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Manejando las pérdidas

Manejando las pérdidas

16 de febrero de 2025

Tiempo de lectura: 5 minutos

Hay cosas que nos cuesta aceptar por falta de comprensión, pues si las entendiéramos tal vez sería más fácil aceptarlas. Por esa razón es mejor entrar en un estado de aceptación y aprender a manejar las pérdidas, aunque no sea fácil vivirlo.

Redimir significa recuperar lo perdido.  En esta prédica aprendemos sobre la reacción correcta que necesitamos aprender frente a las cosas, bienes y seres amados que perdemos.

Los héroes de la fe se mantuvieron firmes a pesar de sus pérdidas

Dios se reveló a grandes hombres que luego son reconocidos como los héroes de la fe.[1] Ninguno de ellos fue perfecto, pero alcanzaron buen testimonio por medio de creer en Dios y su promesa de redención. Posiblemente no recibieron lo prometido, pero generaciones más adelante lograron recibir lo que los bisabuelos recibieron como promesa de Dios.

Todo lo que se quiere y lo que no se quiere tiene su hora  

Tiempo y hora existe para todo lo que queremos, pero debemos aprender a manejar lo que no queremos, porque también llega ese tiempo.[2] Así como nacemos también morimos y esto nos enseña que existe una hora para lo que se pierde.

Es un error pensar que en esta vida no vamos a sufrir pérdidas. Porque la capacidad de una correcta reacción ante la pérdida es lo que nos puede llevar a ser mejores. Es la capacidad de reponerse lo que lleva al triunfo y Dios nos da la oportunidad de recuperarnos.[3]

La capacidad reactiva de Jesús es nuestro ejemplo

Jesús vino a enseñar una nueva forma de superar el rechazo, la incomprensión, la burla, el dolor y el sufrimiento.[4] ¡Eso es saber reaccionar! Las pérdidas en los negocios pueden resolverse si se trabaja y se busca la forma de ir y recuperarlos, como el pastor que fue a buscar la oveja perdida.[5]

Jesús sigue explicando semejanzas con el reino de Dios, porque se trata de recuperar lo perdido. Por eso describió la actitud de la mujer que pierde una de sus 10 dracmas y se dedica a buscarla hasta que la encuentra. Pérdidas financieras requieren esfuerzo y trabajo para resolverlas, pero también es posible lograrlo.[6]

Jesús narra cómo se preparó el padre de familia antes de recuperar a su hijo, quien se fue huyendo de la familia a malgastar todo su dinero.[7] Este padre de familia se preparó para el día que recuperaría a su hijo y le mandó a confeccionar un traje, un anillo y engordó un becerro para el día de la fiesta por su retorno.[8] ¡Prepárate porque el día de recuperarte llega!

El juego de la vida está entre ganar o perder

Trabajemos por recuperar lo que se ha perdido. Jesús nos enseña que el compromiso de hallar la vida tiene que ver con estar dispuesto a perderla, porque tomar su cruz implica muerte, lo que no debes perder es tu alma.[9] Entonces, el juego de la vida es ganar o perder, pero hay que aprender a superarlo y manejar una pérdida también se aprende. Este es el arte: cómo manejas lo que ganas y cómo manejas lo que pierdes. Pero sí te puedo asegurar, que hay un momento en que una pérdida te puede llevar a una gran ganancia.

Referencias

[1]Hebreos 11:32-40 (RV1960)32: ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.

[2]Eclesiastés 3:1-8 (RV1960): Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.

[3]Eclesiastés 9:2 (RV1960): Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento.

[4]Mateo 5:38-48 (RV1960): Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

[5]Lucas 15:1-8 (RV1960): Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.

[6]Lucas 15:8-10 (RV1960): ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido. Así os digo que hay gozo delante de Los Ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.

[7]Lucas 15:22-24 (RV1960): Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.

[8]Lucas 15:31-32 (RV1960): Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.

[9]Mateo 16:24-26 (RV1960): Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

 

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