22 de febrero de 2021
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Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!
2 Corintios 5:17 (NTV).
Dios es capaz de renovar nuestro entendimiento y de transformar nuestro corazón porque nos ama sin reserva e incondicionalmente. No importa cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Él no condiciona nuestras circunstancias ni se enfoca en lo temporal, pues al ser el creador del Universo entiende que a veces nos gobierna nuestra naturaleza pecaminosa.
Como creyentes debemos vivir con la completa convicción de que Dios nos ama tal como somos y que tiene misericordia de nosotros en todo momento, ya que Él conoce las obras de nuestra carne y aun así nos perdona siempre que se lo pedimos de corazón. La misma Biblia nos enseña que Él sujeta nuestras iniquidades y echa en lo profundo del mar nuestros pecados (Miqueas 7:19).
De esa misma manera es como debemos amar a quienes nos rodean. El amor jamás debería condicionarse por las equivocaciones, puesto que todas las personas somos perfectamente imperfectas. Asimismo, el amor no depende de lo que hemos hecho o dejado de hacer, más bien, nos acerca a la libertad de caminar sin ataduras de culpa y vergüenza.
Recuerda que Dios siempre ve más allá de nuestros pecados y fracasos, pues se enfoca, en primer lugar, en la persona a la que creó y en el propósito que determinó para ella.
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El Espíritu Santo nos dio su óleo para conservar la alegría, el gozo y nunca amargarnos.
En esta vida todos debemos algo a alguien y, sobre todo, a Dios.
La raíz crece en secreto y el fruto está a la vista de todos.