Casa de Dios, nuestra casa
¡Compartamos el amor de Dios y la unción del Espíritu Santo!
Nacimos como congregación el 11 de septiembre de 1994.
La Iglesia inició con la reunión de tres familias amigas en la sala de la casa de una de ellas. Desde ese momento, el Señor habló diciendo que dicha iglesia no había nacido en el corazón de un hombre sino en el de Dios y que sería conocida, al igual que el Arca del Pacto, por las manifestaciones de Su presencia.
En 1995, nos trasladamos al salón de un hotel capitalino y luego, al auditórium de la Cámara de Industria. La tercera sede fue el lugar que cariñosamente llamábamos “La bodeguita”, un lugar ubicado en el bulevar Los Próceres de la zona 10, con capacidad para 550 sillas.
El 9 de septiembre de 2001, inauguramos el templo en San José Pinula, con capacidad para 3,500 sillas y un área de estacionamiento para más de mil automóviles.
En enero de 1999, se iniciamos con los grupos de Discipulado y los Encuentros; más tarde, con la Academia de Líderes. En abril de ese año, abrimos los primeros treinta y dos grupos de amistad. A inicio de 2013, organizábamos seis servicios cada fin de semana a los que asistían un promedio de 18 mil personas, muchas de ellas, integrantes de alguno de los 5 mil grupos de amistad.
El crecimiento sobrenatural que el Señor otorgó a Casa de Dios motivó la construcción de un nuevo templo con capacidad para 12 mil butacas y parqueo para 3,300 vehículos. Dicho templo se inauguró en abril de 2013.
Nuestra declaración de fe
La navegación moderna precisa de una exactitud en la ubicación, cronometría y direccionamiento hacia diversos puntos geográficos, por lo que ha hecho del Sistema de Posicionamiento Global (GPS) una herramienta imprescindible que depende de satélites que giran alrededor de la tierra, emulando lo que describe el Génesis cuando el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Las invitaciones utilizan múltiples canales como lo pueden ser el correo electrónico, los mensajes en redes sociales y los mensajes cortos, pero la convocatoria persona a persona es más cercana, sobre todo, cuando hay una comida denominada banquete. Acepta esta convocatoria y convierte tu vida en un canal que atrae a su círculo cercano y a muchos invitados para que conozcan a Jesús, pues aún hay lugar.
La perfección y la santificación desde la esfera de la humanidad luce imposible, pero Dios que es la esencia de estos atributos ha dejado la posibilidad para encontrarlos en la esencia de la vida ejemplar de Jesús sobre la tierra.