha sucedido, implicó el sacrificio de dar lo más valioso. Por lo tanto, al hablar de salvación inevitablemente hablamos de ofrenda. Nos encanta recibir el beneficio de la cruz, pero debemos entender que fue una ofrenda, un sacrificio con el cual incluso Jesús experimentó esa sensación de abandono que a veces nosotros experimentamos.
Cierto que la ofrenda es un tema delicado porque aborda las finanzas, y muchos, equivocadamente, consideran que el Señor no desea instruirnos sobre ello, cuando Su promesa ha sido darnos abundancia en todo sentido, material y espiritualmente. Entonces, no podemos esperar que todos comprendan lo que significa la ofrenda; incluso en tiempo de Pablo, solo los filipenses lo habían comprendido. Sin embargo, cuando el apóstol habló sobre el tema, mencionó los mismos calificativos que se dicen de Jesús: “sacrificio acepto, olor fragante a Dios”. Por lo tanto, dale a la ofrenda la importancia que tiene. Muchas veces recitamos de memoria: “El Señor suplirá mi necesidad conforme a Sus riquezas en gloria”. Pero lo sacamos de contexto, ya que en la Escritura, la condición es ser responsable con la ofrenda; de esa forma, el Señor suplirá de acuerdo a Sus riquezas en gloria[4].
Al respecto, la Biblia nos habla de un caso particular. El pueblo de Madián atormentaba y atemorizaba al pueblo de Dios, les robaba sus cosechas y sus animales porque habían desobedecido y fueron necios en hacer el mal, pero luego el Señor escuchó sus ruegos y levantó a Gedeón para que los liberara[5]. Esta historia nos enseña mucho sobre lo que Dios quiere hacer con nosotros ahora. Nos habla de la tierra que el enemigo arrebató, pero que tenemos que recuperar con valor y decisión. En este tiempo ya no debe haber más temor en el pueblo del Señor, ¡no fuimos destinado al miedo, sino al poder y dominio propio! Se acabó el tiempo en el que los buenos temen y se esconden, como hacía el pueblo de Israel; a partir de ahora, son los malos los que deben avergonzarse y tener miedo. La maldad en Guatemala ha llegado a nivel de descaro. Antes nos daba pena la violencia, ahora los muertos se cuentan por docenas y no hacemos nada. ¡Nuestra nación no puede seguir así! Es nuestra responsabilidad asumir el papel que el Señor nos ha otorgado y luchar espiritualmente en contra de la huestes de maldad. ¡Deben ser desafiadas por el pueblo de Dios que se levantará en oración y cambiará su actitud para actuar correctamente! Reclama la tierra para el Señor, demos batalla con intercesión, ayuno y un cambio de mentalidad que nos mueva a multiplicar la bendición que recibimos.
Ahora nos preguntamos lo mismo que los israelitas en tiempos de Gedeón. Si Dios está con nosotros, ¿por qué estas tinieblas? Porque como Sus hijos no nos hemos levantado con valor a recuperar la tierra que nos pertenece, entonces, la dejamos a merced de los corruptos, asesinos y ladrones. Pero esta situación se acaba ahora, ya que estamos convencidos de que Dios quiere santificar la tierra.
Tal como sucedió con Gedeón, no hay excusas, no importa tu condición, Dios te puede usar para liberar tu tierra de la maldad, porque Él se manifiesta con poder en nuestra debilidad y nos dará la victoria sin violencia, sino con hechos sobrenaturales. El Señor confundirá a los malos, quienes se exterminarán entre sí. Eso es lo que el Espíritu de Dios puede lograr si clamamos, suplicamos y ofrendamos para llamar Su atención y que acabe de una vez por todas con esta terrible situación en nuestro país.
Entonces, ¿cuál es una de las claves para hacernos escuchar? ¡Claro que la ofrenda! ¿Ves por qué es tan importante la honra en el reino de Dios? Gedeón, en medio de su pobreza, ofrendó para que se cumpliera la promesa que el Señor le estaba dando de derrotar a los enemigos. Si tuviéramos el corazón de Gedeón deberíamos acercarnos al Señor, tomar Sus promesas y ofrendarle[6]. esa es un arma que Dios te dejó para reprender al devorador. ¡Úsala para recuperar tu tierra, derrota al diablo! Pero hazlo con el corazón correcto, con amor, con fe, con deseo de agradarle, ya que la ofrenda no es una exigencia, sino que es una disposición del corazón. No dudes, al obedecer al Señor y honrarlo con tu ofrenda, Él abundará en gracia y provisión para buenas obras[7]. Recuerda que cosechas según siembras, Dios es justo y no le dará poco al que ha dado mucho. ¡Deja tu ofrenda delante del altar y clama a Dios, profetiza que Guatemala será transformada!
Padre, sana nuestra tierra, así como has sanado nuestro corazón de pecado y culpa. Nos acercamos delante de ti con ofrenda que esperamos sea olor fragante que te agrade para que selle el pacto que hacemos hoy, porque sabemos que nos darás la victoria frente al enemigo y recuperaremos la tierra que nos pertenece. Te damos el honor y la gloria porque bendices y proteges a nuestra familia que desde hoy es libre de persecución y de temor. Reprendemos todo lo malo en nuestro país, no hay más violaciones, secuestros ni extorsiones. ¡Dios poderoso, confunde a los malos, que se larguen, que nos dejen en paz! Bendice a nuestros gobernantes y a cada ciudadano, danos ideas para crecer en el bien y desterrar el mal. Tú eres nuestra esperanza, ¡gracias, porque sabemos que nos escuchas y nos respaldas para llevar paz y restauración a los confines de nuestra tierra!
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