05 de julio de 2021
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El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado.
Proverbios 11:25
En el mundo hay demasiada necesidad como para permanecer indiferentes. Ahora más que nunca debemos salir de nuestra burbuja y sensibilizarnos a lo que sucede a nuestro alrededor.
Ser un auténtico hijo de Dios está íntimamente relacionado con la generosidad y las dádivas, por lo que ayudar a quienes más lo necesitan no es una opción, sino una obligación. La Biblia nos enseña que para despojarnos del “viejo hombre” debemos dejar la mentira, dominar nuestras emociones y convertirnos en personas honradas que comparten.
Dios, a través de las Escrituras, también nos dice que si dejamos de ser avaros y nos volvemos seres generosos prosperaremos porque el que da también recibe. Hoy, mañana y todos los días debemos extender nuestra mano al necesitado, ya que no por guardar más se llega a tener; al contrario: quien retiene más de lo que es justo, empobrece.
Las personas generosas siempre encuentran oportunidades y hacen a un lado las excusas, es por ello que dar es la mejor forma de sembrar y cosechar. El Señor, sin lugar a dudas, espera que lo veamos en cada una de las personas que sufren alguna necesidad para que las atendamos.
¡Ayudar es una obligación que conlleva recompensa!
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El Espíritu Santo nos dio su óleo para conservar la alegría, el gozo y nunca amargarnos.
En esta vida todos debemos algo a alguien y, sobre todo, a Dios.
La raíz crece en secreto y el fruto está a la vista de todos.