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Dios te prepara para lo que viene

31 de agosto de 2009

Tiempo de lectura: 9 minutos

 
Números 6:22-26

Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

Esta es una bendición que tenía que declarar sobre todos su hijos.  Yo quiero hablar de esa última parte. Por qué cuando Aarón y sus hijos iban a declarar una bendición como esa, cierra con esto: “Pon en mí paz”. Esa es una expresión muy común, pero que normalmente se pierde. Hay cosas que nos hacen perder la paz. Cuando se enoja, por ejemplo, cuando le roban. El diablo es un ladrón de paz. Si su hijo anda en malos caminos, usted pierde la paz. El diablo quiere robarle la paz porque es donde la fe se asienta, como la cama donde la fe descansa, una plataforma que la sostiene. Viene Jesús y va a la cruz y dice que de repente, le aparece a los discípulos y lo primero que dice es: “Paz a vosotros”. Aparece Jesús de blanco, uno se pondría nervioso. Se les apareció tres veces y las tres veces se lo dijo.

Vamos a repasar parte de lo que el pastor ha estado enseñando acerca de dos mujeres que tuvieron un encuentro con el Señor y lo escucharon. Una de ellas estaba escuchando a Jesús y la otra, estaba enojadísima que no la dejaban hacer la cena. ¡Cómo el quehacer diario le puede quitar algo que le puede servir después! Hay momentos en su vida que no son sino la preparación para lo que viene después. Cuando preparaba este mensaje, le pedía al Señor que si aquí iban haber personas que dentro de poco iban a vivir momentos intensos en su vida, que esta Palabra les diera la seguridad, la certeza para que pudieran afrontarlos. Yo no sé lo que puede venir a mi vida, pero sí sé que Dios ha preparado momentos de unción, de Palabra que me han preparado para cuando venga algo fuerte a mi vida. ¿Quién dice que para las cosas buenas no se necesita también la presencia de Dios? Los momentos buenos y malos vienen desprevenidos, y si no está listo, pierde oportunidades. Hay un hombre en la Biblia a quien le preguntaron qué quería que le hiciera; le aseguro que si ahorita les pregunto a ustedes, me dicen “dinero, viaje, etc.”. Todos dirían: “Pide como Salomón, pide sabiduría”, pero porque ya lo leyó. ¿Qué pedir cuando Dios está? Hable con Dios. Hay personas que está Dios ahí con ellos y no le dicen ni “buenas noches”, eso es perder un momento.

Hay momentos en nuestra vida que Dios preparó el escenario donde vamos a recibir de su presencia, su unción y su Palabra que nos preparan para lo que viene. No necesariamente tiene que ser algo malo. Cuando le dicen: “Y viene algo nuevo para ti, ya pensamos que es algo malo”. Pero, ¿por qué Dios no nos puede preparar para algo bueno? Al rato, este fin de semana usted conoce a su príncipe azul, o viene una promoción en su trabajo. No necesariamente tienen que ser cosas malas.

Viene Marta y está afanada y turbada porque invitó al Maestro a comer a su casa, asumió la responsabilidad de atenderlo y ve que su hermanita está sentada escuchando lo que Él decía. Hay personas que no están aquí, sino en otro lado. Marta se molesta, porque la hermana no la ayuda. Jesús le dice: “Afanada y turbada estás”, yo no le voy a quitar a María la mejor parte, porque fue la parte que ella escogió. Pero Marta estaba tan enfocada en eso que se perdió la oportunidad de atender al Maestro en el momento correcto. Al final, María se dedicó a escuchar al maestro y Marta a hacer lo que tenía que hacer para atender a la gente que estaba ahí. Usted diría que Marta hizo bien, pero hay un momento para cada cosa.

Juan 11:1-5

Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos. Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.  Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro.

Aquí aparecen Marta y María y cada una significa algo que podemos poner en práctica en nuestra vida. El problema es cuando no sabemos vivir los momentos de nuestra vida. Hay momentos que generan en nosotros tal sentimiento que no nos hacen ver todo lo que está ocurriendo a nuestro alrededor.

Viene el maestro y come con las dos, una afanada y la otra que lo escucha. Una afanada y la otra que le pone atención. Lo que Marta no pudo ver es que esa cena era la preparación para algo que venía. Jesús aceptó ir a esa cena, estuvo ahí, pero tuvo que afrontar el conflicto de una mujer afanada con otra que sabía escoger el momento. Siempre que tenga la oportunidad de tomar tiempo para escuchar a Dios a través de alguien, hágalo. Porque siempre la Palabra que Dios envía tiene un propósito, y habrá de provocar en nuestro corazón algo. El futuro se vuelve futuro para aquellas personas que se preparan cuando llegue. Dios sabe lo que le  va a pasar a usted el próximo mes. Por conocerlo, es que envía Palabra que lo prepare para eso. En su futuro hay oportunidades y si no estamos listos, las vamos a dejar pasar.

