25 de marzo de 2025
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Me ha llamado poderosamente la atención el tema de la sabiduría tal y como lo visualizó el rey Salomón, hace miles de años. Tuvo su momento decisivo con Dios y logró visualizar un futuro amplio de realización ilimitada al pedir sabiduría para gobernar la nación.[1] Jesús dice que todo lo que pidamos al Padre nos será dado, pero no debe existir estrechez de pensamiento y de fe para pedir lo mejor. Que nada limite nuestras peticiones ante Dios.
Salomón se ubicó disponible como un servidor de Dios que necesitaba la sabiduría del cielo, antes que las bondades de sus talentos. Servir es de reyes; quien sirve a Dios tiene acceso a pedir y se le dará. Es vital empezar a servir por la actitud correcta, como Salomón sabía que sin la sabiduría divina no lograría salir adelante y, debido a que asumió su responsabilidad, Dios lo dotó de un corazón sabio y entendido.
Servir a Dios es ser digno de su confianza por encima de cualquier talento; es una virtud que nos puede sacar adelante en la vida. Al igual que otras virtudes, como cumplir lo que dices, lo que ofreciste, ser puntual, esforzado, valiente y caminar la milla extra que sea necesaria para cumplir el mandato de Dios. Eso es dejar nuestros propios medios y capacidades para tomar la sabiduría del cielo que está disponible para quien la pide.
La sabiduría es necesaria para vivir con autogobierno y dominio propio, porque eso es vital para el desarrollo de la vida. Solo tenemos una vida aquí en esta Tierra y no la podemos desperdiciar cometiendo tantísimos errores en medio de la necedad. La sabiduría es buena para todos en cada área de la vida: en nuestra familia, economía, trabajo, salud mental, emocional y física. Si te vuelves sabio para gobernar tu vida, tu familia y tu economía, esos mismos principios son aplicables a todas las demás situaciones que enfrentes.
La misma sabiduría que Salomón recibió para gobernar, la utilizó para generar mayor riqueza. Por eso, la sabiduría se puede definir como la correcta aplicación del conocimiento; implica ciencia, inteligencia, consejo, principios y valores de Dios. Ahora, hay que separar la sabiduría de la tierra; aunque se maquille para verse bonita, no por eso será la correcta. El problema de lo incorrecto es que muchas veces se viste bonito. Por eso Santiago advierte que es mejor buenas obras con mansedumbre que con altivez de espíritu.[2]
Cuando tenemos un corazón contencioso, jactancioso o amargo, estamos mintiendo contra la verdad y no estamos siendo sabios. Esto significa que si se resuelven las cosas desde el corazón, podemos ser más sabios. No hay que estar en medio de la sabiduría terrenal y la celestial; una es diabólica y la otra celestial. Que tu sabiduría se alimente del cielo y no de la tierra. Porque la sabiduría del cielo es pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos. Entre más rápido y más joven te vuelvas sabio, habrás ganado muchísimo.
En la generación de Jesús, la gente hablaba de Juan el Bautista y lo consideraba ermitaño, vestido raro, apartado y radical; cuando veían a Jesús, juzgaban que era amigo de pecadores. Eran como dos polos opuestos: venían de una formación con sabiduría, pero siendo contemporáneos, venían del cielo para mostrar la sabiduría de Dios ante la humanidad.[3] La gente siempre buscará una justificación para su contradicción, ellos tendrán una justificación para no acercarse a servir a Dios.
En cuanto a la sabiduría en el hogar, Pedro enseña que las oraciones pueden tener estorbo si no se trata sabiamente a la esposa. A las mujeres les pide que pongan como prioridad su ornato interior, porque ser sabias implica mantener un corazón limpio y un espíritu afable en sujeción a su esposo.[4] De igual forma, el reconocimiento de que las decisiones de hoy determinarán cómo será la vejez, eso también es de sabios, una buena vejez.
En la medida en que se aplica la sabiduría, se vuelve parte de la vida de la persona y llega el momento en que se piensa, se actúa y se siente como ella. Así dijo Jesús: el Padre y yo somos uno, la sabiduría del cielo al cien por ciento actuando en la tierra.
En el caso de la mujer virtuosa, se observa que se diferencia y sobrepasa a todas por su virtud interna que se traduce en acciones y decisiones sabias.[5] Entonces se levantan el marido y los hijos para reconocer que, sin su entrega y sabiduría, ellos no serían los mismos. En consecuencia, la sabiduría terrenal buscará justificaciones para contradecir y quejarse, mientras la sabiduría del cielo encuentra problemas para resolver y servir a los demás.
Finalmente, la necedad detiene y atrasa, mientras la sabiduría hace adelantar a los demás. Entre más rápido se adquiera sabiduría es mejor, pero es necesario venir ante el Señor con la lista de cosas que hay que arreglar y luego alinearlas con la sabiduría del cielo.
[1]1 Reyes 3:5-14 (RVR1960): Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé. Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día. Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.
[2]Santiago 3:13-18 (RVR1960): ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
[3]Mateo 11:16-19 (RVR1960): Mas ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros, diciendo: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene. Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos.
[4]1 Pedro 3:1-7 (RVR1960): Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza. Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
[5]Proverbios 31:10 (RVR1960): Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal todos los días de su vida. Busca lana y lino, y con voluntad trabaja con sus manos. Es como nave de mercader; trae su pan de lejos. Se levanta aun de noche y da comida a su familia y ración a sus criadas. Considera la heredad, y la compra, planta viña del fruto de sus manos. Ciñe de fuerza sus lomos, y esfuerza sus brazos. Ve que van bien sus negocios; su lámpara no se apaga de noche. Aplica su mano al huso, y sus manos a la rueca. Alarga su mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso. No tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles. Ella se hace tapices; de lino fino y púrpura es su vestido. Su marido es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra. Hace telas, y vende da cintas al mercader. Fuerza y honor son su vestidura; se ríe de lo por venir. Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde. Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba: Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, esa será alabada. Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus hechos.
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