02 de diciembre de 2016
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Cierta vez que un amigo buscaba a su hermano que tristemente andaba en malos pasos, fue a lugares insospechados, incluso peligroso, hasta que su amado hermano regresó a casa. Al llegar, le dijo: “No sé si soy digno de regresar”. Cuando me lo contó, pensé en cuántas veces las formas, las convenciones provocan que nuestros seres amados se sientan rechazados, a pesar de que nuestro deseo es que se sientan bienvenidos para ayudarlos. Entonces, reflexioné respecto a que las formas son importantes. Por ejemplo, lo que decimos toma diferente significado según cómo lo decimos porque hay diferentes formas de expresar algo. Cuando olvido pedir por favor, mi esposa me dice: “Juan Diego, esa no es la forma de pedir lo que quieres”. También sucede con los saludos que obedecen a diferentes formas de etiqueta, y varían incluso entre países. Para saludar de beso hay diversas formas y estilos. Muchas personas tienen problemas con la forma del saludo, tal vez quieres un abrazo y solo te dan la mano o al revés. Por eso, puedes reflejar lejanía aunque realmente quieres ser amigable. ¿De qué forma nos acercamos a otros para presentarles a Jesús?
Nuestro Señor sabe que la forma es importante. De hecho, Jesús, siendo Dios, decidió tomar forma de hombre para cumplir Su Propósito. Se despojó de su forma divina para acercarse a nosotros, fue humilde y obediente[1], porque la forma te une o te aleja.
Pablo se adaptaba a diferentes costumbres, según la cultura a donde iba para compartir el mensaje de salvación, porque el amor por las personas es lo más importante. ¿Qué formas estamos dispuestos a tomar? Pablo incluso se hizo esclavo[2]. Hay que saber adaptarnos y tomar diversas formas para acercarnos a alguien. Un amigo había pasado una noche de parranda y al día siguiente no recordaba nada. Muchas veces somos buenos para tomar una forma con tal de que nos acepten, pero para mal, cuando lo mejor es buscar buenas formas para acercar a otros a Jesús. Adaptémonos, pero a lo bueno y correcto, no a lo malo solo con el objetivo de ser aceptados en un grupo que es influencia negativa. Lo mejor es que nosotros nos convirtamos en influencia positiva que dicte las formas correctas de influir en los demás.
Debemos asumir una forma honesta y congruente para compartir el amor de Jesús a todos. Qué sucedería si llegas a la iglesia tal como eres, y te dicen: “No, no, entres, has fallado, conocemos tu pasado”. ¡Esa no sería la forma de tratar a alguien! Jesús vino con una forma humana por amor, por eso, la mejor forma de atraer a una persona es con amabilidad y cariño. Vale la pena decir: “Eres bienvenido a este lugar. Jesús te recibe con amor e iniciará un proceso de bendición en tu vida”.
Cuando Jesús se presentó con Pedro, lo hizo de una forma honesta, buscando bendecirlo con una buena pesca, pero la reacción de Pedro fue de sorpresa y miedo, entonces le pidió a Jesús que se apartara porque era pecador[3]. ¡Estoy seguro de que nuestro Señor no deseaba esa reacción! entonces con una forma honesta, congruente de parte de Jesús, pudieron iniciar una relación que cambió la historia del mundo. Necesitamos un amor honesto y congruente para adaptar nuestra forma de ser, con tal de presentar a Jesús a otros. Pregúntale cómo quiere que seas para encontrar la mejor forma de ir y hacer discípulos. Si queremos demostrar a todos el amor y poder de Cristo, encontremos la mejor forma para hacerlo, según la necesidad de los otros. Dile: “Me despojo de mi forma de ser para tomar la que Tú me pidas. Señor, siendo Dios, tomaste la forma de un siervo por mi vida; hoy me comprometo a tomar la forma que sea necesaria para ver a mi nación llegar a Tus pies”.
[1] Filipenses 2:5-9: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre.
[2] 1 Corintios 9:19-23 NTV: A pesar de que soy un hombre libre y sin amo, me he hecho esclavo de todos para llevar a muchos a Cristo. Cuando estaba con los judíos, vivía como un judío para llevar a los judíos a Cristo. Cuando estaba con los que siguen la ley judía, yo también vivía bajo esa ley. A pesar de que no estoy sujeto a la ley, me sujetaba a ella para poder llevar a Cristo a los que están bajo la ley. Cuando estoy con los gentiles, quienes no siguen la ley judía, yo también vivo independiente de esa ley para poder llevarlos a Cristo; pero no ignoro la ley de Dios, obedezco la ley de Cristo. Cuando estoy con los que son débiles, me hago débil con ellos, porque deseo llevar a los débiles a Cristo. Sí, con todos trato de encontrar algo que tengamos en común, y hago todo lo posible para salvar a algunos. Hago lo que sea para difundir la Buena Noticia y participar de sus bendiciones.
[3] Lucas 5:1-9: Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él.
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