06 de octubre de 2019
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Mi esposa Melissa tiene una facilidad para dormir en cualquier lugar, mientras que yo batallo para lograr conciliar el sueño incluso en mi cama. Ella se ha quedado dormida viendo la final de la Champions League, la película de Los vengadores y en otra infinidad de momentos «trascendentales». Por molestar le he reclamado diciéndole que pareciera que no le interesan las cosas que son importantes para mí.
La Biblia narra que los discípulos de Jesús se molestaron con Él porque se había quedado dormido en medio de una tempestad y no los había ayudado. Le reclamaron diciendo: “¿Acaso no te importa que nos ahoguemos?»[1] Talvez te sientas identificado porque hay momentos en donde has orado pidiéndole a Dios una respuesta y no escuchas nada. Muchos de nosotros pasamos por momentos en donde pareciera que Jesús está dormido y llegamos a pensar que no le importa nuestra situación.
Cuántas veces hemos derramado lagrimas orando y pareciera que los cielos permanecen en silencio sin ninguna respuesta. Puede ser que el silencio sea muy real, pero confía en que la voz de Dios lo interrumpirá y te mostrará el camino para superar toda adversidad.
No entender la temporada que estamos atravesando puede frustrarnos. Imagínate a José queriendo vivir su temporada de rey cuando era esclavo. Considera lo frustrante que sería para una hormiga salir a buscar su comida en invierno.[2] Igual de frustrante puede ser para nosotros querer vivir una temporada que no nos corresponde.
Cuando llueve normalmente se nos mete el agua en casa o en cualquier parte y en invierno esto es casi inevitable. ¿Cómo se metió el agua en tu barca? Quizá fue una pérdida, una ruptura o un engaño, pero nuestro Dios es más grande que cualquier problema. Sin importar el tamaño de la tormenta no olvides que Jesús es el fundamento de nuestra vida.[3] Él nos sostendrá y nos dará estabilidad en los momentos que más lo necesitemos.
Se tiene la sensación de que Jesús, pudiendo estar en la enfermedad de su amigo Lázaro, decidió no estarlo,[4] o que pudiendo estar despierto en la barca decidido dormirse. En nuestra vida pareciera que el Señor decidiera no estar cuando más lo necesitamos. Y ¿en dónde ponemos nuestra fe cuando sentimos que Jesús está ausente? Podemos ponerla en varias personas, situaciones o incluso en cosas materiales, pero recuerda que incluso en medio de esa percepción de ausencia Él actuará a nuestro favor. ¿Crees que Jesús es la resurrección y la vida? Si es así, confía en que traerá vida a aquello que parecía muerto[5] y disipará cualquier tormenta que quiera hundir la barca de tu vida.
[1] Marcos 4:35-41 (NTV): Al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: «Crucemos al otro lado del lago». Así que dejaron a las multitudes y salieron con Jesús en la barca (aunque otras barcas los siguieron). Pronto se desató una tormenta feroz y olas violentas entraban en la barca, la cual empezó a llenarse de agua. Jesús estaba dormido en la parte posterior de la barca, con la cabeza recostada en una almohada. Los discípulos lo despertaron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?», gritaron. Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y dijo a las olas: «¡Silencio! ¡Cálmense!». De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma. Luego él les preguntó: «¿Por qué tienen miedo? ¿Todavía no tienen fe?». Los discípulos estaban completamente aterrados. «¿Quién es este hombre? —se preguntaban unos a otros—. ¡Hasta el viento y las olas lo obedecen!».
[2] Proverbios 6:6-11: Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento. Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo; Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre armado.
[3] Lucas 6:48-49: Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.
[4] Juan 11:17-24: Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.
[5] Juan 11:25: Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
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