19 de julio de 2021
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Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia.
2 Corintios 9:10
La ley más poderosa sobre la Tierra es la de la siembra y la cosecha porque de ella depende nuestra subsistencia. El diezmo y la ofrenda son prácticas indiscutibles de esa ley, por lo que debemos hacerlo con la misma unción, preparación, ilusión, alegría y consagración con la que recibimos Palabra y fruto.
Dios es el creador de la semilla, de la tierra y de la lluvia, así que debemos creer que si guardamos Sus decretos nos proveerá lo necesario para fructificar. Él es tan generoso que no solo nos provee para que sembremos, sino que también nos recompensa por aprovechar la semilla.
De igual forma, Dios multiplica la semilla de los que cosechan para compartir, así que motívate para ofrendar ya que recibimos en la medida que damos. El desafío que tenemos como seres humanos es tener la fe para dar tanto como tengamos.
Cuida tu semilla y no la dejes morir. El Señor nos da un Evangelio completo de milagros, bendiciones, abundancia y de ofrendas generosas, por lo que solamente sembrando podremos cosechar.
Si tienes el deseo de sembrar, ten la seguridad de que Dios te proveerá y se encargará de multiplicar lo que haga falta para suplir tus necesidades. Si confías en Él encontrarás provisión incluso en medio de las dificultades.
¡Desata tu generosidad para la honra y gloria de Dios!
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Cosecha | Generosidad | Semillas | Siembra
La libertad que da el Espíritu Santo con Su presencia te permite decidir, expresarte y vivir relacionado con tu Padre eterno por medio de la adoración y eso genera seguridad, confianza, energía espiritual y bendiciones milagrosas.
El exterior de las personas puede provocar una opinión errónea, pero un verdadero adorador sabe que Dios ve su corazón, aunque la gente vea tan solo su apariencia, porque las apariencias engañan.
En esta serie se invita a integrar un modelo de comportamiento compartido, que se adquiere desde la fe y el corazón rendido a Dios, mientras se responde la pregunta: ¿Por qué es tan importante para Dios buscar un adorador?