20 de agosto de 2024
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Dios puede llevarnos a un proceso formativo hasta que le pongamos en primer lugar en nuestra vida, cediendo cualquier cosa que idolatramos como más importante, antes que obedecer Sus mandamientos.[1] ¿En qué momento se vuelve tan atractivo servir o seguir a un dios ajeno que acapare toda nuestra atención? La alerta está clara: acuérdate de Jehová tu Dios, porque Él te da el poder para hacer las riquezas.[2] Por esta razón, Jesús señala que ninguno puede servir a dos señores[3]. Este tema identifica quién es tu señor y enfatiza que Jesús es más grande que cualquier otro dios.
La escritura afirma que el riesgo es olvidarnos de Dios cuando llega la abundancia. Aunque hayamos pasado por escasez, se puede llegar al orgullo de expresar que ahora todo es diferente, gracias a nuestra inteligencia y buenas decisiones.[4] Y en ese punto, es cuando el corazón se desvía tras lo falso de otros dioses sobre el trono de tu vida.
La promesa es que tenemos al Espíritu Santo, que lleno de amor traerá nuestro corazón de vuelta a Dios y nos recordará la verdad, rompiendo esa tensión entre decidirnos por el engaño de las riquezas o poner en primer lugar al proveedor perfecto de todo lo que necesitamos. ¿Qué ofrece un dios falsificado y qué realidad encontramos en un Dios verdadero? Jesús lo explica con tres situaciones diferentes.
Por alguna razón, ni Jesús, ni los discípulos tenían dinero para pagarle a un cobrador y Jesús lo resuelve con una singular prueba de obediencia. Instruye a Pedro para pescar, abrir la boca de un pez y sacar el dinero que les faltaba, y de allí vino la solución para hacer el pago de impuestos. La lección de obediencia enriqueció a Pedro para siempre.[5]
Cuando no tienes nada, Jesús pedirá obediencia a sus instrucciones y te invita a probar su reino donde te sorprenderá. Así lo hizo con Abraham, cuando le pidió que sacrificara a su único hijo, luego le devolvió hijos como las estrellas del cielo. El profeta Elías va a la casa de una viuda y le pide lo único que tenía, era la última comida de ella y su hijo. Dame primero a mí —dijo el profeta—, ella obedeció dando todo y luego recibió mucho más, la escasez desapareció para siempre.
Un dios falso te resuelve fácil y rápido, pero después exigirá un pago más grande. Así lo hizo con Eva y su esposo Adán y todavía se los está cobrando.
Si en medio de la escasez Dios te pide algo, es porque abrirá tus ojos para ver muchas bendiciones. Eso es incómodo porque la carne se molesta cuando primero le piden algo, pero se inclina por recibir, rápido y fácil para después acomodarse. ¿Sabes lo que Dios está pidiendo de tu vida?
Jesús ordenó que le dieran de comer a los cinco mil hombres y sus familias.[6] Los discípulos vieron sus recursos: no había dónde comprar, no alcanzaría el dinero. Admitieron que tenían cinco panes y dos peces. Cuando no alcanza lo que tenemos, Jesús lo que pide es fe para multiplicar lo que tienes porque Él no se limita a la cuenta bancaria, a los recursos disponibles, pero pide que pongas lo que tienes y lo bendice, lo multiplica y lo hace crecer.
Jesús pide acciones de fe porque te está invitando a que creas en Sus formas de hacer todas las cosas.[7] Jesús ya sabía lo que iba a hacer y provocó una provisión abundante, de esa manera también sabe lo que va a hacer en tu vida. Un dios falso te señala el camino, te dice aquí está tu camino, pero Jesús dice: Yo soy el camino y no se limita a un solo camino, pues el que abre camino donde no hay, tiene muchas formas para bendecirte.
Dios es quien aumenta los bienes, Su bendición nos enriquece y cuando Pedro lo vivió con un pez o con miles de peces y tuvieron sobreabundancia, el temor de Dios vino sobre ellos; Pedro cayó de rodillas bajo el temor de Dios, admitiendo su condición humana con humildad. Jesús le dijo, desde ahora serás un pescador de hombres y dejándolo todo, le siguieron.[8] Había algo más grande detrás de esa instrucción, de la obediencia y de la fe: era la invitación para darles un nuevo propósito a las finanzas.
El nuevo giro de contraste entre la avaricia y el egoísmo lo manifiestan Zaqueo y el joven rico. Después de conocer a Jesús, Zaqueo les da un nuevo propósito a sus finanzas al declarar: —si en algo he defraudado a alguien se lo devuelvo con creces. Ahora Zaqueo era un restaurador, su riqueza cobró un nuevo significado. De otro lado, el joven rico no estuvo dispuesto a dejarlo todo y permaneció con el propósito del reino caído de los hombres, una riqueza centrada en sí mismo, con avaricia y egoísmo.
En definitiva, Dios bendice para que nuestro enfoque esté en servir a los demás y nuestros bienes tengan un propósito nuevo en la vida; mientras un dios falso elevará el egoísmo y la avaricia para poseer más y más, sin pensar para quien será lo que se acumula. Que el trono de tu corazón sea un lugar de honor para el Dios único y verdadero.
[1]Éxodo 20:3 (RVR1960): No tendrás dioses ajenos delante de mí.
[2]Deuteronomio 8:18 (RVR1960): Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.
[3]Mateo 6:24 (RVR1960): Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
[4]Deuteronomio 8:11-19 (RVR1960): Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.
[5]Mateo 17:24-27 (RVR1960): Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? Él dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti.
[6]Mateo 14:14-17 (RVR1960): Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos. Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer. Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
[7]Juan 6:5-6 (RVR1960): Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer.
[8]Lucas 5:5-11 (RVR1960): Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.
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