22 de agosto de 2025
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Dios nos dio a su único hijo, quien dio toda su sangre por nosotros, nos dio su Espíritu Santo y, como dice la Biblia, lo reparte sin medida; y lo tercero que nos da son buenas cosas, porque la naturaleza de Dios es bendecirnos. Ahora, Dios se proyecta en nosotros, hace resplandecer su rostro sobre nuestra vida para que seamos como un espejo que lo refleja a Él ante los demás.
Entonces, si Jesús dijo: Mi Padre dará cosas buenas a los que se las pidan; lo que nos corresponde es pedir cosas buenas y específicas que necesitamos. Si quieres ser la respuesta a la oración de alguien que pide cosas buenas, todo lo que hagas en tu profesión o servicio debe tener la calidad como si fuera Dios el que está construyendo, pues Él todo lo ha hecho perfecto y hermoso como en la creación.
Para que tengamos las dádivas de Dios, es necesario que tengamos una conciencia libre de prejuicios que nos permita recibir Sus bendiciones, creer por ellas, pedirlas, recibirlas y retenerlas. Como hijo de Dios, lo mereces y la confesión debe ser que vamos a pensar, hablar, actuar y reaccionar como gente bendecida. Desde lo interior necesitamos una sana conciencia liberada para recibir todo el amor de Dios.
La invitación de Dios es que actuemos con sabiduría al edificar nuestra casa, porque eso viene de su voluntad, indica que esa casa se afirmará con prudencia y con conocimiento se llenará con las mejores cosas.[1] Si estás listo para tener tu propia casa, Dios te la da, pero se necesita sabiduría para adquirirla, prudencia para retenerla con seguridad y se necesita conocimiento para amueblarla y equiparla con todo lo necesario.
En el proceso, Dios nos enseña los elementos de carácter y conocimiento necesarios. Dios dice: «¿Quieres una casa?» Sé sabio. No quieres perderla, te doy prudencia. Te gustaría llenarla de bonitas cosas, entonces necesitas conocimiento.
Bajo esta perspectiva, se busca que mejoremos en conocimiento, inteligencia y sabiduría, tanto como el deseo de crecer económicamente llenos del consejo de Dios. Tanto las riquezas como la casa son una herencia que viene de Dios, al igual que la mujer prudente.[2] Incluso la riqueza es favorable porque Dios desea que la posean sus hijos.[3]
Jabes hizo la oración desde la identidad de alguien cuyo nombre significaba dolor y pidió la bendición divina, que se extendiera su territorio, que la mano de Dios estuviera en su vida y así fuera librado del mal.[4] En lugar de quejarse por su nombre, su infancia y su desarrollo, oró y, al ser bendecido, se convirtió en el hombre más ilustre de su época, porque su oración fue contestada y sus posesiones de tierra fueron en aumento.
Fue tanta su bendición y crecimiento de riqueza que oró por la protección de Dios. Mientras otros no apreciaban la tierra y se quejaban de ella, hubo alguien que valoró la gracia de Dios.[5] Otros hablaron mal de la tierra y de ellos aprendemos que cada mala palabra que sea negativa es la pala que cava el hoyo en donde se puede caer, en tanto las buenas palabras son como cada ladrillo que se pone en el peldaño para subir.[6]
Si no puedes orar con esta libertad de conciencia para recibir la bendición, cuida que tus niños tengan un mejor futuro y lleguen a ser ilustres como Jabes.[7] Alguien tiene que romper con eso en la familia, alguien se tiene que parar en la brecha y decir eso hasta aquí llega, pero de aquí en adelante lo que va a bajar es bendición de todo tipo, dada por Dios a nuestra generación.
El perezoso no siembra nada y eso mismo cosechará: nada.[8] Pasará hambre y será lamentable que sus hijos también sufran, repitiendo el ciclo de la pobreza generacional.[9] Aunque sea poco lo que tienes en las manos de Dios, abundará si se tiene buen juicio, si se toman buenas decisiones.
Aprende a trabajar con lo poco para producir lo mucho hasta donde se pueda llegar; no es bueno menospreciar lo poco, porque Dios lo hace crecer si dejamos por un lado el orgullo. Que la falta de entendimiento no sea el obstáculo y la búsqueda del trabajo del esforzado y valiente alcance la mejor recompensa.[10]
Porque Dios siempre premia al que no desperdicia recursos y aprovecha todas sus oportunidades. Esto fue lo que ocurrió con Jesús cuando multiplicó cinco panes y dos peces entre cinco mil personas. Cuando ya habían finalizado de comer, la gente se fue satisfecha. Pero Jesús ordenó que recogieran todo lo que habían menospreciado y lo que habían dejado, así que recogieron lo que sobró en doce canastos llenos. Jesús dejó clara la lección: el que podía multiplicar la comida dijo: nada se desperdicia.
En conclusión, no se menosprecia la tierra, no se habla mal de ella; con humildad se inicia con lo poco que se tenga, se siembra o trabaja duro, se pide la bendición de cosas buenas de parte del Padre, se ora por protección y extensión de las bendiciones para que los niños aprendan a valorar y no se desperdicia nada.
Finalmente, Dios te bendiga en tu salida y en tu entrada. Dios bendiga el trabajo de tus manos y todo lo que emprendas. Dios haga reposar su espíritu de sabiduría, conocimiento, inteligencia, consejo y su temor permanezca sobre ti todos los días de tu vida. Que tu conciencia sea libre, que seas como Jabes y llegues a ser ilustre, haciendo una oración correcta a Dios, dejándote bendecir por él y trabajando como él enseña. Amén.
[1]Proverbios 24:3-4 (RVR1960): Con sabiduría se edificará la casa, y con prudencia se afirmará; y con ciencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y agradable.
[2]Proverbios 19:14 (RVR1960): La casa y las riquezas son herencia de los padres; mas de Jehová la mujer prudente.
[3]Proverbios 13:22 (RVR1960): El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos; pero la riqueza del pecador está guardada para el justo.
[4]1 Crónicas 4:9-10 (RVR1960): Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.
[5]Salmos 106:24-25 (RVR1960): Pero aborrecieron la tierra deseable; no creyeron a su palabra, antes murmuraron en sus tiendas, y no oyeron la voz de Jehová.
[6]Números 13:32 (RVR1960): Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura.
[7]Números 14:31 (RVR1960): Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis.
[8]Proverbios 20:4 (PDPT): En la época de siembra el perezoso no siembra nada, cuando llegue la cosecha buscará alimento y no encontrará nada.
[9]Proverbios 20:4 (LBLA): Desde el otoño, el perezoso no ara, pide en la cosecha, y no hay nada.
[10]Proverbios 13:23 (RVR1960): En el barbecho de los pobres hay mucho pan; mas se pierde por falta de juicio.
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