Conéctate a nuestro servicio en vivo
Conéctate a Intercesión
Conéctate a nuestro Discipulado
El amor y la influencia de las madres

El amor y la influencia de las madres

06 de mayo de 2025

Tiempo de lectura: 5 minutos

Los hijos son una herencia de Dios para los padres. [1] Esto significa que vienen de Dios y los educamos para que vuelvan a Dios. Por consiguiente, esa herencia debemos cuidarla, porque lo más valioso que Dios pone en tus manos es la vida de otro ser humano.

Pablo, el apóstol, le insiste a su discípulo Timoteo que se mantenga en la fe no fingida que aprendió de su abuela y de su madre Eunice.[2] Las madres deberían enseñarles a sus hijos a no fingir lo que no son, a ser genuinos.

La madre puede educar a sus hijos para que vivan en bendición.

El primer caso es la madre de Jacob, que intervino para que la bendición de la primogenitura pasara a su vida, pues miró que su hijo mayor la había menospreciado.[3]

Gracias a la influencia de la madre, Rebeca se hizo justicia y cada uno recibió una bendición que determinó su futuro. Educa a tus hijos para que vivan bajo bendición y no bajo maldición.

La madre puede profetizar sobre el futuro de los hijos.

El siguiente caso es el de la madre que le enseñó al hijo por medio de profetizarle su futuro.[4] No les quites sus sueños cuando hablan de lo que quieren ser de grandes; deja que sean soñadores y profetiza el bien que les irá en el futuro. Habla bendiciones sobre su camino para que tus hijos triunfen.

La madre tiene influencia sobre las acciones de sus hijos.

La comunicación gestual entre una madre y un hijo puede ser una gran influencia sobre sus acciones, como María lo hizo con Jesús. Ella le dijo: «Se acabó el vino». Jesús respondió: «Todavía no ha llegado mi tiempo», pero ella respondió que hicieran todo lo que Jesús les dijera.[5] Allí hubo una comunicación en donde solamente los dos podían comprender lo que se tenía que hacer. María usó la influencia que tenía como madre sobre su hijo para decirle: Sí, hijo, ya llegó tu hora. Este es el momento que estábamos esperando, te lo confirmo.

Esa es la influencia que marca las acciones en la vida de los hijos. Madre, usa el amor y la influencia para crear mejores personas, forma buenos modales para que aprendan a vivir y relacionarse con el mundo, cuando llegue su momento.

El amor conmovedor de una madre

Este caso lo traen a Salomón para que decida sobre una situación entre dos madres y bebé que murió y otro que vive, porque ambas vivían juntas. El bebé vivo; ahora las dos lo dan como su propio hijo y causan tal conflicto que vienen a buscar justicia con el rey Salomón.[6] La propuesta del Rey fue partir en dos al bebé vivo, pero la verdadera madre desde sus entrañas se conmovió llena de amor por su hijo y gritó: «No, no, no». Dejen que viva; prefiero entregarlo.

El rey supo así quién era la verdadera madre, por ese amor entrañable que surgió y le entregó a su hijo, pues la otra mujer decía: «Si ni para ella, ni para mí, que muera». Lo conmovedor es que ambas eran rameras;[7] es posible que no sabían quién era el padre de la criatura, pero su amor sacrificial por su hijo es admirable y aleccionador para nosotros porque una madre, es una madre.

Madres, las necesitamos; que tu influencia sea usada para el bien de tus hijos. Las madres son más que indispensables en la sociedad. No dejen de marcar el camino. Sean como una brújula y no permitan que sus hijos se pierdan.

Referencias

[1]Salmos 127:3 (RVR1960):  He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.

[2]2 Timoteo 1:5-8 (RVR1960): Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios.

[3]Hebreos 12:15-17 (RVR1960): Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.

[4]Proverbios 31:1-2 (RVR1960): Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre. ¿Qué, hijo mío? ¿y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis deseos?

[5]Juan 2:1-5 (RVR1960): Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.

[6]1 Reyes 3:17-27 (RVR1960): Y dijo una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa. Aconteció al tercer día después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa. Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. Y se levantó a medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto. Y cuando yo me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, he aquí que estaba muerto; pero lo observé por la mañana, y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz. Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey. El rey entonces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice: No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Y dijo el rey: Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada. En seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra. Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo. Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre.

[7]1 Reyes 3:16 (RVR1960): En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante de él.

Temas relacionados:
| | | |

¿Te gustó? Compártelo en tus redes

También te puede interesar

El amor y la influencia de las madres

Pastor Cash Luna

La influencia de una madre es esencial para el desarrollo social y emocional de los hijos; con su estilo de crianza condiciona su bienestar presente y futuro.

La voz de Dios

Pastor Sergio Hornung

Sintoniza tu capacidad auditiva con una sola voz en medio de tanto ruido; hoy aprendemos cómo hacer para liberarnos de la influencia dañina de la contaminación auditiva.

¡Jesús resucitó! … ¿Y ahora qué?

Pastor Juan Diego Luna

La vida del hombre es como una estrella fugaz en la línea eterna del tiempo de Dios; aprendamos lo que significa la eternidad en el corazón de los hombres.