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Una iglesia de sueños

Una iglesia de sueños

15 de abril de 2018

Tiempo de lectura: 2 minutos

Dios pone sueños en tu corazón a tal punto que cuando vamos a la iglesia no nos sentamos sobre una silla sino sobre nuestra propia fe. Es natural que queramos realizar lo que anhelamos, más aún cuando somos una iglesia de sueños grandes. Como hijos de Dios, no se vale soñar en pequeño.

La edad no es más que un dato estadístico, pues hay personas jóvenes que en realidad son viejos de edad, asimismo, muchos adultos mayores se conservan jóvenes, risueños y llenos de vida. ¿Cuál será su secreto? La fórmula para vivir muchos años no está en una crema milagrosa de venta exclusiva en televisión, tampoco en tener una vida relajada llena de vacaciones. La verdadera fórmula para vivir muchos años está en Cristo, pues en Él, mientras más pase el tiempo, más joven serás. Yo quisiera llegar a la edad de 85 como Caleb[1] y tener las mismas fuerzas para vivir que tengo ahora. Creo que todos podemos lograrlo siempre y cuando no nos olvidemos de las promesas del Señor a quienes le sirven.

Soy estadounidense, pero desde pequeño viví en Colombia con mi familia. Mis padres fueron misioneros y recuerdo que como familia no teníamos mucho en la vida, eso me llevó, durante algún tiempo, a tener pocas aspiraciones y ni siquiera tenía esperanza de casarme; pero confié en Dios y Él me bendijo con un mejor futuro y una gran mujer.

Para romper con toda desesperanza necesitamos nacer de nuevo, despertar y encender la llama de un sueño. Ser valientes, avivarnos y empezar nuevos proyectos. No te conformes con tu presente ni te mantengas sumergido en una frustración pasada. Si quieres una vida larga tu corazón debe ser sano;[2] y si deseas que tu futuro sea mayor que tu pasado, permítele a Jesús transformar tu corazón.


[1] Josué 14:6-11: Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-barnea, tocante a mí y a ti. Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios. Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar.

[2] Proverbios 4:23: Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.

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