10 de septiembre de 2024
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Cuando Dios habla tiene una promesa de bendición, como lo indica el profeta Joel, donde encontramos tres promesas con indicadores precisos sobre cómo hacer que todo sobreabunde en medio de una gran hambruna.[1] Pero Dios no dice que va a suplir, dice que hará que todo lo perdido, sea devuelto y se desborde gracias a la abundancia, pero Dios no está en la abundancia, está en la sobreabundancia.
Lo importante es la condición, no tener otro Dios. Soy el Dios único y no hay otro para poner en orden tus prioridades, tu enfoque en sus maravillas, para bendecir tu trabajo, tu economía porque lo habla en el contexto de la provisión. Entonces, no poner al falso dios de las riquezas por tu esperanza es lo que abre esta nueva dimensión. No corromperse por amor al dinero hará que la palabra de Dios no se ahogue en tu vida. El tema no es solo provisión abundante, sino quien es el Señor y Dios en tu día a adía.
Primero Dios restaura tu economía hasta sobreabundancia, lo segundo es que derrama su Espíritu Santo para hacerte sabio y conocedor de Su verdad en medio de la riqueza para tu familia y quienes la rodean bajo sus dones sobrenaturales y cuando esos indicadores de bendición han ocurrido se cumple la tercera promesa ‘y todo el que me invoque será salvo’.
Al leer en levítico se observa el daño de los pecados contra la dignidad y el honor en donde la restitución trae sanidad y liberación de toda calumnia y mentira que amenaza con detener el crecimiento y la bendición.[2] Levanta tus manos y di conmigo: Señor, hoy creo tu palabra que habla de la restitución, perdono todo lo que me han hecho, me han quitado y me han robado, a la vez creo en tu promesa de restitución en el nombre de Jesús, tu hijo. Amén.
No podemos condicionar a Dios por falta de conocimiento en este tema de riqueza basados en su provisión, tampoco olvidarnos que es Dios el que da el poder y la gracia para conseguir y gestionar los bienes.[3-4] Por consiguiente, el dinero no condiciona tu relación con Dios, según tengas o no tengas escasez, o abundancia y es tan importante que se insistirá hasta que te enfrentes a esta verdad, cara a cara y no te apartes de Su presencia y servicio, tan solo por tu economía.
Por el contrario, Pablo enseña que todos podemos estar solícitos para dar, pero no lo haremos si no se da la oportunidad. Opuesto al hombre que condiciona a Dios por su economía nos enseña la actitud en ambos extremos de la riqueza: aprender a contentarnos porque todo lo podemos en Cristo que nos fortalece. En ambas condiciones seguimos sirviendo y adorando al Dios vivo y verdadero, esa es la actitud y postura correcta.
Entonces, la relación con el dinero no determina mi relación con Dios, ni mi servicio para Él. Doy según lo que tengo, pero recibo según los recursos que Dios tiene en forma ilimitada y creciente. Lo importante es recordar que ‘mi Dios suplirá todo lo que nos falte según sus riquezas en gloria’ y nunca será lo mismo vivir por tus fuerzas que por las riquezas que Dios nos da, por eso Dios permite que Dios lidere tu economía porque es donde veremos su poder y su gloria.
Finalmente, en la lógica de Dios siempre se respaldará al sembrador. ¡Siembras más en su reino y recibirás más! Permite que su gracia abunde en tu vida con toda generosidad para abundar en toda buena obra. Dios está buscando las manos correctas para depositar su riqueza y encontrará las personas que saben, que conocen, que dominan el tema y están preparados para recibir, para dar, para ver la provisión, la multiplicación hasta estar enriquecidos en todo.
[1]Joel 2:23-32 (RVR1960): Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio. Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite. Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros. Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado. Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo jamás será avergonzado. Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.
[2]Levítico 6:1-5 (RVR1960): Habló Jehová a Moisés, diciendo: cuando una persona pecare e hiciere prevaricación contra Jehová, y negare a su prójimo lo encomendado o dejado en su mano, o bien robare o calumniare a su prójimo, o habiendo hallado lo perdido después lo negare, y jurare en falso; en alguna de todas aquellas cosas en que suele pecar el hombre, entonces, habiendo pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o el daño de la calumnia, o el depósito que se le encomendó, o lo perdido que halló, o todo aquello sobre que hubiere jurado falsamente; lo restituirá por entero a aquel a quien pertenece, y añadirá a ello la quinta parte, en el día de su expiación.
[3]Proverbios 30:7-9 (RV1960): Dos cosas te he demandado; no me las niegues antes que muera: vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.
[4]Proverbios 30:2-3 (RV1960): Ciertamente más rudo soy yo que ninguno, ni tengo entendimiento de hombre. Yo ni aprendí sabiduría, ni conozco la ciencia del Santo.
[5]Filipenses 4:10-20 (RV1960): En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; pues aún a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.
[6]2 Corintios 9:6-11 (RV1960): Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; como está escrito: repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.
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Abundancia | Economía divina | Provisión | Restitución | Riqueza
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