13 de diciembre de 2023
Tiempo de lectura: 4 minutos
Para no desmayar es necesario imitar a personas que tengan fe y personas que tengan paciencia.[1] Si Abraham no muestra la misma solicitud hasta el último día, no hubiera alcanzado la promesa. No es cuestión de si Dios se tarda, es cuestión de que resistas hasta que venga y lo haga realidad en tu vida. La práctica deportiva de alta competencia sirve como un buen ejemplo a imitar, pues, aunque vayan perdiendo se exige lo mejor al equipo, no importa en qué posición van dentro del torneo. Y la razón es muy sencilla: si van mal y les enseñan a aflojar… van a estar peor. Hay que exigirles, que muestren la misma solicitud y disposición hasta el final.
En lo laboral te motiva alcanzar una gerencia o te motiva no ser despedido. Pero algo tiene que traer la motivación para hacer las cosas bien y mejorar en la vida. Jesús nos da vida y nos motiva para aprender a vivirla, pero la gente cree que la excelencia aparece sin exigencia y eso no es así. Los campeones aprenden, se entrenan, se exigen y compiten con ellos mismos para ver mejores resultados. Por lo tanto, vivir comparando la vida con otros es vano. El hecho que ya tengas un título, un nombramiento, incluso un llamado, no significa que todo irá bien.
Pablo explica las dos clases de motivaciones en la vida, aplicadas en el deporte. Todos debemos correr de manera que obtengamos el primer lugar. Estamos en una competencia para ganar.[2] No se trata de ser buenos perdedores, el enfoque es ser buenos ganadores y alcanzar la victoria en todo. Dios está con nosotros para ganar todas las batallas en la vida y para eso la ley universal de comportamiento es la constancia y la necesidad de no desmayar.[3] Con la actitud que empieces el día debes terminarlo, vendrán dificultades, pero por la noche cierras positivo y lleno de confianza en Dios, porque solo lo que se hace siempre se puede mejorar. Solo lo repetible, puede ser mejorable.
Cuando lleguen los problemas puede bajar el ánimo, sobre todo si se trata de emprender, resolver o hacer algo, entonces, necesitarás armarte de buen ánimo, que implica energía, valor y fuerza.[4] Te atacará el cansancio en forma de debilidad o falta de fuerza física a causa del esfuerzo. La definición de estar cansado, con sueño, hastío o aburrimiento indica que llega cuando se pierde el interés por hacer las cosas. Por ejemplo, perderle interés a la Palabra de Dios, a adorarle o servirle porque te has aburrido es un símbolo de cansancio. Puede haber energía física, pero sin interés llega el agotamiento. Por tanto, encontrarle el significado a lo que hagas despertará el interés y así se genera un buen ánimo para emprender, resolver y hacer las cosas.
Lo importante es saber que en medio de la tormenta es donde aprendemos. La mirada debe estar en Jesucristo porque Él es el autor de la fe. Al caminar sobre el agua Pedro se hundió, cuando su vista cayó en las olas del mar. No pongas la mirada en las circunstancias, porque Jesús va delante de ti y tiene muchas cosas para darte si lo sigues viendo a Él. Consideremos a aquellos que han tenido situaciones similares a las nuestras y no se dieron por vencidos, imitemos su fe y su paciencia.
Abraham nunca se debilitó en su fe porque no vio lo externo de su cuerpo, ni su falta de fuerza. La solución vino desde su interior, desde su carácter de fe y confianza en quien le había dado la promesa. [5] El problema de Abraham se podía resolver de lo interno hacia lo externo y no al revés. ¿Qué hacemos nosotros con las situaciones? Abraham no consideró su cuerpo débil para tener un hijo. Para alcanzar la promesa Abraham se mantuvo con la misma constancia, con igual solicitud hasta el último día, lleno de fe y de paciencia. Esto es cuestión de carácter, si incorporas a tu vida este tipo de disciplinas cada día. Y cuando venga un triunfo, no es tiempo de parar, faltan muchas batallas y hay que ganarlas todas.
[1]Hebreos 6:11-12: Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.
[2]1 Corintios 9:24-27: ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.
[3]Lucas 18:1-7: También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que, viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
[4]Hebreos 12:1-3: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
[5]Romanos 4:19-21: Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido;
Temas relacionados:
Cansancio | Debilidad | Fe | Motivación | Paciencia
Sintoniza tu capacidad auditiva con una sola voz en medio de tanto ruido; hoy aprendemos cómo hacer para liberarnos de la influencia dañina de la contaminación auditiva.
La vida del hombre es como una estrella fugaz en la línea eterna del tiempo de Dios; aprendamos lo que significa la eternidad en el corazón de los hombres.
Estamos entrando en la zona de milagros y hoy se conocerá la respuesta a la pregunta: ¿Cuál es la unidad de medida de la fe suficiente para ver un milagro?