13 de febrero de 2011
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Sonia y yo hemos cumplido 25 años de matrimonio y damos gracias a Dios por ello ya que han sido años llenos de retos, satisfacciones y amor sin límites. Por eso, ahora deseamos compartir algunas de nuestras experiencias.
Mejor dos que uno
Eclesiastés 4: 9-12dice: Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero !!ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.
Ambos estuvimos de acuerdo en que Jesús sería parte de nuestra relación. Él es el tercer doblez que fortalece nuestro cordón. Cuando éramos novios, hicimos un pacto: si alguno de los dos quería hacerle algo al otro, primero debía hacerlo a Jesús. Esta condición nos hizo tomar conciencia de lo cuidadosos que debemos ser en nuestro trato. Nunca hemos recibido un curso matrimonial, pero nuestro principio inquebrantable es tenerle a Él como centro de la relación. Creemos que si somos buenos cristianos, la vida espiritual de la familia será la sumatoria de la vida espiritual de cada uno. Dos siempre son mejor que uno.
Como esposa, me emociono al ver el video de nuestro compromiso y boda. Durante mucho tiempo pensamos que no existía tal video pero lo hemos descubierto y es conmovedor ver nuestros rostros enamorados. Ahora comprendo porqué nuestros padres nos permitieron casarnos tan jóvenes. Realmente el amor se nos notaba y al verlo ahora, puedo decir que amo a Cash como en ese tiempo, como el día que me pidió en matrimonio. A veces las personas que sienten mal por amar así, pero yo les digo que lo disfruten porque ese amor sobrenatural solamente puede venir del Señor, ya que por nuestros medios humanos es imposible. Yo le doy gracias a Dios por el intenso y genuino amor que compartimos con mi esposo desde hace 25 años.
Escuchar a Sonia hace que la ame aún más y me comprometa con ella, como antes y para siempre. Cuando se tiene una convicción, la única forma de demostrarlo es hacer un compromiso. Si estás convencido que tu novia es la mujer para ti, busca comprometerte. Soy fiel creyente de la convicción y el carácter. Sonia y yo hicimos el compromiso de amarnos para toda la vida, por eso nos casamos y hemos prevalecido a pesar de las dificultades y diferencia naturales del matrimonio. Mantener el compromiso desarrolla el carácter necesario para avivar el amor y sostener el romance.
Nuestros hijos dicen que admiran la forma cómo nos decimos piropos y hemos aprendido a hacer muchas cosas juntos. Yo siempre encuentro la oportunidad de decirle lo hermosa que se ve, ¡aunque se acabe de levantar por la mañana! Ella también me halaga cuando me dice que le encanta cómo me visto y me desvisto, lo cuidadoso que soy con mi presentación personal. Ambos reforzamos lo bueno de cada uno.
Es verdad, siendo esposa de Cash, admiro su elegancia y he aprendido a compartir con él muchos de sus pasatiempos e intereses. Incluso acepté el reto de aprender a bucear y me siento orgullosa de haberlo logrado. Lo mismo sucedió con el golf porque me interesa acompañarlo y compartir el mayor tiempo posible con él, ¡aunque en mi intento, incluso he derribado algunas aves!
Así es, Sonia ha sabido ser una excelente compañera y de paso, cazadora. Es la mejor anfitriona en nuestra casa donde siempre hay gente a quienes atiende con cariño. Por eso, ahora que me pidió una refrigeradora más grande no se la negué, porque sé que siempre recibimos invitados. Ella sabe de basquetbol, fútbol americano y golf, es una esposa dedicada, atenta y nos divertimos juntos.
Antes de conocer al Señor mis noviazgos no eran muy largos y siendo novio de Sonia, mi mamá, que me conoce muy bien, me dijo: “Ya duraste con esa joven, ¿vas a jugar con ella o te casarás?” Entonces me decidí y le respondí: “Tienes razón, me casaré”. Luego me confesó que nunca pensó que le respondería así. Yo digo que no me casé por amor sino por fe porque el Señor nos dijo que debíamos hacerlo para atender Su llamado. Yo ya la amaba, pero nos casamos en ese momento por obediencia. ¿Verdad Sonia?
Sí, así fue. Recuerdo que en esa época yo anhelaba servir al Señor y no quería tener novio, pero cuando apareció este chinito se me olvidó todo lo que dije. Cuando estábamos recién casados, él inició una empresa en la que invirtió mucho dinero. Yo, como su esposa, siempre intenté ser su apoyo y en esa oportunidad, estudié para ser asistente de gerencia. Luego, al dedicarse a los seguros, yo le ayudaba con los archivos y papelería. Y al tener la boutique, yo hacía los arreglos a la ropa.
