08 de agosto de 2023
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En el Evangelio de Mateo encontramos que nuestra luz debe alumbrar a quienes nos rodean para que vean nuestras buenas obras.[1] Descubrimos las bienaventuranzas para dar un nuevo concepto del el Reino de Dios: el reino de las buenas obras que brilla en las tinieblas. Jesús les enseña a Sus discípulos a hacer las cosas distintas: de manera excelente y admirable.
El primer día de clases de mi hijo José Juan, mi esposa y yo fuimos a dejarlo al colegio. Antes de que se bajara del carro le recordé dos cosas: “Hijo, amá fuerte a tus amigos y tené convicciones fuertes en Dios”. Yo no lo puedo privar de acercarse a quienes necesitan conocer a Jesús. Solo le hago saber —o le hago recordar— que en lo único que él es distinto a los demás es en la posibilidad de ser luz en medio de las tinieblas. Todos los cristianos deberíamos diferenciarnos en eso.
El mejor ejemplo es Daniel cuando fue llevado ante el rey cuando este solicitó la presencia de personas sobresalientes.[2] Si queremos ser luz debemos hacer las cosas con excelencia. El Rey de reyes busca a los mejores para que aquí en la Tierra sean un destello de Su reino. Creemos que lo mejor está por venir con Jesús, entonces, donde estemos no puede haber lugar para la comodidad. La Palabra nos invita a esforzarnos y a ser valientes[3] porque somos una semilla del reino de Dios en un reino ajeno.[4]
Somos responsables de hacer las cosas con excelencia y traer Su reino a la Tierra. Como discípulos de Cristo no respondemos a la ley del mínimo esfuerzo, así que vivamos de acuerdo con nuestra fe para ser coherentes con el reino al que pertenecemos.
Ahora bien, recuerda que la excelencia responde a la fe.[5] La carne tiende a la comodidad, pero la fe tiende a la excelencia. Confía en cosas grandes porque las puedes hacer más abundantes.[6] No olvides que lo óptimo se trabaja a través del aprendizaje[7] y la disciplina.[8] Para obtener vino nuevo, debemos aprendamos y renovarnos.[9] La excelencia llega a una vida solo a través de la disciplina.
Por último —y lo más importante—: siempre ten presente que la excelencia glorifica a Dios.[10] El Señor espera lo mejor de nosotros,[11] por eso, cuando hagamos algo, siempre tengamos en mente: “Lo hago como para el Señor” y que nuestras acciones sean excelentes. Como pueblo de Dios hagamos mejores los espacios de comunión y las situaciones en las que nos involucramos porque Él nos da la vida y nosotros a cambio le damos excelencia.
[1] Mateo 5:14-16: Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
[2] Daniel 1:3:7: Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos. Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey. Entre estos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. A estos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego.
[3] Josué 1:9: Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
[4] Jeremías 29:4-7: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia: 5 Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis. Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.
[5] Proverbios 1:22: ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, y los burladores desearán el burlar, y los insensatos aborrecerán la ciencia?
[6] Efesios 3:20: Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros.
[7] Oseas 4:6: Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.
[8] Romanos 12:2: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
[9] Mateo 9:16-17: Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.
[10] Colosenses 3:23: Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.
[11] Hebreos 11:4: Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.
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