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Dios nos de paz

28 de marzo de 2009

Tiempo de lectura: 7 minutos

 

 

Jueces 6:23-24 dice: Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás. Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom; el cual permanece hasta hoy en Ofra de los abiezeritas.

La frase “no temas” aparece en la Biblia muchas veces. Dios nos lo dice constantemente porque el temor es una de las pasiones más fuertes que enfrentamos. Vivimos con miedo a todo. Aunque lo que experimentemos sea bueno, malo, conocido o desconocido nuestro corazón se aflige. La primera vez que viajas en avión sientes ansiedad y confusión. Cuando el Espíritu Santo se derramó el día de Pentecostés, los testigos sintieron temor. Aprendamos a manejas nuestros temores. La Palabra nos enseña que el Señor envía ángeles para que no tengamos miedo. Es necesario revisar el origen de nuestros temores para afrontarlos y vencerlos. El Señor es la fuente de la paz.

Dios de paz

En Juan 16:33 leemos: Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

Lo que hablamos puede traer paz o angustia, así que utilicemos nuestra boca con prudencia y sabiduría para no perturbar la paz de otros. Además, cuídate de las personas que no te ofrecen paz. La Biblia dice que muchas son las aflicciones del justo pero de todas ellas nos librará Jehová. Jesús también dijo que en el mundo tendremos aflicción pero que confiemos porque Él ha vencido al mundo.   Dios nos ofrece paz a través de su Palabra y su Espíritu.

Es importante leer las Escrituras para incrementar nuestra paz. Mientras más sean las promesas que entiendas sepas y creas, mayor paz obtendrás. Hay personas en la iglesia que no leen la Biblia y quieren resultados. Dios no es mago. Él tiene principios, valores, reglar, mandatos y estatutos plasmados en más de 60 libros que han costado la sangre de los profetas que los escribieron. Si te alimentas de esa Palabra tendrás herramientas para buscar la paz. No basta escuchar la Palabra, hay que leerla y estudiarla. Cuando Dios habla, la paz viene.

Juan 14:27 comparte: La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Tenemos paz en el mundo por agentes externos, pero es superficial si no buscamos la que Dios nos ofrece. El mundo no puede hacer la paz entre Dios y los hombres, solamente el Señor Jesucristo tiene esa capacidad.

Romanos dice que el Reino de Dios no consiste en comida o bebida sino que es justicia, paz y gozo en el Espíritu.  Repítelo: justicia, paz y gozo. Nota que dos de tres son sentimientos.  El 66% del Reino se evidencia en la paz y el gozo que tengamos en nuestra vida. Jesucristo fue justicia al derramar su sangre por nuestros pecados y darnos la vida eterna.  En lo personal y a nivel de nación, la justicia es precursora de la paz y el gozo. Oremos porque haya justicia en nuestro país.

Paz interna y externa

Si tienes paz interna puede haber una guerra alrededor que tu ánimo mantiene la calma. Por el contrario, aunque vivas en un lugar tranquilo, si no tienes paz interior, vivirás en constante zozobra y ansiedad. Por ejemplo, Japón es un país con bajos niveles de criminalidad, sin embargo tiene altos índices de suicidio. Las estadísticas indican que al año 27 de cada 100,000 personas se suicidan, nadie les quita la vida, ellos se matan solos. También es impresionante la gran cantidad de personas que padecen enfermedades mentales en Europa, a pesar de ser países relativamente seguros y sin mayores dificultades económicas.  Busquemos la paz interna que sólo Dios puede ofrecernos, así lograremos la ansiada paz externa.

Filipenses 4:6-8 nos dice: Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.  Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

Si tienes afán debes pedir y descansar en el Señor. Siempre que ores y ruegues, no te olvides de pedir. La paz que sobrepasa todo entendimiento viene si la pedimos. Las personas que no confían en Cristo Jesús no comprenden esa paz que los cristianos demostramos en momentos de crisis. Así como tampoco logro entender a quienes dice tener a Cristo en su corazón y no tienen paz para ofrecer a los demás.

Cambia tu forma de pensar y llena tu mente de buenos pensamientos que generen buenos sentimientos. Sientes como piensas. La mente es un territorio que debemos sembrar bien para poder cosechar paz.

Confianza en el Señor

En Isaías 26:3 leemos: Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.

La paz del Señor es completa. Para alcanzarla debemos perseverar en el pensamiento y confianza hacia Dios.

Salmo 4:8 nos dice: En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.

