25 de julio de 2009
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Hay cosas mejores que el oro. La fe y la sangre de Jesús son dos de ellas. Si estás pasando por alguna dificultad financiera, concéntrate en lo que tienes y deja de lamentarte por lo que perdiste. Cuando el bienestar económico peligra, sólo la confianza en Dios y Su gracia incorruptible pueden ayudarte.
Eclesiastés dice que el dinero es escudo, por eso cuando lo perdemos nos sentimos desprotegidos, pero recuerda que el Salmo 144:2 dice que Dios es nuestro escudo y definitivamente es más poderoso que todo el dinero del mundo. Así que no temas porque la promesa es que no hay justo desamparado ni su simiente que mendigue el pan.
Buen nombre
Proverbios 22:1 dice: De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, Y la buena fama más que la plata y el oro.
Proverbios 22:1 (Biblia al Día) dice: Si tienes que elegir, prefiere el buen nombre a las muchas riquezas; porque ser tenido en buena estima es mejor que la plata y el oro.
Tu nombre vale más que el dinero y es lo único que te identifica, incluso cuando mueras. Los nombres Nerón, Hitler, Bin Laden o Sadam Hussein no inspiran porque son sinónimos de maldad y nadie quisiera llamar a sus hijos así. Muchos utilizan los nombres bíblicos para su descendencia como amuletos de buena suerte. Esto tampoco es bueno pero nos indica que el nombre tiene un valor que debemos cuidar. Tal vez tu hija se llama Ester pero ya ha tenido varios novios durante el año, también hay muchos hombre llamados Jesús en la cárcel. Un nombre se construye con las acciones de quien lo posee. No te confundas.
Mi madre me puso Carlos porque es el nombre de rey pero eso no me hizo quien soy. A pesar de mi nombre tan bien escogido, terminé con varios apodos. Me llaman Cash porque así pronunciaba mi propio nombre cuando era niño. También me llamaban gato porque en un trabajo que tenía era muy servicial. Sin importar de qué forma me llamen, tengo una imagen sólida respaldada en mi comportamiento íntegro. Todos los nombres tienen un significado que debemos construir con obras. La oración del padre nuestro dice: “santificado sea Tu nombre” porque es importante honrar a Dios a través de nuestra vida santa y entregada a Él.
No arriesgues tu nombre comprometiéndolo en negocios poco honorables. Si fracasas y además manchas tu imagen, tendrás que irte y empezar de nuevo en otro lugar donde no te conozcan. Busca que tu nombre sea sinónimo de puntualidad, honradez y buena conducta. De esta forma serás respetado y aunque pierdas todo, podrás levantarte. Un banco asume el riesgo de dar crédito solamente a quienes tengan buen récord y demuestren la integridad de su nombre.
Construye el nombre de tu empresa y familia, fortalécelos con valores y principios. Esa es la mejor herencia y capital que puedes dar a tus hijos. Nunca te asocies con alguien que tenga mal nombre. Acércate a esas personas solamente para compartirles la Palabra. Si has manchado tu nombre, recuerda que Dios puede restaurarte con Su sangre que vale más que el oro. Como miembro de Casa de Dios o seguidor de este ministerio puedes caminar con la frente en alto porque aunque nos critiquen por la prosperidad, nunca podrán acusarnos de robar o deberle a alguien. Nuestro nombre es sinónimo de integridad y honradez.
Prosperidad en el Señor
Proverbios 22:4 recuerda: Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová.
Proverbios 22:4 (Biblia al Día) recuerda: La humildad y el respeto hacia el Señor llevan al hombre a la riqueza, a la honra y a una larga vida.
La voluntad de Dios es que seamos económicamente prósperos y que lo logremos de forma honrada y saludable. El Señor quiere sacarte de la escases, pero prefiere que no tengas dinero si para conseguirlo tienes que caer en tentación.
Para saber si estamos generando nuestra riqueza según Sus designios, asegúrate que lo haces trabajando honradamente, sin arriesgar tu bienestar físico y espiritual. El Señor no quiere que estés enfermo y cansado porque te matas trabajando. Él desea que le dediques tiempo y que además tengas vida familiar. Procede según Su voluntad y búscale para que dirija tus esfuerzos.
Integridad a toda prueba
En Proverbios 19:1-3 leemos: Mejor es el pobre que camina en integridad, Que el de perversos labios y fatuo. El alma sin ciencia no es buena, Y aquel que se apresura con los pies, peca. La insensatez del hombre tuerce su camino, Y luego contra Jehová se irrita su corazón.
El insensato nunca acepta sus errores, inclusive es capaz de culpar a Dios por lo malo que pueda sucederle. Nunca lo olvides, la integridad es más valiosa que el dinero y siempre debe ser tu elección. Niégate a cualquier propuesta ilícita que arriesgue tu buen nombre. Es mejor ser pobre íntegro que adinerado pecador. El límite lo pones tú. Conozco el caso de una empresa farmacéutica que prefirió arriesgar millones de dólares antes que poner en riesgo su buen nombre dejando en el mercado unas pastillas que podían matar a muchas personas. Ellos pudieron guardar el secreto porque el porcentaje de producto contaminado era poco, pero sus valores prevalecieron y ahora son una empresa líder en analgésicos porque se ganaron la confianza de los consumidores.
Los problemas económicos hacen que la gente blasfeme porque condicionan su vida al dinero y no a las promesas del Señor. No te comportes de acuerdo a la riqueza que tengas y bendice Su nombre sin importar tu situación financiera. Hay mucha tentación en la adversidad y siempre habrá quien cuestione tu fe ante las crisis. Especialmente en los momentos difíciles, créele y recuerda que la integridad es más valiosa que el oro.
Fidelidad en cualquier situación
Proverbios 30:1-2 cuenta: Palabras de Agur, hijo de Jaqué; la profecía que dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal. Ciertamente más rudo soy yo que ninguno, Ni tengo entendimiento de hombre.
La Biblia nos presenta a un hombre malo, que se identifica a sí mismo como una persona poco inteligente y agresiva. Él continúa diciendo: Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios. (Proverbios 30: 7-9)
Este hombre condiciona su amor a Dios a su situación económica y lo peor es que advierte que le negará de cualquier forma, en la abundancia y en la pobreza. Muchas personas mal interpretan esta escritura y piensan que el mensaje es pedir sólo lo necesario sin tener más ambición. Pero no es así porque blasfemar contra el Señor nunca será una buena acción. Menos si nuestra adoración depende del bienestar económico que tengamos.
Filipenses 4:11-13 dice: No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Por el contrario, Pablo nos enseña a bendecir a Dios en todo tiempo y circunstancia. Esa es la actitud correcta y justa. Mantén tu integridad y alaba al Señor en cualquier situación. Como pastor me sucede, recibo críticas tanto en la escases como en la abundancia, pero yo bendigo a mi Padre en todo momento porque Él es mi tranquilidad.
Hay cosas mejores que el dinero. No te afanes porque con fe e integridad saldrás adelante. Acepta a Jesús como tu Señor y Salvador. Pídele perdón por tus pecados y agradécele la oportunidad de nacer de nuevo. Imita a Pablo y busca al Señor en todo momento, bendice Su nombre para que te ayude a edificar el tuyo. Todo lo puedes en Cristo que te fortalece para mantener tu integridad.
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