Exactamente, Sonia siempre ha sido ayuda idónea. Recuerdo que al casarnos realmente no teníamos mucho dinero. Yo había invertido en un negocio y trabajaba para pagar esa inversión. Sin embargo, el Señor proveyó generosamente porque le obedecimos. Ahora, las parejas desean tener todo para casarse y es bueno planificar y prepararse, pero el factor económico no es lo más importante ya que cuando les falte algo o afronten una crisis, buscarán separarse. Debe unirlos el amor y deseo de construir una vida juntos, no la situación económica.
Esposas sujetas y esposos sabios
1 pedro 3:1 aconseja a las esposas: Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas
Yo, siendo su esposa, he aprendido a ser una mujer sujeta que le sirve y se preocupa por él y por nuestro. Sé que esa es mi responsabilidad y lo hago con amor porque mi compromiso es mostrar una buena conducta para ganarme a Cash y dar un buen ejemplo que gane personas para el Reino.
1 pedro 3:7 aconseja a los esposos: Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
A la vez, Cash ha sido un esposo sabio y amoroso que me motiva a sujetarme espontáneamente. Le agradezco mucho su paciencia porque no es fácil comprender a las esposas. ¡Muchas veces ni yo sé lo que siento y me sucede! Pero él me ha honrado como a vaso frágil, ha vivido sabiamente en momentos cuando ni yo me aguanto.
Matrimonio correcto
Recuerden que la perfección no existe. No hay matrimonios perfectos sino correctos. Incluso en las discusiones, busquen respetarse y decirse las cosas de la mejor forma posible. Siempre habrán momentos de tensión pero el respeto debe prevalecer. En nuestro hogar, muchas veces nos hemos pedido perdón por decirnos las cosas de la forma menos apropiada y hemos aprendido de nuestros errores.
Los dos, Sonia y yo, somos perfeccionistas. Yo creí que nunca me casaría porque tenía un carácter delicado. Si no memorizaba correctamente una lección del colegio, ¡me arrancaba el pelo! Pero al recibir al Señor empecé a someterme al Espíritu Santo. De esa forma aprendimos que lo perfecto no da la felicidad. Conozco parejas que tiene hogares impecables pero no son felices y por el contrario, conozco familias donde hay incluso un poco de desorden en la casa, pero hay armonía y alegría.
Aprendamos a identificar las cosas que realmente afectan nuestro matrimonio y las que no. Hay defectos que ponen en peligro nuestra relación pero hay otros que pueden pasar desapercibidos con un poco de tolerancia. En nuestra relación sucedió. Yo soy ordenado con ciertas cosas, aunque no lo soy con mis papeles y bosquejos de prédicas. También soy algo indeciso y desordenado con mis corbatas. Si Sonia se pusiera histérica por eso, no estaríamos cumpliendo 25 años de matrimonio, pero ha aprendido a ser paciente y se lo agradezco. Nos hemos relajado y bromeamos al respecto.
Ella por ejemplo, es algo distraída. Cierta vez iba a subir a nuestros hijos al bus equivocado, del mismo colegio, pero diferente número. En otra ocasión metió las llaves del carro en el congelador junto con unos helados que compró y aseguraba que yo no se las había dado. Las llaves aparecieron dos semanas después. En otra oportunidad, ella llegó muy afligida porque decía que había chocado mi carro, pero al revisarlo, el golpe que tenía era uno que yo le había dado hace tiempo. Curiosamente, ese mismo día, me chocaron su camioneta y ¡fui yo quien tuvo que pedir perdón! Sin embargo no hemos permitido que esas cosas nos roben la felicidad, al contrario, le agregan un poco más de sabor a la relación.
Es mejor no molestarse tanto por las cosas. Yo perdí mi argolla de matrimonio y me sorprendió que ella no me hiciera un drama. Muchas veces no estamos juntos para celebrar nuestra fechas importantes, aniversarios, cumpleaños, etc. Pero nos comprendemos y aprendimos a buscar el momento para celebrar en familia. No hemos hecho una lista de “lo que no me gusta de ti”, sino de “lo que puedo arreglar en mi para no molestarte”. Con amor y un poco de humor, podemos salir adelante.
El amor prevalece
Cantares 8:7 expresa: Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. ? Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían.
Ese es el verso que escribimos en nuestra invitación de bodas y ha sido una profecía de vida matrimonial. No hemos podido evitar que las aguas nos alcancen, es decir las dificultades, pero sí hemos evitado ahogarnos en ellas.
No somos perfectos, tenemos muchos defectos, pero nos amamos y aprendimos a vivir de la mejor forma. Ama a tu pareja como es, acéptala y aprendan a disfrutar la vida juntos. Nunca le pedí a Dios una mujer como la que me dio, Sonia es un regalo por el que doy gracias todos los días porque Él sabía qué tipo de esposa necesitaba. Haz tú lo mismo y agradécele por tu pareja. Confía porque tu hogar se llenará de perdón, tolerancia y bendición si entregas tu matrimonio en las manos del Señor para que lo haga crecer y sea reflejo de Su amor.
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