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Cómo llego delante de Dios

Cómo llego delante de Dios

15 de noviembre de 2007

Tiempo de lectura: 8 minutos

 

 

Estas noches han sido diseñadas para enseñarles a  capturar esa presencia, y a aprender a caminar bajo el poder de Dios. Esta no es una noche para yo enseñarte ni decirte que Dios te va a ayudar a resolver todos tus problemas.  Ustedes viven tan preocupados por todos sus problemas que no han encontrado al Dios que soluciona los problemas.

Problemas tenemos todos; sólo que algunos los tenemos problemas, pero nunca nos quitan el hambre y la sed de Dios. Otros por cualquier problema dejan de buscar a Dios como Dios y su presencia para ellos, sino que comienzan a buscar a Dios como quien resuelve sus problemas y todo el tiempo sólo hablan de clavos con Dios, de problemas con Dios, denotando así que no han creído en una vida llena de victoria en Cristo Jesús. Cuando tú dejes de hablar de tus problemas con Dios, y empieces a hablar con Dios de Dios, de él, de su presencia, todo te va a empezar a cambiar, créemelo y si no, pues sigue tu vida como va.

Cuando el hambre y la sed de Dios sea tu mayor problema, vas a empezar a hablar de la presencia de Dios más que de cualquier problema. Hay una escritura que dice: “deléitate en Jehová y El concederá las peticiones de tu corazón”. ¿Cuál es el problema? Que hay una iglesia en general que no se deleita en Jehová, pero quiere la respuesta a las peticiones de su corazón. Cuando la Biblia dice: “Deléitate en Jehová y él concederá las peticiones de tu corazón. En otras palabras, nos está diciendo “no hay petición que Dios no nos conceda a los que nos deleitamos en El”.

Se lo voy a poner de esa forma, cuando uno tiene un matrimonio amoroso, como decimos “querendón,” ¿cómo uno puede decir que no a lo que le piden? Cuando uno tiene hijos que están pegados, amorosos, y hacen bien las cosas, a uno le dan ganas que le pidan algo.

El problema es que la gente no se está deleitando en la presencia de Dios. Tienes que aprender a hacerlo. Les voy a enseñar cómo llegar a ese dormitorio, cerrar la puerta, estar delante de El. La Biblia dice antes de hablar del Padre nuestro: “Entrarán en su aposento o en su dormitorio y cerrarán la puerta”. ¿Dice que lleves a alguien más? ¿Que la dejes abierta?

Siempre que uno cierra la puerta del dormitorio con su pareja, es porque una de dos cosas va a pasar o van a discutir y nadie más lo tiene que saber. No sé si ustedes discuten delante de sus hijos, pero así no se hace. Uno espera el momento, los hijos se van, cierran la puerta. A mí me pasó con mis hijos varones una vez; yo llamé a uno de ellos para corregirlo a mi cuarto. Generalmente, los llamo a mi cuarto, ellos saben cuándo digo “vení para acá”. Entonces otro de mis hijos llegó a meter la nariz y le dije: “No es con vos, es con él, cerrá la puerta”.

Cuando a uno el Señor le manda a cerrar la puerta, es porque quiere hablar cosas con uno que no quiere que nadie más oiga. La primera disciplina que el Señor da es en secreto. A muchos de ustedes Dios los ha disciplinado de forma fea, y por eso tienen el mal concepto de que “ya vas a ver, eso te lo mandó Dios para que aprendás para que entendás”.

Ese concepto del Dios castigador incluso en público te lo deberías de quitar de la cabeza. Porque entonces si anda corrigiendo en público, ¿por qué no hacemos lo mismo nosotros con nuestros hijos, qué nos puede decir Dios? Yo puedo pararme aquí y maltratar y qué, y dirían “qué mal padre,” pues peor es Dios que te ha corregido en público, a no ser que estemos equivocados en el concepto.