¿Será que María sabía presentarse delante del maestro? Por supuesto. María sacrificó lo mejor que tenía y así se presentó delante de Dios.

Este versículo es corto y directo. Jesús amaba a estas tres personas. El nos ama tanto que sabe que genera a nuestro alrededor todo aquello que nos va ayudar para bien. La correspondencia de ese amor que le tenemos a Dios, va ser que todo nos ayude a bien en nuestra vida.

Versos 6-15

Jesús estaba en peligro de muerte e iba a ver a Marta y María.

Los discípulos no entendieron lo que Jesús iba a hacer. Hay momentos en nuestra vida que no vamos a entender lo que está pasando, por qué suceden las cosas, pero en este caso, los discípulos no lograron captar lo que les decía y era necesario que lo acompañaran para que vieran lo que Jesús les estaba diciendo. Los discípulos se dieron cuenta que a propósito se quedó.

Verso 16

A mí me ha pasado lo de Tomás. He dejado de creer en otras cosas y Dios me ha tenido que reprender. Aquí me doy cuenta que ese Tomás incrédulo no entendió todo lo que dijeron. Dice: “Vayamos para que muramos con él”. A veces, los momentos con Dios son intensos, pero muy cortos, aprovéchelos. Es un momento que Dios preparó porque posiblemente viene algo mejor después.

Verso 17-32

Las dos mujeres dijeron exactamente lo mismo, viviendo una misma cosa, delante de Dios; diciendo lo mismo, la reacción de Jesús fue diferente. Una llegó a reclamar, la otra llegó a postrarse, las dos dijeron lo mismo, pero el tono y actitud fueron diferentes. ¿María oyó lo que Marta le dijo a Jesús? Entonces, ¿por qué dijeron lo mismo? Las dos estaban perdiendo un hermano, pero la manifestación del sentimiento de dolor delante de Jesús, fue distinto. Qué fue lo que provocó que Marta y María reaccionaran diferente viviendo un momento tan duro como la pérdida de un ser querido. ¿Cuál es la diferencia entre Marta y María? Cuando llegó el momento más difícil que es perder a un ser querido. ¿Por qué sintiendo lo mismo, reaccionaron de manera distinta? El momento en que Jesús entró a la casa de estas dos mujeres, fue el momento en que Jesús la preparó para ese momento. Ese momento fue tan enriquecedor para su espíritu que supo qué hacer cuando un momento como éste llegó. Recuerde un  momento difícil en la vida que le haya pasado, estoy segura que antes Dios trató con usted.

Yo crecí con un mi primo que se llamaba Estuardo. Con él me eché mi primera borrachera, éramos muy unidos, viajábamos, hacíamos parranda. Donde él estaba tenía que estar yo y viceversa. Conocí al Señor y él se apartó un poco de mí, hubo cosas que no me parecieron mucho, decidí estar con Jesús o con él. Me tenía que definir y cierto día, sentí fuerte que tenía que ayunar y lo hice. El primer día con dolor de cabeza, el segundo día me sentía mareado y el tercer día estaba para agarrarme a cuentazos con el diablo. El tercer día me llaman que mi primo acababa de tener un accidente, estaba grave. Cuando llegué a la casa de mis tíos, minutos después, mi primo falleció. Me dolió mucho, se siente una parte de la vida que fallece. Con él viví muchas cosas buenas, me conectó a mi primera novia. Yo me sentía muy mal, pero Dios ya me había preparado para cuando ese momento llegara en su misericordia. Pero no sólo prepara para cosas malas, sino para buenas. Marta y María nos dan una gran enseñanza. Vamos a ver qué hace Jesús cuando María se postra.

Verso 32-35

Mientras Jesús estuvo en un cuerpo como el suyo y el mío, él sintió en carne propia lo que se siente cuando un ser querido deja de existir, por eso es que dejó al Consolador en medio de nosotros. El fue quien me sostuvo cuando eso pasó. Un primo que un mes después de su muerte se debería haber graduado, que trabajó duro para pagarse su carrera. Dios me preparó para eso, como para cuando fui llamado como pastor, para casarme, yo no quería irme de mi casa peleando con mi papá, y él me lo permitió. Le dije que me preparara para ser un buen padre y un buen hijo también.

