06 de abril de 2019
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Nuestro presente no vaticina un buen futuro a menos que no veamos las promesas de Dios en las Escrituras. Si pudiera regresar en el tiempo y decirle solo una cosa al Cash Luna de hace 25 o 30 años, le diría que no se afane, que permanezca en el camino del Señor y que todo saldrá bien conforme a su Palabra. Él es el creador de la semilla, de la tierra y de la lluvia; y si guardamos sus decretos nos proveerá lo necesario para que nuestro campo dé fruto.[1] Si no involucramos a Dios, no hay vendimia.
Hay dos tipos de cosechas de uva. Está la uva de mesa, la que comúnmente comemos; pero también está la uva especial para producir vino, la mejor. Lo que se celebra en vendimia no es la cosecha, sino la mejor cosecha. Se festeja el mejor fruto.
Ahora bien, no hay vendimia sin previa lucha. Debe haber batallas para llegar a cosechar en tu negocio, en tu familia, en tus redes, grupos o discipulados. El año pasado celebramos en Casa de Dios un festival de redes al que asistieron 47,500 personas en un fin de semana. ¡Fue increíble! Pero detrás de ese gran evento están las batallas que cada pastor y líder libraron durante un año para lograr esa cosecha de almas. Dios multiplicará tus semillas y aumentará el fruto[2] pero no esperes salir adelante en lo que te propongas sin haber librado antes tus propias batallas. Si Elías, en el Antiguo Testamento, no hubiese orado fervientemente, no hubiera llovido y la tierra no hubiese dado su fruto.[3] La oración provocará la lluvia que nos hará fructificar en todas las áreas de nuestra vida, pero esa lluvia llegará a su tiempo,[4] así que puedes ser paciente y estar tranquilo porque es antinatural sembrar y no cosechar.
Una cosecha también se traduce en personas que llevas a los caminos del Señor. Te aseguro que si haces lo que te toca verás a las personas correr hacia tu iglesia o grupo de discipulado por causa de Dios.[5] Es por causa de Él y no nuestra que las personas buscan su protección. Lo buscan por su inmensa misericordia y porque, a pesar de lo que hagamos, siempre nos perdonará.[6]
Nuestro camino será tan alto o bajo como nuestros pensamientos.[7] Si por alguna razón te desviaste del camino correcto, identifica el pensamiento que te alejó y deséchalo. Luego, recupera el que te mantenía en la senda correcta. Porque un pensamiento basta para alejarnos de Dios, pero un motivo correcto también basta para regresar. Su generosidad excede cualquier cosa y no te abandona cuando te desvías porque si lo hiciera no habría nadie que te devuelva al rumbo correcto.
Medita en tu camino y enderézalo. Identifica los pensamientos que te alejan de la buena senda y deséchalos. Es cierto que Dios puede estar contigo en el camino equivocado, pero no porque quiera que permanezcas allí sino porque Él no te abandona. Nuestro Padre es como el jardinero que arranca toda maleza para sembrar plantas de provecho.[8] Por más que lo amemos, no hay amor que iguale el que siente por nosotros.
[1] Levítico 26:3-4: Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto.
[2] 2 Corintios 9:10-11: Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.
[3] Santiago 5:17-18: Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.
[4] Santiago 5:7: Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.
[5] Isaías 55:5: He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti, por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado.
[6] Isaías 55:6-7: Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.
[7] Isaías 55:8-11: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
[8] Isaías 55:13: En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída.
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