El rey David se atrevió a escribir este Salmo en medio de una guerra. Si no duermes bien significa que debes perseverar aún más en el Señor y alimentarte de su Palabra. Pero no te confundas, confiar no significa ser temerario. La Biblia dice que no tentarás al Señor tu Dios. Aunque Él guardará tu salida y tu entrada debes alejarte del peligro.  No mal interpretes las Escrituras a tu conveniencia y corras en tu carro a 180 Km/hora (110 millas/hora)  creyendo que los ángeles protegerán tu imprudencia.

Dios no puede hacer algo por nosotros cuando violamos sus reglas. Está mal despreocuparte y permitir que tus hijos salgan tarde en la noche porque dices confiar en que Dios los protegerá, también está mal firmar un cheque sin fondos pensando que Él te proveerá. Si actúas así, ¡claro que te proveerá pan y agua cuando estés en la cárcel o cuidando de tus hijos en el hospital! Aprende a no tentar al Señor por más que confíes.

Salmo 91:2-8 recuerda: Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno,  Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra;  Mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos.

Muchas personas dejan abierta la Biblia en este Salmo como amuleto pensando que así Dios los protegerá, pero están equivocados. Las supersticiones no te protegen del diablo. Si no eres cristiano de fe, no habrá vaso de agua sobre tu mesa de noche o limón partido en cruz que te salve. Trabaja, estudia y vive confiado en el Señor pero también busca la paz.

Sé un prudente instrumento de paz a tu alrededor. No contribuyas al pánico colectivo. Hay una anécdota que cuenta como dos enfermedades se encuentran, una felicita a la otra por haber matado a 25,000 personas en un pueblo. Entonces ésta le dice a la que le felicitó: realmente maté a 500,  el resto se murieron del susto. Muchas veces el daño se multiplica con la actitud alarmista de todos. Aprende a compartir con gente de paz y tendrás tranquilidad.

Responsabilidad de todos

Salmo 29:11 afirma: Jehová dará poder a su pueblo; Jehová bendecirá a su pueblo con paz.

Dios otorga poder que puede construir paz si se ejerce correctamente. Oremos para que nuestros gobernantes asuman su liderazgo y nos traigan paz ejerciendo el poder que se les ha conferido.

Salmo 120:6-7 advierte: Mucho tiempo ha morado mi alma. Con los que aborrecen la paz. Yo soy pacífico; Mas ellos, así que hablo, me hacen guerra.

Hay personas que no son de Dios y aborrecen la paz. No nos equivoquemos, los malos no son los gobernantes, los malos son los criminales. Es cierto que necesitamos autoridades fuertes y capaces, pero no son ellos los que violan la ley. Oremos por lograr un sistema de justicia que ofrezca paz.

Romanos 13:1-6 revela: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo.

Los gobernantes están para ordenar y servir, los magistrados están para infundir temor al que hace el mal, pero la paz es responsabilidad de todos. Si las calles están sucias, no culpemos a la municipalidad que debe recoger la basura, empecemos por no tirarla.  Los malos son los que comenten los errores, no aquellos que intentan pero no pueden buscar las soluciones.  Es peor ensuciar que no limpiar, así como es peor matar que no castigar al asesino. Así que cumple tu parte y deja de criticar al sistema porque la violencia es un reflejo de cada uno de los ciudadanos.  Deja de quejarte y conviértete en un constructor de la paz.

Si no tributas, no reniegues de la incapacidad del gobierno en combatir la terrible situación que vivimos. El robo constante de no pagar los impuestos ha traído una maldición de violencia en nuestro país. Todos somos responsables, cumple con tu parte.

Vivir quieta y reposadamente

1ra. de Timoteo 2:3 dice: Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador.

Dios quiere que oremos por nuestros gobernantes. Pídele al Señor Jesús por tu país. Recuerda que nación somos todos, tanto ciudadanos como gobierno. Respetar las leyes y trabajar por la paz es una responsabilidad compartida para vivir quieta y reposadamente.

Busca la paz en tu pequeño círculo.  Combate la violencia en tu hogar, no maltrates a tus hijos ni a tu pareja, honra a tus padres, sé un amigo y ciudadano honesto. Cada noche hay más golpeados en los hogares que fuera de ellos. No puede existir perdón entre los combatientes de una guerra si no existe perdón entre hermanos, miembros de una misma familia. Nuestro país sangra y es consecuencia de los actos de cada persona. Antes de pedir por la paz de tu nación,  pide perdón por la violencia que provocas y erradícala de tu vida. El Señor dice en 2da. de Crónicas 7:14: Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.

Humíllate y pide perdón para luego interceder por tu país. Piensa que si tú hubieras vivido alguna de las traumáticas situaciones que han vivido las personas violentas, tal vez actuarías de la misma forma o peor.  Recibe al Príncipe de Paz en tu corazón y llévalo contigo para que acompañe a tu familia y a tu nación.

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