Muchos de ustedes sufren correcciones bien feas por cosas de la vida que se las atribuyen a Dios cuando Dios quiso corregirlas en privado cerrada la puerta, pero no haces tiempo para hablar con Dios. Pero si entras allí como dice la Biblia, cerrada la puerta y oras a tu padre que ve en secreto, te va a recompensar en público. Si oro en secreto, me va a recompensar en público. Di “hoy reconozco que el éxito de la vida pública está  en la vida en secreto”, la de Dios.

Lo que tú puedes hacer es capturar la presencia de Dios en secreto para poderla manifestar en público. La segunda cosa que normalmente pasa cuando uno dice que cierre la puerta es porque la pareja va a tener su momento más íntimo en su expresión de amor. ¿Cuántos de ustedes son padres de familia? No es ningún secreto de cómo hicieron a sus hijos, y sus hijos saben cómo los hicieron. Lo que hacen es santo, es puro y autorizado por Dios, pero no por eso es público. Yo puedo tener comunión con mi esposa en público, pero intimidad en privado.

Tú puedes tener comunión con el Espíritu Santo en público, pero intimidad en privado. ¿Cuál es el problema? No hemos llegado al nivel de intimidad con Dios.

Si quieres capturar la presencia de Dios, es en intimidad. Perdón la comparación, pero si de ese amor va a quedar la mujer embarazada de un bebé, es decir se va a producir una vida a través de ella porque fue engendrado por el hombre, eso fue en privado. Sin embargo, después usted exhibe las recompensas en público. Ni modo que mantiene a su hijo en privado, “no salgás de la casa que nadie te mire”. Usted lo hizo sin que nadie lo mire, pero una vez nace, todos lo miran.  Normalmente, todos miran el resultado de lo que ha sido una vida privada. Tú quieres que el poder de Dios se manifieste donde quiera que vayas, pero no se agarra donde quiera que estés, se agarra siempre y cuando pases tiempo con el Señor.

Como un testimonio, me agrada saber que Juan Diego, a veces son las 5 de la mañana cuando oímos ruidos en su cuarto, tiene música de adoración, la lámpara encendida, las escrituras, se pone a hacer ejercicio, se va al colegio. Está agarrando en privado lo que un día será manifiesto en público. Esos jóvenes les van a dar una sorpresa como no tienen idea cuando llegue el tiempo en que Dios se manifieste en público a través de ellos. Han tenido el tiempo para agarrarlo en privado, ya llegará el tiempo en que sea en público.

¿Cuántos quieren que sus células crezcan? Eso es en público; si fuera en privado, nadie llegaría. ¿El crecimiento de una célula es público o privado? Público, al igual que el crecimiento de una iglesia. La razón por la cual crece es en privado. ¿Jesús estuvo en el desierto acompañado o solo? solo. Cuando regresó, se manifestó el poder en público, tan público que se hizo famoso por el poder, pero lo capturó en privado.

Cómo entrar a esa presencia de Dios (Hebreos 4:14) 14Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Si vas a entrar delante de la presencia de Dios, vas a entrar sin confiar en tu propia justicia ni en tu propia conducta aunque debes de tener una buena, porque si confías en tu propia conducta y en tu propia justicia para entrar, no estás confiando en la sangre que te deja entrar. Hubo un tiempo que basados en un coro, que es un salmo que dice “entraré por sus puertas con acción de gracias por sus atrios con alabanza”. Entonces, se nos dijo que era la acción de gracias y la alabanza la que tría la presencia de Dios. Lo aprendiste tan bien que está mal. Porque no dice la Biblia que la acción de gracias o la alabanza nos lleva a su presencia, dice que entremos con acción de gracias. Ya nos dejaron entrar.

