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Eres la respuesta de Dios

Eres la respuesta de Dios

01 de julio de 2025

Tiempo de lectura: 6 minutos

Así como Dios le habló a Josué, debemos reconocer que nadie nos hará frente en todos los días de nuestra vida para que podamos cumplir con su voluntad.[1] Entonces, lo que Dios juró a Moisés que le daría, la tierra prometida, la respuesta la ejecutaría Josué. En consecuencia, aprendemos que Dios está buscando personas para cumplir lo que prometió para bendecirte y multiplicarte con abundancia y esa palabra se cumplirá.

Dios está buscando personas dispuestas y disponibles

A lo largo de la historia, Dios ha respondido oraciones de unos usando a otros y eso no ha cambiado. Dios usa gente dispuesta y disponible y en el camino los va santificando; si no, miren a Pedro, hasta lo negó. Juan y Jacobo querían incendiar Samaria. Moisés, fue la respuesta de Dios al clamor del pueblo esclavizado. Un pueblo esclavo clamaba por salir de la esclavitud. Y Dios les contestó a través de Moisés.

José fue la respuesta de Dios a un pueblo con hambre. Vio el hambre del pueblo y Dios usó a José. Gedeón fue la respuesta de Dios a un pueblo bajo opresión; el pueblo de los madianitas les quitaba sus alimentos. Débora, fue respuesta de Dios como líder en tiempos arduos. El profeta Samuel fue la respuesta de Dios a Israel, que necesitaba dirección. Ester fue la respuesta de Dios para proteger a su pueblo, convirtiéndola en reina.

Isaías, el profeta, tuvo un cambio inmediato: pasó de ser visto como un hombre de labios inmundos que deseaba morirse a un hombre que responde al llamado de Dios diciendo: «Envíame a mí». Se olvidó de su estado emocional y se hizo dispuesto y disponible.[2] ¿Cómo puede pasar una persona de un estado depresivo de quererse morir a un estado de disposición delante de Dios a servirlo? ¿Ya te diste cuenta de que Dios quiere hacer algo? Pero necesita encontrar a alguien. ¿Serás tú? ¿Por qué no?

Podemos ser la respuesta de Dios a la petición de alguien más

Pablo fue la respuesta a la oración de los macedonios luego de recibir el llamado en una visión.[3] Pedro fue la respuesta a la oración de Cornelio mientras tenía una visión que luego pudo comprender.[4] Cuando tú estás haciendo oraciones a Dios, normalmente te las contesta a través de alguien. Y cada vez que encuentres una oración contestada por Dios, por medio de alguien, deberías de vivir eternamente agradecido con ese alguien y no solo con Dios. Claro que todos queremos que Dios conteste nuestras oraciones, pero ¿quiénes queremos ser la respuesta de Dios a las oraciones de otros? Yo quiero ser la respuesta a las oraciones de otros. ¿Cuántos de ustedes dicen: «Yo quiero ser la respuesta de Dios a la oración de alguien más»? Padre, cuenta conmigo para responder la oración de alguien más.

El profeta Elías fue el hombre que detuvo la lluvia. Y hasta que él no dijera, no volvía a llover. Fueron siete años de sequía y cuando él dijo que llueva, volvió a llover. Un hombre que hizo descender fuego del cielo para comprobar quién era Dios y derrotó a más de 800 profetas falsos. También es el hombre débil que se encerró en una cueva pensando que iba a morir y el Señor lo sacó de esa cueva diciéndole: «Sal de ahí ya y vete por el camino que viniste de regreso». Lo alimentaron los cuervos cuando no había nada de comer y una viuda que solo contaba con harina y que el aceite era lo último que comería antes de morir, decidió darlo al profeta y luego todo se multiplicó; quedaron vivos, sin sufrir por la hambruna. Entonces, los cuervos y una viuda a punto de morir fueron la respuesta de Dios para salvar al profeta Elías.[5]

Para ser la respuesta a las oraciones de otras personas, no necesitas que Dios te hable. Él ya te habló y tú no lo sabes. Pero cuando dentro de tu interior te nace el querer y te nace el hacer en favor de alguien, lo más seguro es que Dios lo puso adentro y no lo resistas. De esta manera nos vamos convirtiendo en las personas que somos: respuestas a las oraciones de otros.

Pastorear a otras personas es algo importante para Jesús

Jesús sanó a muchos enfermos y luego, cuando estaban sanos, tuvo compasión de ellos porque estaban dispersos, como ovejas sin pastor.[6] Entonces, viendo a sus discípulos, dijo que la mies es mucha y los obreros pocos. Agregó: Rogad al Señor que envíe obreros a su mies. Se lo dijo a sus 12 discípulos y luego lo reafirmó a los 70 enviados a predicar.

Jesús, después de sanar a los enfermos orando por ellos durante todo el día, no durmió; se fue a orar porque la carga de su corazón era muy grande por la atención a las personas.[7]

Jesús tenía una petición: rogaba al Padre que enviara obreros a la mies. Recuerda qué importante es que Dios ha contestado tus peticiones por medio de otras personas, pero más importante es que tú seas la respuesta del Padre a la oración de su propio hijo, Jesús.

Jesús murió por los guatemaltecos. Entonces tenemos que ser la respuesta de Dios a la oración que hizo Jesús. Cuando testificas de Jesús, te preparas en discipulados y cuidas pastoreando a las ovejas del buen Pastor, eres la respuesta de Dios a la oración de su Hijo Jesús. Mayor honor no puede existir.

Finalmente, levanta las manos y di conmigo: Padre, yo sé que Jesús ha orado pidiendo obreros. Heme aquí, envíame a mí. Yo soy la respuesta tuya a la oración de Jesús.

Referencias

[1]Josué 1:5-9 (RVR1960): Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

[2]Isaías 6:5-8 (RVR1960): Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

[3]Hechos 16:9 (RVR1960): Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos.

[4]Hechos 10:19-22 (RVR1960): Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado. Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido? Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oír tus palabras.

[5]1 Reyes 17:1-11(RVR1960): Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra. Y vino a él palabra de Jehová, diciendo: Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer. Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová; pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que está frente al Jordán. Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo. Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra. Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano.

[6]Marcos 1:35-36 (RV1960): Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Y le buscó Simón, y los que con él estaban;

[7]Mateo 9:36-38 (RV1960): Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

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