Verso 36-39

Una persona que no supo aprovechar el momento donde Dios lo preparó, no sabe identificar el momento cuando Dios está haciendo algo. ¿Tiene que ver que huela mal para resucitarlo? ¿Depende de eso? ¿De los días que lleva ahí? ¿De qué depende? De la fe, pero esta fe no existiría si no hubiera sido preparada antes. Un martes como hoy me llamaron para avisarme que la hija de una persona que asiste a la iglesia, por robarle el carro, le dispararon y estaba muy grave, cuando llegamos, ya había muerto. Yo por alguna razón, le tenía un pánico de ver a una persona muerta, a mí no mes gustaba ver personas que cuando alguien murió, abren la caja y la ven. Yo no veo eso y no me gusta. Yo pedí entrar a donde tenían el cuerpo, pero había una voz dentro de mí que decía: Ya está muerta, lleva 15 minutos de que murió, además la vas a ver con el tiro en la cabeza y el cuerpo va estar frío, ese era la Marta que uno lleva dentro, porque le quiero contar que en su corazón puede haber una Marta y una María. La Marta está pensando qué haces, pero la María dice que El puso el poder para resucitar los muertos. Y hubo una María capaz de escuchar la Palabra. Marta es figura de la carne, todo lo pregunta, lo cuestiona, no le gusta, si hay que diezmar lo critica, si alguien esta enfermo no cree que lo puede sanar, siempre tiene un argumento para cambiar las cosas. En cambio María dice: “Sí, yo lo creo, ella buscó consuelo, fortaleza y el maestro se lo dio”. La María es la que conoce al maestro y lo que ella diga, hay que hacer. Dice la Biblia que hay que dar gracias por todo y en todo. No son cuestiones humanas, sino que del Espíritu son reveladas, está en su Palabra. Yo lo que menos quiero es echar a perder lo que Dios está haciendo en mi vida por dejar que Marta gobierne en mí. Marta es la que cuestiona los mensajes, la que no cree que a través de un niño le pueda hablar Dios. Pero El siempre va a germinar en nosotros un mensaje que nos prepare para lo que venga. No habrá circunstancias difíciles porque antes Dios nos preparó. Aún el mismo diablo sabe cuánta palabra usted conoce porque lo prueba y cuando llega y lo quiere tentar, usted sabe cómo responderle, pero cuando se da cuenta, como usted no sabe responderle ahí sabe que hacer. Su tiempo de oración va a definir cuanto obtenga usted del cielo, su tiempo de oración va a definir la intensidad de relación que con Dios tenga y su tiempo de oración va a definir la forma en que va a reaccionar de aquí en adelante para todo lo bueno y difícil que para su vida venga. El problema no es que lo despidieron, sino como reaccione de aquí en adelante. Hay gente que la despidieron injustamente y dice: “Bueno, Señor”. Ellos no llegan a maldecir la empresa, sino que llegan a hablar con Dios: “Señor, me despidieron injustamente, me acusan de algo que no hice, pero te pido que hagas justicia. Eso sí, yo sí creo, tengo la seguridad que este sólo es el paso para un mejor trabajo, porque así es el Dios de justicia que yo conozco”. Sólo las personas que tienen fe, le declaran a Dios la expectativa de lo bueno que va a venir. Marta sabía que su hermano iba a resucitar, pero lo trasladó al día postrero. Marta dijo: “Son cuatro días, ya hiede”, pero no importa, lo que voy hacer es ahora, no importa cuanto tiempo lleve.

Hay personas que han llegado a decirle a Dios lo mal que su hijo está, pero eso no le interesa a Dios, a él le interesa la fe con la que usted llega. Señor, mi hijo está en problemas, pero aquí frente a ti hay una mujer, un hombre que cree con todo su corazón que a ese muchacho lo voy a ver bien, con un buen trabajo, un buen hogar, libre, porque aquí hay una mujer que te cree, que dice tu  Palabra: “Tú y tu casa serán salvos”. Pero aquí hay una mujer que crea por la vida de ese hijo, que lo vea restaurado… Ese muchacho va a cambiar, por eso me lo diste, por eso soy su papá, su mamá, por eso soy el canal por el cual voy a restaurar su vida. No espere que pase algo malo para orar o para buscar a Dios, búsquelo porque hay cosas buenas que agradecerle y porque seguramente en ese momento, usted estará listo para el día de mañana. Yo le pido a Dios que no le pase nada malo. Yo le pedí a Dios que no necesito que me vaya mal para buscarlo, cuando me va bien, es cuando más lo tengo que buscar porque ahí es donde me prepara para lo que venga, por eso no menosprecio ningún mensaje, ningún versículo. Aunque creo conocer un poco de la Biblia, Dios me habla por el mismo versículo de una forma diferente.

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