No existe una sola razón para alabar afuera, porque si usted está alabando afuera, ¿a quién está alabando? Entonces la gente creía y vivió por muchos años que tres coros de alabanza, dos de adoración y cinco minutos en otras lenguas, eso era la presencia de Dios.  Pero encuentro que en el aposento alto, nadie estaba cantando, ni había instrumentos, sino que Él es quien llegó. Pero a veces creemos que la invocación del Espíritu Santo es casi una danza apache, que entre más dancemos, más va a bajar. Lo que te deja entrar es la sangre del hijo de Dios derramada y rociada en el lugar santísimo. El sacerdote para entrar a la presencia, vestía un traje con campanitas en la orilla y tenía que entrar con un cordero. Tenía que ser el cordero perfecto, no el sacerdote; y si el cordero estaba mal, se moría el sacerdote. Si el sacerdote no entraba ahí por lo bueno que él era, sino por lo perfecto que era el cordero; entonces, ¿por qué vamos a entrar nosotros por lo que somos y no por el Cordero perfecto que es Jesús? Si quieres capturar la unción de Dios, debes tener cero confianza en ti mismo. Es mejor un minuto con la confianza puesta en el cordero que dos horas con la confianza puesta en tus horas de oración. Aquí la carne no funciona, sólo la confianza en el que nos deja entrar a todos por igual.

Cuando vas a entrar en la presencia, tu mirada se pone en una sola cosa: La sangre del hijo de Dios que fue derramada. Si el diablo le dice que no puede entrar a la presencia por lo que hizo ayer, usted le dice que sí pues Jesús derramó su sangre por usted. Sólo puedo entrar por lo que Jesús hizo. No se puede separar la unción del Espíritu Santo de la fe en el hijo de Dios.  ¿En quien va estar la confianza? Entre más vayas a la presencia de Dios, más sed de Dios vas a tener. Tienes que aprender a confiar en el, no en ti. Desde ahí parte la vanagloria o la humildad, parte reconocer que es El o atribuírtelo un día a ti mismo. Basado en la manera en que entras a la presencia de Dios o en que confías para entrar. Si empiezas a confiar mucho en ti para entrar en la presencia de Dios, cuando ocurran los milagros, llegará el día en que creas que eres tú y no Dios, porque igual creíste para entrar en la presencia de Dios. Pero si desde el principio las cosas están bien, al final seguirán estando bien.

Cuando termina la noche de milagros, normalmente no salgo corriendo a un lugar a orar, sino a cenar, tengo hambre. Convoco a mi equipo, celebramos, le damos la gloria al Señor. Desde que vamos en el carro eso es una locura, llegamos, comemos, contamos chistes, hacemos bromas. La gente pregunta por qué no corremos a un lugar a orar,  y le respondo que la gloria siempre ha sido del Señor. A la gente le cuesta saber cómo entrar a la presencia de Dios, y si no sabes cómo entrar, menos cómo salir. La mayor parte de ustedes no hace el tiempo de reposo. Hay una figura: El día de reposo. En ese día nosotros reponemos las fuerzas de Dios para después manifestarlas. Hay que hacer el tiempo para poderlo hacer.

Salmo 42:1
Como el siervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. ¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?

Verso 7

Un abismo llama a otro a la luz de tus cascadas, todas tus olas han pasado sobre mí. 

Cuando tú tienes sed y te presentas delante de Dios, ¿crees que te dice Toma y bebe? El salmo dice que como el siervo brama por las corrientes, así clama mi alma por ti. Quiere decir que se acercó a beber, pero quien se acerca a beber al río del Señor, El hace que no beba tan solo del río, sino que lo sumerge. La unción no se lleva por dentro, sino por fuera. Ya tienes al Espíritu Santo, pero cuando estás en su presencia, tienes que aprender a reconocerla. Tu corazón de piedra se tiene que convertir en uno de carne. Según Ezequiel, un corazón que percibe, discierne, reconoce cuando la presencia de Dios está. Si no la reconoces en privado, cómo pues la reconoces en público. Cuando la presencia de Dios baje en tu dormitorio, no hagas nada, no digas nada, pero tampoco te salgas. Cuando sabes reconocerlo en privado, aprendes a reconocerlo en público.

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